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La ola verde que inunda Europa

Impulsados por el movimiento juvenil contra el cambio climático, los partidos ecologistas viven su era dorada. Su éxito electoral, sin embargo, parece circunscribirse a los países más ricos de Europa

La ola verde que inunda Europa
La ola verde que inunda EuropaTeresa Gallardo

Nacidos en los años setenta para dar respuesta a una preocupación ambiental olvidada por los grandes partidos, Los Verdes se consolidan hoy como una fuerza política decisiva en Europa. La creciente inquietud social por el cambio climático, agitada por los jóvenes durante meses en los «Fridays for Future», dan oxígeno a un movimiento político transversal que va más allá de la división izquierda–derecha. Su votante tipo es un ciudadano urbano, profesional y con estudios universitarios.

Políticamente, los ecologistas ven con recelo la bajada de impuestos pero sí abogan por una mayor presión fiscal para grandes empresas y compañías tecnológicas, luchan contra la brecha salarial y apoyan programas contra la violencia machista. También critican el auge de la extrema derecha y piden una Europa más abierta y receptiva a acoger a refugiados.

Las elecciones europeas de mayo demostraron el auge de los ecopacifistas, que se convirtieron en la cuarta fuerza de la Eurocámara con 74 eurodiputados. Su éxito fue especialmente significativo en los grandes países de la UE. En Alemania, «sorpassaron» por primera vez a los socialdemócratas y fueron la fuerza más votada tras los conservadores de Angela Merkel. En la polarizada Francia, lograron la tercera posición tras la ultraderecha de Marine Le Pen y el partido de Macron, la República en Marcha. En Reino Unido, fueron cuartos, por delante de los conservadores.

Alemania es un buen ejemplo de cómo un partido protesta liderado por antiguos líderes de la Revolución del 68 (Joschka Fischer y Daniel Cohn Bendit) se convirtió en partido de Gobierno en la coalición rojiverde del canciller Gerhard Schröder (1998-2005). El pragmatismo demostrado entonces ha convertido a Los Verdes en un socio cortejado tanto por la derecha como por la izquierda. En la vecina Austria, por ejemplo, el conservador Sebastian Kurz explora desde noviembre un pacto con los ecologistas tras la nefasta experiencia con la ultraderecha. Además, el presidente federal, Alexander Van der Bellen, es el antiguo portavoz de Los Verdes. Más al norte, Los Verdes cuentan con ministros en Suecia y Finlandia y con una jefa de Gobierno en Islandia (Katrin Jakobsdottir).

En cambio, sus ideas no parecen tener la misma acogida en el sur y este de Europa, donde la desigualdad social parece ser la principal inquietud de la población. «Las preocupaciones relacionadas con la migración, el nacionalismo, el paro, la economía o la vivienda centran gran parte del debate político», lamenta Loïc Alejandro, coportavoz de EQUO, la formación española creada en 2011 y que ha concurrido a las elecciones en coalición sucesivamente con Compromis, Izquierda Unida y Podemos y Más País. En el caso de los antiguos países comunistas, su tolerancia con la inmigración y el ser vistos como partidos de izquierda perjudican a las formaciones ecologistas.