Líbano

Líbano teme que los campos de refugiados se conviertan en un foco de contagio descontrolado

En el país de los cedros uno de cada cuatro habitantes es desplazado de guerra en algunas de las instalaciones no hay ni agua potable. “Las medidas son casi nulas”, denuncia un cooperante

Al Faydah refugee camps in the Bekaa Valley
Refugiados sirios en el campo de Al Faydah, en el valle de la BekaaNABIL MOUNZEREFE

En los campos de desplazados palestinos y los asentamientos temporales para sirios del Líbano es difícil mantener la distancia de seguridad, ya que están hacinados o controlar las idas y venidas. El país del cedro es quizás “un ejemplo para los países de la región de cómo se han tomado las medidas preventivas para no expandir el coronavirus pero en terreno de los refugiados las medidas son casi nulas”, aseguró a la RAZÓN un trabajador humanitario en el campo de salud sin dar su nombre.

No obstante, los campos de refugiados son, en definitiva, un factor de riesgo importante para la propagación del Covid-19 y teniendo en cuenta que en el Líbano 1 de cada 4 habitantes es refugiado las autoridades tendrían que haber tenido un plan de contención. Estamos hablando de 1.5 millones de sirios y más de 400.000 palestinos en un país de 4.5 millones de libaneses.

Recientemente, el líder cristiano de las Fuerzas Libanesas criticó al Ejecutivo libanés por no haber puesto “medidas necesarias” con respecto a los campos de refugiados palestinos y asentamientos de sirios en el Líbano, que, según él, pasan por “cerrar todos los campos y evitar que entren o salgan". En el país de los cedros se han registrado 230 casos positivos de Covid-19 y cuatro han resultado fatales.

En los campamentos de refugiados palestinos ONGs internacionales y la Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados Palestinos (UNRWA) iniciaron esta semana una campaña para esterilizar los lugares como parte de su lucha contra el coronavirus en los campamentos en el Líbano. En total hay 11 campamentos palestinos y ya se ha hecho la campaña de esterilización en Burj Al Barajneh, señalo a LA RAZÓN Yehia, un refugiado palestino que trabaja con una ONG local.

Asimismo, ACNUR está llevando a cabo campañas de sensibilización sobre el coronavirus en campamentos y fuera de ellos , especialmente en áreas con una alta concentración de refugiados, enfocándose en el lavado de manos y las medidas de higiene respiratoria como usar máscaras y la identificación inmediata de los síntomas.

Sin embargo, el problema principal es que muchos de estos asentamientos en zonas remotas y no hay controles oficiales por los que esos refugiados campas a sus anchas.

Según la ONG Consejo de Refugiados Noruego (NRG, en sus siglas en inglés), es muy difícil luchar para prevenir la propagación entre los refugiados y los desplazados internos ya que “a menudo se encuentran en lugares superpoblados o donde la salud pública y otros servicios ya están sobrecargados o con pocos recursos”.

De hecho, Líbano solo tiene un hospital público en Beirut donde se está tratando a los contagiados con el Covid-19 y “está sobresaturado y hay falta de kit de higiene”, lamentó a este periódico Maya, una enfermera del Hospital Rafic Hariri.

Si bien, desde la Organización Mundial de la Salud (OMS) no se ha informado de ningún caso de corona virus entre los refugiados, las difíciles condiciones de vida a la que se enfrentan los más de 12.000 de refugiados y migrantes repartidos por Oriente Medio, Turquia y las islas griegas, pone a este sector de la población en alto riesgo. Los sirios con cerca de siete millones van en cabeza, seguidos de los afganos con cerca de 3 milones y sudaneses, 2 millones.

“Intentamos que la gente tome conciencia, que es muy importante lavarse las manos. Pero muchos campamentos no tienen agua potable”, advirtió a LA RAZÓN desde Idlib, Mustafa Hashim, un activista opositor.

En toda Siria hay 6.2 millones de desplazados internos y sólo Idlib alberga 3 millones de desplazados. Esta provincia ha sido, recientemente, la zona más bombardeada por el régimen sirio y Rusia y los servicios de salud, prácticamente están colapsados. “En Siria no se han reportado muchos casos, lo cual no significa que no los haya, sino que simplemente no hay medios para poder detectar el virus”, advirtió, por su parte, el doctor Khalef, de la Sociedad Médica Sirio-Estadounidense. "Si hubiese un brote de la epidemia, la situación sería muy grave” puntualizó.

La excepción de Jordania

En la vecina Jordania la situación es más estable. Según ACNUR, ningún caso de Covid-19 fue detectado entre los refugiados. "No hay riesgo en los campamentos, porque las medidas preventivas dentro de ellos son las mismas que las de afuera” señaló un portavoz ACNUR. “Los hospitales dentro de los campamentos están preparados para responder a cualquier situación. Anteriormente, experimentamos crisis similares como el SARS. Los pasos para responder son similares”, explicó Mohamed Hawari.

Para las autoridades turcas el intento de prevenir el brote de coronavirus en los campamentos de refugiados es una "misión imposible”. De hecho, Turquía ha abierto sus puertas de salida, no de entrada a los refugiados. Ahora decenas de miles de ellos se agolpan en las fronteras con Grecia, intentado cruzar a Europa por los pasos terrestres o por el mar Egeo.

En lo ya abarrotados campos de refugiados de la isla de Lesbos, un refugiado que había viajado desde Egipto dio positivo en el test de virus, levantando los temores de un brote entre refugiados y migrantes, que podrían dificultar aún más el diálogo entre los países de la UE y Turquía.