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EE UU ultima un rescate dos veces superior al de la gran recesión de 2009

La Casa Blanca y el Senado pactan un paquete de ayudas de 2,5 billones de dólares para empresas y familias contra los daños del coronavirus

La buena noticia es que el poder legislativo de EE.UU ha aprobado un plan de estímulo de dimensiones históricas para paliar los efectos del coronavirus. Más de 2,5 billones de dólares, aproximadamente el doble de la partida, de por sí inmensa, aprobada en 2009, en mitad de la gran recesión.

Situados en la primera línea de la lucha contra el virus, los hospitales recibirán hasta 100.000 millones de dólares en ayudas, indispensables para comprar materiales de todo tipo, reforzar o ampliar sus instalaciones, cubrir las necesidades de personal, etc. Por otro lado los ciudadanos estadounidenses recibirán un cheque de 1.200 dólares, 2.400 por unidad familiar; dependiendo, claro está, de los ingresos anuales.

Los pequeños negocios, axfisiados en los lugares calientes de la pandemia, como Nueva York o California, podrán acceder a préstamos siempre y cuando garanticen que no despedirán a sus trabajadores. En el caso de que la empresa pague su nómina a los empleados mientras dure la crisis el préstamo federal será posteriormente condonado.

El paro crecerá hasta alcanzar las 13 semanas e incluirá entre otros a los freelancers, los trabajadores de empresas como Uber, etc. Las grandes empresas también podrán ser reescatadas mediante préstamos. Eso incluye, por ejemplo, a las aerolíneas, uno de los sectores más golpeados, con decenas de miles de cancelaciones y buena parte de sus flotas en tierra.

Las empresas rescatadas no podrán de ninguna manera recomprar acciones hasta pasado no menos de un año de haber recibido el último préstamo federal. Se trata, en definitiva, de evitar que en el río revuelto de la crisis algunas corporaciones aprovechen para lucrarse con las ayudas públicas.

El acuerdo, fruto de un tenso diálogo en el que los negociadores abandonaron la mesa en varias ocasiones, fue saludado con contenida euforia por sus principales arquitectos.

Mitch McConnell, líder de la mayoría republicana en el Senado, sin duda el hombre más importante en el partido después del presidente Donald Trump, saludó la buena nueva en twitter: «Por fin, tenemos un trato. Después de días de intensas discusiones, el Senado ha alcanzado un acuerdo bipartidista sobre un paquete de ayuda histórica para esta pandemia. Vamos a aprobar esta legislación hoy». Horas antes, en un intento de presionar a sus colegas, y acaso también de sacudirse la presión, había comentado que «Las pequeñas empresas, familias trabajadoras y personal de respuesta médica en todo el país necesitan ayuda ahora». «No podemos permitirnos perder otro momento», añadió.

Steven Mnuchin, secretario del Tesoro, también presente en las negociaciones, garantiza el sí de la Casa Blanca. Chuck Schumer, el líder de la minoría demócrata, senador por Nueva York, apuntó que el plan ha sido diseñado para «colocar las personas y a los trabajadores primero». «Luchamos para enviar recursos muy necesarios para combatir el coronavirus. El acuerdo ahora refleja esas prioridades». Entre los asuntos más espinosos, y que de momento han quedado apartados, estaba la pretensión demócrata de extender la cobertura de la baja por enfermedad,.

Pero no todo son noticias luminosas ni aplausos. Para empezar la presidente del Congreso, la demócrata Nancy Pelosi, ha lamentado que el plan está lejos del texto que aprobó el Congreso. Con el pragmatismo que le caracteriza parece haberlo tomado como el mal menor e intentará que sea aprobado esta misma semana, quizá hoy jueves. Para lograrlo, y evitar que los congresistas, desperdigados por todo el país, tengan que viajar hasta Washington, pretende que el voto sea telemático. Pero existe un riesgo: bastarían un voto negativo, un solo voto en contra de un congresista rebelde, para bloquear el acuerdo.

Entre tanto el gobernador de Nueva York, Andrew Cuomo, denuncia que los fondos destinados a Nueva York, 3.000 millones de dólares están muy lejos de cubrir las dramáticas necesidades de la ciudad. «¿Qué significa para el estado de Nueva York? 3.800 millones de de dólares parece mucho dinero… pero el déficit de ingresos se cifra en 9, 10, 15 mil millones. De hecho la respuesta al virus ya nos ha costado cerca de mil millones».

Claro que Schumer hablaba ayer mismo de hasta 40.000 millones. Está por ver qué previsiones se cumplen. Cuomo, que ha emergido estos días como el gran líder político de esta crisis, cuyas alocuciones diarias televisadas son ya un un rito obligatorio para millones, avisa de que Nueva York es el laboratorio del resto del país. La fotografía del futuro inmediato. El gran teatro que anticipa el terremoto.

Lo que EE.UU contempla en la Gran Manzana podría ser el anticipo fiel de lo que sufran el resto de ciudades y estados durante las próximas semanas. Y el plan podría no ser suficiente si la curva de contagios, lejos de aplanarse en las próximas semanas, mantiene la bestial progresión de estos días.

El New York Times, de hecho, calculaba nada más conocer los primeros detalles del plan que cubrirá las necesidades más urgentes del país durante los dos próximos meses. Pero si el confinamiento se prolongase durante el verano resultará inevitable lanzar nuevos planes de choque. Más que de estímulos, los editorialistas del rotativo prefieren hablar de pagos de supervivencia. No se trata tanto de reflotar la economía como de evitar que decenas de millones de personas acaben en la ruina al tiempo que una ola de quiebras destruye el tejido empresarial.