Medio Ambiente

Qué es el ecocidio y por qué en Francia quieren convertirlo en delito

La Convención Ciudadana por el Clima francesa quiere que la destrucción de biodiversidad está penalizada por la justicia

UE pide acción urgente para evitar daño irreversible en ecosistemas marinos
Varios activistas del grupo ecologista Extinction Rebellion participan en una protesta para exigir medidas contra el cambio climático en Copenhague (Dinamarca)Mads Claus RasmussenEFE

Es la palabra de moda. Ecocidio. Ha cobrado un nuevo impulso después de los buenos resultados de los ecologistas en las elecciones municipales de Francia y del ambicioso programa anunciado por el presidente Emmanuel Macron para colocar a Francia a la vanguardia de la lucha contra el cambio climático y de la transición hacia una economía más verde.

Para ello, 150 ciudadanos franceses elegidos por sorteo para formar la Convención Ciudadana por el Clima se han encargado de hacer propuestas en favor del clima. Dos de sus peticiones han sido introducir la lucha contra el cambio climático en la Constitución francesa y crear el delito de ecocidio.

Pero, ¿qué es el ecocidio? Se considera ecocidio la destrucción extensa o la pérdida de ecosistemas de un territorio concreto, normalmente deliberada y masiva, que pueda poner en peligro la habitabilidad de poblaciones enteras. Este término se utilizó por primera vez en 1970, en la Conferencia sobre la Guerra y la Responsabilidad Nacional, en Washington, donde el biólogo Arthur W. Galston propuso un acuerdo internacional para acabar con el ecocidio.

En Francia, la Convención Ciudadana por el Clima define ecocidio como “toda acción que haya causado graves daños ambientales al contribuir de manera manifiesta y significativa a sobrepasar los límites planetarios, acción cometida teniendo el pleno conocimiento de las consecuencias que iba a producir y que no podían ser ignoradas”.

Los defensores de introducir cambios legales para tipificar el ecocidio como crimen consideran que los gobiernos tienen que poner en marcha acciones colectivas para frenar la destrucción de la biodiversidad. También apoyan la reducción del consumo de los ciudadanos, si bien no persiguen criminalizar el consumo de particulares sino las prácticas de los grandes productores. En este sentido, abogan por acabar con la obsolescencia programada de los electrodomésticos y aparatos tecnológicos.

El profesor austriacoFranz J. Broswimmer define el ecocidio como “conjunto de acciones realizadas con la intención de perturbar en todo o en parte un ecosistema humano. El ecocidio comprende el uso de armas de destrucción masiva, nucleares, bacteriológicas o químicas; el intento de provocar desastres naturales (…); el uso de bombas para alterar la calidad de los suelos o aumentar el riesgo de enfermedades; el arrasamiento de bosques o terrenos de cultivo con fines militares; el intento de modificar la meteorología o el clima con fines hostiles; y finalmente, la expulsión a gran escala, por la fuerza y de forma permanente, de seres humanos o animales de su lugar habitual de residencia para facilitarla consecución de objetivos militares o de otro tipo”.

¿Se puede crear un tribunal internacional de justicia climática? Rosel Soler Fernández, del Instituto Español de Estudios Estratégicos, consideraba aquí que encuadrar el ecocidio como crimen internacional “es poco realista”. Decía, en primer lugar, que ello “exigiría el elemento intencional, es decir la intención de causar un daño grave o destrucción de un ecosistema, mientras que la gran mayoría de daños graves al medio ambiente se producen de una manera imprudente; y en segundo lugar, porque exigiría como finalidad la intención de exterminio o de acabar o desplazar a una comunidad, etc., que no siempre se produce”.