Internacional

“El plan de Trump era que Biden se pusiera nervioso y pasarle por encima”

David A. Bateman, profesor de la Universidad de Cornell, analiza para LA RAZÓN el debate presidencial “más acalorado y tenso” en la historia de Estados Unidos

El exvicepresidente Joe Biden aparece en el televisor del fondo durante su intervención en la Convención Nacional Demócrata
El exvicepresidente Joe Biden aparece en el televisor del fondo durante su intervención en la Convención Nacional DemócrataDavid GoldmanAP

Un debate presidencial caótico y agrio. Así podríamos resumir el primer cara a cara que protagonizaron este martes el presidente Donald Trump y el candidato demócrata Joe Biden. El republicano trató de desorientar a su rival de las próximas elecciones de noviembre con constantes interrupciones y reforzando la incertidumbre sobre lo que pasará el día después de los comicios.

David A. Bateman, profesor de la Universidad de Cornell, analiza para LA RAZÓN el debate “más acalorado y tenso” que se recuerda en la historia de Estados Unidos. Cree que el día de las elecciones “caerá la participación en muchos estados”, que Biden se puso “algo nervioso” ante Trump y que el presidente es “un tirano vulgar e inmaduro”.

-Normalmente, ¿los debates presidenciales durante la campaña electoral en EE UU sirven para convencer a los indecisos a que se decante por un candidato u otro? ¿Hay trasvase de votos?

-Es poco probable que los debates presidenciales en estos momentos cambien muchos votos, aunque todavía pueden hacerlo para un reducido número de votantes indecisos. Dicho esto, es muy probable que en las presidenciales caiga la participación de la gente en muchos estados del país, lo que puede significar un factor importante en las elecciones. Lo más seguro es que los estadounidenses pasen de sufragar y se queden en casa. No votarán ni por correo.

-¿Recuerda algún cara a cara tan bronco como el vivido ayer en la historia reciente de los debates televisados?

-El de ayer puede que haya sido el debate presidencial más acalorado y tenso en la historia de Estados Unidos, pues siempre han sido muy normales desde la década de 1970-80. Sin embargo, últimamente se preveía algo diferente desde los últimos debates que tuvieron lugar en 2016, donde la estrategia de Donald Trump era tratar de ejercer el dominio y mentir sin rodeos. Así son las cosas. No puedes llevar a un bebé enfermo a la ópera y luego sorprenderte de que llore. Las respuestas de Joe Biden fueron naturales y previsibles, y más cuando es imposible seguir las reglas cuando tu rival no lo hace porque ve que existe un mayor temor de que la democracia estadounidense no pueda aguantar el apoyo de la supremacía blanca y la violación de los valores democráticos y del sistema de controles y equilibrios promovido casi todos los días por Trump.

-¿Cayó Joe Biden en la trampa de Donald Trump y en las descalificaciones?

-Es posible que el plan del presidente Donald Trump era que el ex vicepresidente Joe Biden se pusiera nervioso o que lo pasara por encima. Cierto es que Biden se puso algo nervioso –con el comentario de «¿por qué no te callas?»– pero después siguió con la misma estrategia de contraataque. Sin embargo, el resultado final podría beneficiar al candidato republicano. Todo el mundo sabe que Donald Trump es un tirano vulgar e inmaduro, y sus seguidores lo sabían ya en 2016. No es nada nuevo y no le hará mucho daño al presidente. El hecho de que Biden haya reaccionado y respondido así sí que puede provocar que los estadounidenses pasen de los debates pensando que ambos candidatos son iguales, lo que le perjudicaría al candidato demócrata.

-El ex vicepresidente Joe Biden dijo ayer que los votantes estadounidenses «no tolerarán» si Trump pierde las elecciones de noviembre y se niega a dejar el cargo. Pero, ¿es esto una posibilidad real?

-Totalmente. Hay posibilidades de que el presidente Donald Trump no abandone el cargo pese a perder las elecciones en noviembre. Sin embargo, lo más probable que ocurra es que no solo se niegue a dejar la presidencia, sino que además mienta y ponga en duda los resultados de los comicios y luego anime a que las legislaturas estatales se hagan con el control –algo totalmente antidemocrático– para decidir sobre sus propios electores. Lo dicho, es muy posible que no se vaya, manipulará el proceso.