EE UU

Trump boicotea al Congreso

Veta el presupuesto de defensa y amenaza con bloquear el paquete de estímulo aprobado por ambos partidos si no se aumentan a 2.000 dólares las ayudas directas a los ciudadanos

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A Donald Trump no le gusta el paquete de estímulos aprobado por los dos partidos en la Cámara de Representantes. Entiende que los 900.000 millones de dólares se quedan muy cortos. Considera que los cheques de 600 dólares no alcanzan a cubrir ni un tercio de lo que necesitan las familias y los consumidores estadounidenses, no digamos ya las empresas, que tendrán que enfilar unas líneas de crédito bastante más restrictivas que las del paquete de primavera. El proyecto, detallado en más de 5.000 meticulosas páginas, fue lentamente acordado por los equipos negociadores de los dos partidos. Pero ahora Trump estima que los 300.000 dólares en ayudas para las pequeñas empresas y los cheques a ciudadanos y parados deben multiplicarse.

Trump, además, vetó el presupuesto de defensa, aprobado por el Congreso por una abrumadora mayoría. «Desafortunadamente, este proyecto de ley no incluye medidas cruciales para la seguridad nacional» y «va en contra de los esfuerzos de mi Gobierno de poner a Estados Unidos en primer lugar en seguridad nacional y política exterior», aseguró.

Se da la paradoja de que uno de los principales actores en la negociación fue Steven Mnuchin, el secretario del Tesoro, que teóricamente actuaba como correa de transmisión del presidente. Otro actor fue Larry Kudlow, director del Consejo Económico Nacional. Los dos mantuvieron informado a Trump de los pormenores de las negociaciones. Nadie vio venir sus protestas. A Mnuchin, y por supuesto a los líderes republicanos en el Senado, el paquete les parecía mucho mejor que a sus rivales demócratas. Da igual.

Trump quiere aumentar el cheque de 600 dólares a 2.000, o 4.000 en el caso de las parejas. Por si acaso alguien lo acusa de manirroto, y no faltarían razones dado que el déficit es de 7 billones de dólares, un 37%, Trump le ha «pedido al Congreso que se deshaga de inmediato de los elementos innecesarios y derrochadores de esta legislación y que me envíe un proyecto de ley adecuado».

No ha dicho de forma explícita que se negará a firmar, pero ha sembrado de minas el camino de todos los republicanos que osen no secundarle. Todo dependerá de hasta qué punto esté dispuesto a seguir. Si continúa hablando contra quienes se opongan a subir la cuantía de los cheques, colocará en una posición muy delicada a los miembros de su propio partido. Desde luego, los demócratas han visto inmediatamente las posibilidades del conflicto.

Una de las primeras en saludar los argumentos de Trump fue Nancy Pelosi, presidenta del Congreso. «Los republicanos se negaron repetidamente a decir qué cantidad quería el presidente para los cheques directos» y «se negaban a subir de los 600 dólares, incluso propusieron 500 en algunos casos», escribió. «Por fin, el presidente ha aceptado los 2.000 dólares. Los demócratas están listos para llevarlo a la Cámara buscando el consentimiento unánime».

La mención a la unanimidad es clave: bastaría con que un solo congresista o senador vote en contra para que naufrague la propuesta de aumentar la cuantía de los cheques. Al mismo tiempo, resulta crucial que el presidente firme y pueda evitarse el cierre del Gobierno federal. «¡Señor presidente», lo ha conminado Pelosi, «firme el proyecto de ley para mantener abierto el Gobierno! ¡Inste a McConnell y McCarthy a que estén de acuerdo con la solicitud de consentimiento unánime demócrata para pagos directos de 2.000 dólares! ¡Se puede lograr antes del mediodía de la víspera de Navidad!».

Los legisladores que digan «no» arriesgan la ira tuitera de un presidente empeñado en disparar contra los suyos. A los republicanos les ha salido un enemigo insospechado y a los demócratas un aliado con el que nadie contaba.