Perdón presidencial
Trump indulta a su ex jefe de campaña Paul Manafort, a su ex asesor Roger Stone y al padre de su yerno
El todavía presidente ha perdonado a los implicados de en la trama rusa y a uno de sus familiares
En la gran ola de indultos presidenciales la última, o penúltima, ronda ofrecida por Trump ha sido calificada por como una maniobra «podrida hasta la médula» por el senador republicano por Nebraska, Ben Sasse. El presidente, en efecto, ha perdonado a su jefe de campaña en 2016 Paul Manafort, a su amigo, Roger Stone y al multimillonario Charles Kushner, padre de su yerno, Jared, marido de Ivanka Trump. Los dos primeros terminaron en la cárcel por sus trabajos como lobbistas, el otro, Kushner, confesó haber contratado a una prostituta para que se acostara con su cuñado y chantajearlo.
Manafort fue la gran apuesta de Trump en la campaña de 2016 para ganarse los favores del partido y establecer puentes con su “establishment”, que no dejaba de considerar al empresario con las precauciones debidas a los soldados de fortuna demasiado exitosos. Lobbista de Moscú y Ucrania, publicista de dictadores, colaborador de los presidentes Gerald Ford, Ronald Reagan y Bush padre, Manafort fue condenado a siete años y medio de cárcel por fraude. Cuando Trump supo de su suerte escribió que se sentía «muy mal por él y por su maravillosa familia». «La “justicia” ha necesitado un caso de impuestos de hace 12 años entre otras cosas, y aplicar una presión tremenda sobre él. Pero a diferencia de Michael Cohen [ex abogado de Trump], se negó a “romperse”: a inventar historias para obtener un “trato”.” Mi respeto por un ¡hombre! valiente». Una de las jueces que lo condenaron, Amy Berman Jackson, no parecía tan conmovida. En su sentencia le recordó a Manafort que había mentido «a los miembros del Congreso y a la sociedad estadounidense». Para Jackson, Manafort, lejos de mostrarse a la altura del patriotismo que invocaron sus abogados durante el juicio, hizo lo que hizo para «mantener un estilo de vida en el nivel más extravagante y opulento posible», con «más casas de las que podía vivir» y «más trajes de los que un hombre puede usar». Manafort también habría asistido a la reunión en la Torre Trump con los misteriosos emisarios rusos que aseguraban disponer de información contra Hillary Clinton, cuyo servidor de correo fue saqueado por piratas informáticos.
La fiscalía, por cierto, estaba convencida de que Manafort se había reunido en diversas ocasiones con Julian Assange. Assange, reclamado por la justicia estadounidense por espionaje y traición, también tuvo relación otro de los indultados por el magnánimo Trump, Roger Stone. Lobbista cercano al presidente, condenado a 3 años de cárcel por mentir al Congreso, obstruir una investigación y manipular a testigos, su sentencia ya fue conmutada por Trump, que ahora además le entrega la redención del indulto.
En cuanto al padre de Jared, merece la pena recordar las palabras de Sarah Ellison, de “Vanity Fair”, en una pieza titulada “Cómo Jared Kushner se convirtió en el Mini-Yo de Donald Trump”, donde explicaba que «Charles fundó la empresa familiar y fue uno de los pilares del partido demócrata en Nueva Jersey hasta que se declaró culpable de evasión fiscal, manipulación de testigos y ofrecimiento de donaciones ilegales a las campañas políticas. Por no mencionar que contrató a una prostituta para que se acostara con su hermano, grabó el incidente y envió la cinta a su hermana. Cumplió un año de cárcel en una condena de dos». El fiscal que lo envió al presidio fue nada menos que Chris Christie, posteriormente gobernador de Nueva Jersey, más adelante candidato a las primarias republicanas, y rival de Trump en 2016, y finalmente aliado y colaborador del presidente saliente. Entrevistado el año pasado, Christie ha calificado el caso como «uno de los crímenes más repugnantes y repugnantes» en los que trabajó durante su carrera. Cualquiera de ellos da para un tratado sobre los privilegios de los fontaneros del poder y, sobre todo, sobre las peripecias de una presidencia extrema. El día anterior Trump ya había indultado a George Papadopoulos, condenado en el marco de la investigación del Rusiagate, igual que al abogado Alex van der Zwaan. Otros dos individuos perdonados fueron los ex congresistas republicanos Duncan Hunter y Chris Collins. Trump ha añadido ahora a la ex esposa de Hunter, Margaret, que al igual que su marido confesó haber usado los fondos de una campaña electoral para gastos privados. Igualmente perdonó a varios contratistas militares de Blackwater, implicados en el asesinato de 17 civiles en Irak. Sin olvidar al ex consejero de Seguridad Nacional, Michael Flynn, que mintió al FBI y la fiscalía sobre sus contactos con el entonces embajador ruso en EEUU, al que en la inminencia de las elecciones de 2016 habría pedido que no tomase ninguna medida contra EE.UU. a la espera de conocer los resultados
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