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Alemania, el epicentro de los negacionistas y las teorías

Las cifras récord de contagios y muertos no frenan las protestas de los grupos antivacunas y conspiracionistas

Un hombre en Berlín en una protesta con las restricciones por la covid
Un hombre en Berlín en una protesta con las restricciones por la covidFILIP SINGEREFE

Ni siquiera la cifra de mil muertos al día les impone. Tampoco las imágenes de las incineradoras trabajando el día de Navidad. Una minoría de alemanes ha decidido que la pandemia no existe y no están dispuestos a admitir hechos como la sobremortalidad que ha tenido el país en octubre, o las consecuencias a largo plazo de la infección que sufren miles de alemanes. En medio de los peores días de la pandemia, el movimiento «Querdenken» se manifestaba en varias ciudades, si bien uno de sus iniciadores llamaba a no protestar durante las próximas semanas, para «cargar fuerzas para primavera».

En Düsseldorf salían a la calle varios cientos de personas el miércoles. Durante la marcha, la megafonía decía cosas como «os podéis meter la vacuna por el culo» o se pedía que metieran en la cárcel al ministro de Sanidad y al director del Instituto Robert Koch. En Múnich se manifestaban el martes. «Todo ésto no se acabará con la vacuna. Quieren seguir adelante», aseguraba un hombre que se presentó como Markus Haintz y decía ser abogado. «No tenemos más división de poderes», aseguraba. El mensaje implícito de que el Gobierno ha impuesto una dictadura se repite en este tipo de manifestaciones.

En Nochevieja el grupo «Resistencia Democrática» planea una «revolución» en Berlín, según su web. El organizador sería «el pueblo alemán». También en Stuttgart y Aachen el 2 de enero.

El movimiento alemán de negación de la pandemia comenzó a finales de abril en varias ciudades con su centro principal en Stuttgart y alcanzó su apoteosis en agosto, cuando después de una manifestación multitudinaria no autorizada un numeroso grupo de asistentes trató de asaltar el Parlamento portando banderas del Reich. Poco después tenía lugar un atentado con un objeto incendiario contra el edificio del Instituto Robert Koch. Por esas fechas el país mantenía la pandemia bajo control. Las ideas de que la pandemia es una falsa y de que las mascarillas no sirven para nada o incluso son peligrosas calaban en parte de la población.

Los llamados «ciudadanos del Reich», un grupo de extrema derecha peligroso y violento, ha participado de forma visible en estos movimientos. Si bien es un grupo minoritario, el partido ultra Alternativa por Alemania (AfD), la tercera fuerza en el Bundestag, también ha contribuido en buena manera a inflamar las protestas negacionistas. En el epicentro actual de la pandemia, el Estado de Sajonia es donde el partido obtiene mejores resultados y el diario «Tagesspiegel» ha comparado cómo en las regiones donde el partido tiene mejores resultados la expansión de la pandemia es mucho mayor.

Varios diputados han criticado la obligación de llevar mascarilla incluso en el Parlamento. Una cuarta parte de los votantes cree que la pandemia es una conspiración, según un sondeo del «Frankfurter Allgemeine Sonntagszeitung». Un 40% más de votantes cree que «es posible» que la pandemia sea un plan para controlar a la población. El movimiento PEGIDA ha puesto en cuestión las medidas anticovid.

Simpatizantes de sectas como Qanon también han estado presentes en el movimiento alemán contra las medidas de contención de la pandemia. Este grupo, originario de EE UU, habla una élite mundial de pedófilos que se nutren de niños secuestrados para producir una sustancia que supuestamente rejuvenece.

Hay otro relato conspiranoico que habla del llamado «Gran Reinicio». Esta teoría, propagada en vídeos y redes sociales sobre todo por miembros de la ultraderecha en Alemania, asegura que los dirigentes mundiales han ideado la pandemia con el fin de imponer un régimen totalitario marxista y un nuevo orden Mundial».

Según dicha creencia, la pandemia sería tan solo el primer paso para imponer una renta básica universal, desposeer a todos los individuos de sus pertenencias, acabar con el dinero en metálico y que pasen a tomar créditos del Fondo Monetario Internacional (FMI). Esta teoría está muy difundida en el mundo angloparlante, en el que tiene su origen, y según ella Donald Trump sería el único líder en contra de dicho plan para controlar a la humanidad. Las teorías de que la tecnología 5G es en realidad la que produce lo que se conoce como coronavirus es otra idea importada, así como la creencia de que junto con la vacunación se inyectaría un chip en el cuerpo para controlar a todas las personas.