Análisis

«Apoyamos al ’Apple daily’»

El cierre del periódico pro democracia en Hong Kong confirma los peores augurios sobre la ley de seguridad nacional de Xi Jinping

Censura china
Censura chinaPlatónIlustración

«Debido a las circunstancias que prevalecen actualmente en Hong Kong, la última edición impresa del periódico verá la luz a más tardar el sábado», decía un comunicado publicado el miércoles por Next Digital, el grupo mediático propietario del «Apple Daily», el símbolo de la resistencia contra el Partido Comunista Chino en Hong Kong. El cierre finalmente se adelantó al jueves. La asfixia económica –las autoridades pro Pekín de la ciudad autónoma habían congelado 1,9 millones de euros hacía una semana– pero, sobre todo, el acoso a sus periodistas hacía inviable su continuidad. En los últimos meses la voz del movimiento pro democracia en la ex colonia británica había sufrido una serie de ataques inauditos bajo la coartada de la Ley de Seguridad Nacional impuesta por China.

El magnate del conglomerado mediático propietario de «Apple Daily», Jimmy Lai, fue encarcelado en diciembre en una prisión de máxima seguridad, acusado de coorganizar las masivas protestas de 2019 y ayudar a huir a doce activistas pro democracia, doce «pájaros amarillos» como se llamaron a los disidentes que huyeron de la China comunista tras la masacre de Tiananmen. Después de Lai, se produjeron las detenciones de otros cinco de sus directivos acusados de «confabular con fuerzas extranjeras». En el cierre precipitado de «Apple Daily» pesó seriamente el peligro que corrían sus periodistas.

Cuando discrepar es un crimen

La redacción sentía el aliento de las autoridades de Hong Kong en su cogote. La semana pasada mandaron a 500 policías para allanar la sede del periódico y confiscar 38 ordenadores. La detención el jueves de uno de sus articulistas más prestigiosos hizo saltar las alarmas. El crimen de «Apple Daily» –según relataron las propias autoridades hongkonesas encargadas de hacer cumplir la Ley de Seguridad Nacional– fue publicar más de 30 artículos entre 2019 y 2021 en los que pedían a la comunidad internacional que impusiera sanciones contra Hong Kong y China por su deriva autoritaria.

El cierre de «Apple Daily» apaga las esperanzas de mantener una prensa libre en la ciudad autónoma. Y sin esa masa crítica muere la democracia o lo que queda de ella en la ciudad de Hong Kong. El profesor de Cornell University, Allen Carlson, sostiene que «la democracia en la ex colonia es un zombi andante desde que entró en vigor la Ley de Seguridad Nacional. Lo que ha cambiado con la clausura del ’'Apple Daily’' –añade– es que el sistema de libertades está más lejos de poder ser reanimado. La democracia está en la UCI».

Mitad tabloide, mitad periódico de investigación sobre los casos de corrupción de las altas esferas del poder sin olvidarse de las noticias del corazón o de los macabros sucesos, «Apple Daily» ha ocupado un lugar único en la vida de los hongkoneses desde su fundación en 1995. La suspensión de sus actividades envía también un claro mensaje al resto de medios: si cruzas la línea roja marcada por Pekín, pagarás un alto precio. Los periodistas recurren ahora a la autocensura. Eligen muy bien sus palabras o usan un software encriptado para sortear la vigilancia de las autoridades.

«Apple Daily» ha sido la última víctima de esta norma draconiana impuesta por el Partido Comunista que se ha llevado por delante a los principales líderes del movimiento pro democracia. La mayoría están en la cárcel. ¿Ha ganado China a sus enemigos? «Ha silenciado el movimiento, pero no lo ha eliminado. La historia nos ha demostrado en el Tíbet y en Xinjiang, que amordazar la disidencia mediante la represión no equivale a erradicarla. El movimiento pasa a la clandestinidad, a veces durante largos períodos de tiempo, para reaparecer solo cuando las condiciones así lo permitan», cuenta Carlson. «Hemos sido testigo de los intervalos entre 1989 y 2008 en el Tíbet. Igual que en Xinjiang. En ambas regiones, Pekín ha llegado a declarar que se había ganado las mentes y los corazones, y en cada caso, tales pronunciamientos fueron prematuros. Parecería que Hong Kong ahora está siguiendo el camino de esas regiones en términos de cómo va a ser su futura relación con Pekín», sostiene el profesor americano.

El día después de la redada en la redacción del «Apple Daily» se vendieron 500.000 ejemplares frente a los 80.000 del día anterior. El jueves se agotaron en horas el millón de copias que sacaron a modo de despedida. En el titular aparecían las palabras de sus lectores que se acercaron la noche anterior a la sede del periódico en señal de solidaridad: «Apoyamos al Apple Daily», dijeron. Las protestas han desaparecido, pero las largas colas en Mong Kok para adquirir el último ejemplar demuestran que la llama de la resistencia contra el autoritarismo sigue muy viva.

China más fuerte

La fecha elegida para silenciar al estandarte de la libertad de prensa no parece casual. Este jueves 1 de julio, el Partido Comunista Chino celebra su centenario. El presidente Xi Jinping, un antiguo príncipe rojo, ha restablecido la gloria comunista. Las reclamaciones de mayor democracia en las movilizaciones de 2019 supusieron para él un desafío intolerable y una amenaza al sistema de partido único. Urdió la Ley de Seguridad Nacional en medio de una pandemia global para tener un instrumento legal con el que sancionar a los disidentes. Los biempensantes no quisieron ver en esa ley el fin del principio «un país, dos sistemas» por el que se regía la ciudad autónoma desde 1997. Pero Xi se ha mostrado implacable a cualquier tipo de disenso en casa. Los hongkoneses presienten que el fin del diario supone el comienzo de una etapa más «oscura». No se equivocan.