Comisión Europea
La UE promete dinero y vacunas, pero no fecha de adhesión para los Balcanes
Sánchez saluda al primer ministro kosovar y le anima a normalizar la relación con Serbia
El anterior presidente de la Comisión Europea, Jean Claude Juncker, aseguró en el 2018 que en el año 2025 Serbia y Montenegro formarían parte del club europeo siempre y cuando hubiesen realizado las reformas pertinentes. Tres años después, esta promesa se ha tornado imposible y los líderes europeos, reunidos ayer en Eslovenia en un cumbre con los Balcanes Occidentales prefirieron curarse en salud y no ofrecer ningún calendario claro a estos países.
Era conocido que la presidencia eslovena, quien lleva el timón de la UE este semestre, había intentado ofrecer un horizonte temporal concreto con la fecha de 2030 como posible adhesión de los países más avanzados, pero no ha conseguido el apoyo del resto de las capitales.
A cambio, los seis países de los Balcanes se llevan buenas palabras, dinero (30.000 millones de euros y ventajas comerciales), vacunas (3,3 millones de dosis) y tarifas de móvil más baratas al reducir el recargo por itinerancia. “Queremos a los Balcanes Occidentales en la UE. No pude haber ninguna duda de ello”, aseguró ayer la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen.
Uno de los grandes peligros es que este portazo aumente la inestabilidad en la región y consiga incrementar la influencia de otras potencias como China, Rusia y Turquía que en los últimos años han expandido sus tentáculos a una zona con gran valor geoestratégico.
En lo que se refiere a este proceso, los seis países balcánicos se encuentran en situaciones diversas: Montenegro y Serbia han iniciado negociaciones, Albania y Macedonia del Norte están a la espera de iniciar conversaciones formales, mientras que Kosovo y Bosnia son candidatos.
En los últimos meses, todo se ha vuelto aún más difícil después de que Bulgaria haya vetado el acceso de Macedonia ya que considera que Skopje debe reconocer que la nación la lengua macedonias tienen raíces búlgaras.
Francia es una de los países más reticentes a la Ampliación. Según recalcó ayer Emmanuel Macron, la vuelta de ciertas tensiones entre Serbia y Kosovo y el tratamiento que reciben en la región las minorías son dos factores que dificultan la integración en el club europeo.
Precisamente uno de los aspectos más espinosos es el estatus de Kosovo, región de mayoría albanesa que proclamó su independencia en el año 2008 respecto a Serbia y al que cinco países del club, entre ellos España, no reconocen como país. Como modo de no molestar a estos Estados, ayer su primer ministro, Albin Kurti, acudió a la cita, aunque en ningún momento se le nombró por su cargo y no hubo banderas. Una coreografía ya habitual en este tipo de encuentros.
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, a diferencia de lo que hizo Mariano Rajoy en 2018 cuando se ausentó de una cumbre en Bulgaria para no coincidir con el líder kosovar, ayer no tuvo ningún problema en sentarse a la misa mesa de Kurti e incluso le saludó. " He tenido ocasión de saludar al primer ministro y decirle que damos la bienvenida al diálogo entre Pristina y Belgrado y animamos a ambas partes a encontrar acuerdos que sean coherentes con el derecho internacional y satisfagan a ambas partes”, aseguró el Presidente en rueda de prensa al término de la cumbre, aunque el saludo no ha sido inmortalizado en una fotografía. La diplomacia española asegura que aunque este tipo de gestos no suponen un cambio de posición respecto al reconocimiento de la provincia albanesa, en caso de que ésta logre normalizar sus relaciones con Serbia no tendría sentido “ser más papista que el Papa”.
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