Ucrania
Así se ha vivido hoy la Marcha de la Unidad por Ucrania en Kiev
Miles de personas se han congregado hoy en la Plaza de la Independencia para recordar la unidad de Ucrania frente a Putin
Hoy el lector participará en la Marcha de la Unidad por Ucrania en Kiev, en la medida que se lo permitan las palabras. Antes de nada cabe decir que la marcha fue organizada este sábado por el Movimiento de Resistencia a la Capitulación, una asociación pública ucraniana muy conocida en las grandes ciudades y cuyas actividades procuran el cumplimiento de los acuerdos de Minsk según los interpreta el gobierno de Zelenski. Ha sido fantástico porque, mientras los gobiernos de Alemania, España, Israel o Italia han recomendado a sus nacionales salir del país, con Estados Unidos por los altavoces anunciando una invasión inminente, cuando todo el mundo está patas arriba y desde el periódico me preguntan sobre la situación en Kiev… los kievitas se han calado el gorro, han cogido las banderas de un azul desusado y un amarillo patriótico con los niños y la familia al completo y han marchado a la Plaza de la Independencia aprovechando el sol radiante que hizo en la mañana del sábado.
En torno a 5.000 personas participaron este sábado en la Marcha de la Unidad por Ucrania, reivindicado en un día tan señalado como hoy la necesidad de recuperar Crimea junto con la región rebelde del Dombás. Vlad es un joven de 21 años que camina con la bandera de ucrania cubriéndole los hombros, es muy flaco y muy alto y tiene el cabello lacio de un bonito rubio cobrizo. Me dice que “los ucranianos están dispuestos a defender su patria unidos” y que esta manifestación pretendía “mostrar a Putin que no conseguirá dividirnos”. Se le ve muy animado. Cuando le pregunto si él defendería Kiev de un posible ataque ruso, me contesta muy convencido que “claro que sí. Te lo he dicho, estamos preparados”. Me lo dice además con un gesto de sorpresa, como divertido por mi pregunta. Yo le felicito por su valentía, sentí que era lo mínimo en una situación así. “Nosotros sabemos que todos los ucranianos tendrán que defender nuestro país”, comenta Vlad señalando nuestro alrededor, “no solo el ejército”.
Pero su amigo no opina lo mismo. “Yo creo que no habrá guerra” me dice esperanzado, “pienso que es una ilusión de los líderes que están haciendo otras cosas por detrás”. Parece estar convencido de ello pero al preguntarle, si llegase el momento, no duda: “lucharía”.
Un sábado por la mañana en Kiev
Vlad me traduce lo que cantan en sus consignas. Dice que el hombre del megáfono gritaría: ¡Viva Ucrania!, y que luego yo debía contestar aunque fuera en inglés: ¡Y vivan los caídos por Ucrania! Igor, Cristian y Leonid sujetan su pancarta para que podamos verla todos y la verdad que es una pancarta de lo más contundente:
Cuando la marcha llega a la Plaza de la Independencia (donde ocurrieron los choques más violentos de la capital en 2014), el mundo se detiene mientras se cumple un riguroso minuto de silencio por los caídos a los que coreaban antes. A continuación se escucha el himno nacional y se inicia un breve discurso interrumpido una y otra vez por gritos de vivas a Ucrania. Por el altavoz se escucha que “darán su cuerpo y su alma por la amada libertad” si es necesario.
Cuando termina el discurso siguen unos minutos donde corean consignas (Vlad se las sabía todas) y al cabo de un tiempo, los participantes de la marcha comienzan a disgregarse en pequeños grupitos. Entonces todo esto que estábamos viviendo con frases de patriotismo ucraniano deslizándose con el viento que ondeaba sus banderas, el minuto de silencio, la valentía de Vlad, esto se esfuma mientras los kievitas se pasean de vuelta a casa aprovechando que es sábado y hace un día soleado. La plaza comienza a despejarse sin incidentes.
Seguimos en Kiev. Utilizando una pequeña mesa que hace de improvisado mostrador, un hombre de avanzada edad vende cochecitos de juguete junto a la boca de metro de la calle Khreschatyk. Las parejas jóvenes se ven paseando a los niños con el carrito, grupitos de chiquillas adolescentes caminan con mucha pompa y sujetando batidos de café; allí hay un tipo vestido de pollo que patrocina una compañía telefónica. Hoy no hay guerra en Kiev. A la altura del bullicioso bulevar de Tarasa Shevchenko, se escucha a dos vagabundos gritar vivas a Ucrania una y otra vez. Lo hacen con un aspecto feliz, abrazándose y trompa perdidos. Cada vez que lanzan un hurra les contestan los transeúntes y los borrachines, tan pícaros, como chiquillos, echan pronto a reír entusiasmados.
Esta imagen de calma tensa y tirando a tensa que puede percibirse en la capital responde al mensaje que transmitió ayer el presidente Zelenski a los altos cargos estadounidenses, cuando aseguró que “ahora el mejor amigo de los enemigos es el pánico en nuestro país” y previno sobre el exceso de información diciendo que “solo ayuda al pánico y no nos ayuda a nosotros”. La estrategia del jefe de gobierno ucraniano ha sido desde hace semanas la de transmitir un mensaje de calma a su población mientras lanza recordatorios constantes de que Ucrania está preparada para enfrentarse a cualquier amenaza externa.
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