Crisis

Los ucranianos, entre agradecidos y temerosos por la ayuda occidental

Valoran el apoyo de la OTAN pero no saben si ese apoyo será significativo en el caso de una guerra

Ayuda militar estadounidense siendo descargada en el aeropuerto de Kiev, 13 de febrero.
Ayuda militar estadounidense siendo descargada en el aeropuerto de Kiev, 13 de febrero.SERHIY TAKHMAZOVREUTERS

Entre el 3 de septiembre de 1939 y el 10 de mayo de 1940 ocurrió en Europa una “guerra de broma”, o drôle de guerre como le dicen los franceses, donde las potencias aliadas declararon la guerra a Alemania pero que no se dieron un solo disparo hasta que el III Reich invadió simultáneamente Francia, Holanda, Bélgica y Luxemburgo. Los diplomáticos europeos estudian hoy este bochornoso conflicto que lucharon durante un año las embajadas atadas por la opinión pública europea y no piensan cometer los errores de antes. Ahora nos encontramos en una situación donde los gobiernos de los principales países occidentales prometen su apoyo a Ucrania en caso de que se desate el conflicto, prometen sanciones a Moscú y envíos de armamento a Kiev. Pero tanto Estados Unidos como Reino Unido, entre otras potencias de peso, han especificado desde hace semanas que no enviarían tropas a Ucrania en el caso de una invasión rusa.

Entonces los ucranianos dudan. Reconocen que las ayudas occidentales no están solo hechas de buenas intenciones, que acarrean responsabilidades y consecuencias, que las ayudas a veces son promesas de un partido político que pierde las elecciones y ya no vuelve. “Yo te voy a reconocer que nunca me ha gustado demasiado Estados Unidos”, me dice Igor, un joven bajista de Odesa con el gorro calado hasta las cejas que parece que juega a chico comunista, “pero nos están apoyando y nos envían muchísimo armamento” y añade: “en nuestra situación, toda apoyo es bueno para nosotros”. Me insiste mucho en que él no odia a Rusia (sus abuelos paternos eran de Vorónezh) pero que su país es Ucrania y que “lo defendería de cualquier agresor”.

Una ayuda comedida

Durante la Marcha de la Unidad por Ucrania, Vlad y su amigo me dijeron que “toda ayuda es buena, sí, pero no sabemos si tu país nos ayudará cuando de verdad lo necesitamos, ¿entiendes?”. Lo dice recordando la inactividad que mostró la comunidad internacional tras la anexión de Crimea a Rusia en 2014, mientras interrumpe su discurso para cantar los nombres de algunos de los fallecidos durante las protestas del Euromaidán. Tras más de siete años expuestos en el foco internacional, los ucranianos son veteranos de noticias apocalípticas y de ensayos generales de un bombardeo aéreo. Como no son idiotas y la mayoría tienen estudios, reconocen que su situación es delicada, mucho. Saben que la ayuda en caso de una agresión rusa será limitada porque de lo contrario, de involucrarse a plena potencia de fuego Estados Unidos contra Vladimir Putin... y eso es muy delicado para todos, para los diplomáticos y los ucranianos y los hippies de Denver.

Estas son algunas declaraciones que he sacado a pie de calle. A nivel institucional, el Gobierno ucraniano calcula haber recibido hasta 1.500 millones de dólares en ayuda militar proveniente de Estados Unidos, Polonia, República Checa y Reino Unido, y se espera que Estonia, Letonia y Lituania donen en un futuro cercano cantidades no especificadas de misiles antiaéreos Stinger y misiles Javelin antitanque. Los ucranianos esperan no tener que comprobar su utilidad.