Testimonios

«Tengo miedo. No sé qué hacer. No sé a dónde ir»

El pánico se apodera de Kiev ante la incursión rusa. La inteligencia de EE UU augura que la capital caerá en 96 horas

Con maletas, miles de ucranianos se dirigieron al metro de Kiev para resguardarse
Con maletas, miles de ucranianos se dirigieron al metro de Kiev para resguardarseEmilio MorenattiAgencia AP

El pánico y la determinación se enfrentaban ayer en las calles de Kiev, la capital ucraniana. Después de los primeros bombardeos rusos a la capital, rápidamente se organizaron puestos a pie de calle de reclutamiento civil, que recibieron verdaderas colas de voluntarios dispuestos a plantar cara al invasor. Las primeras horas de la mañana en la capital fueron un caos. El tráfico se paralizó en la carretera principal de cuatro carriles que lleva a la ciudad occidental de Lviv, lejos de las zonas más susceptibles de ser atacadas. Las carreteras para abandonar Kiev se convirtieron en un atasco perpetuo. Decenas de miles de kievitas colapsaron las principales arterias de la ciudad para abandonar la capital. Sólo se podía salir de la ciudad de unos tres millones de habitantes en autobús, en tren o en coche. Las compañías aéreas dejaron de volar a Ucrania.

También se registraron filas de coches esperando en las gasolineras que a primera hora sí dieron servicio. Caminando con maletas, varios grupos de personas se adentraron en el metro, sin saber bien a dónde dirigirse, en qué lugar se estará a salvo del Ejército ruso. Con todo, hubo quien se agarró a la rutina. «No tengo miedo. Voy a trabajar. Lo único raro es que no se pueda encontrar un taxi en Kiev», se quejaba un residente.

Y es que a pesar de los avisos desde la Inteligencia de Estados Unidos, en las calles de Ucrania estos días reinaba la tranquilidad. Sin embargo, ante el sonido de las alarmas por los bombardeos muchos parecían ayer no saber cómo reaccionar. Los ucranianos con el depósito vacío tuvieron que huir a pie o resignarse a hacer acopio de víveres y esperar lo peor desde su casa o se dirigieron a alguno de los cientos de refugios repartidos por toda la ciudad. Los ucranianos compartían los vídeos de los helicópteros de carga rusos que se encontraban a 50 kilómetros de la capital mientras las fuerzas terrestres se calculaban a unos 100 kilómetros. El temor ayer en Kiev era que las tropas rusas llegasen a la capital en unas horas.

Grupos de protección civil y de la Policía armada serán los encargados de defender las calles céntricas de la capital mientras el Ejército ha sido apostado, por el momento, en las afueras. A mediodía, apenas se podían ver a kievitas por la calle que no fueran borrachos o personas armadas. También se registraron largas filas en los supermercados y en los cajeros automáticos. En principio las tarjetas de crédito y de débito seguían funcionando. En la fila de reclutamiento, un kievita aseguró que «este no es el fin de Ucrania, es el fin de Rusia». Este ucraniano indicó que «siempre supe que estaría listo para ayudar a mi país y ahora ha llegado el momento de la verdad». Y añadió: «Estoy listo».

El pánico no es para menos, la inteligencia de Estados Unidos aseguró ayer que esperaban que Kiev fuera tomada en un plazo de 96 horas, y que el presidente de Ucrania caiga en el plazo de una semana.

Cerca de la fila del reclutamiento, una mujer, al pasar, se rompe a llorar. «No sé qué hacer. No sé a dónde ir». Sin tranquilizarse, reconoce que «tengo mucho miedo, no me esperaba que esto fuera a pasar». Con un ánimo completamente distinto y portando una bandera ucraniana, un hombre manifestó a LA RAZÓN: «Rusia no ganará», pronosticó. «Conseguiremos detener al invasor. Detendremos al invasor aunque nos cueste toda nuestra sangre».

La población ya está movilizándose para apoyar a sus tropas. Desde ayer comenzó a circular por las redes una petición para que los ucranianos donen sangre. El comunicado afirmaba que «aunque nuestros soldados aguantan, ya tenemos los primeros heridos y tu colaboración es fundamental para la defensa de nuestro país».

La Embajada de España ha organizado un dispositivo de evacuación de ciudadanos españoles con la ayuda de los GEO, que ya llevaba en funcionamiento desde ayer por la mañana.

Horas después, las autoridades municipales declararon el toque de queda en la ciudad ante la grave ofensiva rusa, anunció su alcalde, el ex campeón de boxeo Vitali Klitschko. Mientras miles de ciudadanos ya se han refugiado en el metro de la capital, a la espera de un posible ataque aéreo masivo, el resto de la ciudad se resigna a aguantar la noche más oscura. El toque de queda impuesto impide ya la movilización o la huida de los kievitas hasta hoy.