Invasión
El diario de “Wali”, el francotirador de élite canadiense en la guerra de Ucrania: “Esto es un apocalipsis en ciernes”
Estuvo a punto de morir, cuando un equipo SWAT ucraniano le confundió con un soldado ruso. Antes de Ucrania sirvió en el 22º Regimiento de la Royal Canadian Infantry como francotirador y luchó contra ISIS en Irak
“Wali”, el francotirador canadiense que se ha convertido en un icono entre los integrantes de la Legión Extranjera que apoya al Ejército de Ucrania, se ha llevado ya un par de sustos, al ser confundido con un soldado ruso. No sólo utiliza fusiles de largo alcance, tipo C-15, sino lanzagranadas anti tanque y, llegado el momento, hasta cócteles molotov. Lleva, según cuenta la prensa canadiense, un diario, en el que va narrando lo que ocurre. El panorama es estremecedor para este programador que ha dejado atrás a su mujer y a su hijo de corta edad. “Esto es un apocalipsis en ciernes”, dice.
“Wali” cruzó la frontera con Ucrania el día 2 junto a otros dos compatriotas. Un excompañero de armas, que tiene familia en Ucrania, le habría pedido participar en la lucha. “Los ucranianos pedían específicamente francotiradores. No podemos decir en nuestro tiempo que ese no es nuestro problema, porque son luchas entre poderes. Siempre termina afectándonos”, explica.
Tan pronto como cruzó la frontera, lo esperaban escenas de desolación. “Íbamos en una dirección, pero la gente iba en la otra. Ahora son refugiados”. Descubrió varios vehículos abandonados por ciudadanos que huían de la guerra. En el suelo, escombros, ropa, bolsos y hasta colchones donde descansaban los refugiados.
Fueron los ucranianos quienes suministraron armas a “Wali”, como “misiles que disparan vehículos blindados, bombas, granadas, minas y, por supuesto, el fusil de largo alcance.
Primer susto. Nada más llegar, un equipo SWAT ucraniano asaltó el lugar en el que se escondía con otros combatientes extranjeros. Fueron lugareños, a los que los extranjeros levantaron sospechas, los que avisaron a los soldados. “Nos empujaron contra la pared y, a veces, contra el suelo con una bota cerca de la cara. Pensé que sería confundido con un soldado ruso y asesinado. Levantamos las manos como prisioneros. Uno de los voluntarios estaba hablando con su esposa por teléfono. Lo tiraron al suelo. Sin embargo, con bastante rapidez, el equipo SWAT se dio cuenta de que el grupo de extranjeros estaba allí para ayudar y, por fin, bromearon y se rieron.
“La realidad es que hoy soy un programador que recupera su carabina de tirador de élite”, escribió en su diario el veterano retirado de las Fuerzas Armadas de Canadá, de 40 años. Ya no soy un buen soldado. Pero sigo siendo bueno y planeo contribuir, al menos un poco, a la victoria de este pueblo que tanto quiere ser libre”.
“Wali” sirvió en el 22º Regimiento de la Royal Canadian Infantry dos veces durante la guerra en Afganistán, en Kandahar entre 2009 y 2011 como francotirador; y luchó contra ISIS en Irak como combatiente voluntario con las fuerzas kurdas en 2015. El 22º Regimiento es conocido por tener francotiradores de élite con un alto nivel de entrenamiento.
Poco después de que “Wali”” llegara a Ucrania, se unió a los veteranos británicos y canadienses. En los días siguientes, llenaba bidones con combustible para hacer cócteles molotov y compraba drones amateur para realizar vigilancia. Dice que estaba motivado para luchar contra Rusia después de presenciar el sufrimiento de los ciudadanos ucranianos. “Quiero ayudarlos. Es tan simple como eso. Cuando veo un edificio destruido, es a la persona que lo posee al que veo, su fondo de pensión esfumarse. Estoy aquí por razones humanitarias”.
Lleva un diario en el que va anotando sus vivencias: “aquí reina una atmósfera heroica. Ya no contamos las historias de combatientes y gente común que desafían al ejército ruso. En un ejemplo, un granjero esperó a que los rusos desembarcaran sus tanques durante un descanso. ¡Luego remolcó los tanques con su tractor! ¡Imagina eso!”
También relató el pensamiento rápido de los residentes en un bloque de apartamentos de la ciudad que atraparon a los soldados rusos en el ascensor de un edificio al cortarles la energía.
El 7 de marzo, dijo que vio AK-47 apuntando hacia él y listos para abrir fuego cuando se acercaba a un puesto de control en la noche. Después de varias inspecciones, los soldados entendieron que eran combatientes voluntarios y el estado de ánimo cambió rápidamente.
“Wali” también detalla las dificultades que presencia en el camino: “esto es un apocalipsis en ciernes. Gente pobre. Pronto entramos en una estación de servicio. Mirando el menú... Dándome cuenta de que no hay más comida disponible. Miro a mi alrededor y me doy cuenta de que las mesas están vacías. La gente comerá lo que quede”. Agregó: “las carreteras están llenas de refugiados y autos detenidos, mientras helicópteros enemigos sobrevuelan como “depredadores”.
La parte más difícil de irse fue perderse el primer cumpleaños de su hijo, subraya “Wali”. “Lo sé, es horrible. Pero yo, en mi cabeza, cuando veo las imágenes de destrucción en Ucrania, es a mi hijo a quien veo, en peligro y sufriendo”
El regimiento del que procede este soldado utiliza el fusil McMillan Tac-50, de largo alcance basado en diseños anteriores de la misma empresa. Su denominación común C15 y lo utiliza el Ejército de Canadá desde el año 2000.
Dos francotiradores canadienses lograron en su momento el objetivo a mayor distancia de la historia con este fusil en el valle de Shahi-Kot, de Afganistán. El cabo Perry eliminó a un enemigo a 2.310 metros y el cabo Furlong acabó con otro a a 2.430 metros. Otros destacados tiradores canadienses fueron los cabos Ragsdale, Meekin y Eason. ¿Será uno de ellos “Wali”?
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