América Latina

Del “sí” al “no” que incentivó el rechazo a la nueva constituyente de Chile

Hace tres años un estallido social aclamaba el cambio de la Constitución de 1980, heredada por Pinochet, hoy, la población chilena ha rechazado contundentemente la estructura de esta nueva Carta Magna

AME4604. SANTIAGO (CHILE), 04/09/2022.- Adherentes de la opción "Rechazo" celebran hoy el resultado del plebiscito constitucional, en Santiago (Chile)."Hoy día no hay ganadores ni perdedores. Hay chilenos que nos tenemos que volver a encontrar", dijo el líder de la campaña del "Rechazo", Claudio Salinas. La opción de aceptar la nueva Carta Magna, que consagraba un nuevo abanico de derechos sociales, fue apoyada por solo el 37,8 % de los electores. EFE/Elvis González
AME4604. SANTIAGO (CHILE), 04/09/2022.- Adherentes de la opción "Rechazo" celebran hoy el resultado del plebiscito constitucional, en Santiago (Chile)."Hoy día no hay ganadores ni perdedores. Hay chilenos que nos tenemos que volver a encontrar", dijo el líder de la campaña del "Rechazo", Claudio Salinas. La opción de aceptar la nueva Carta Magna, que consagraba un nuevo abanico de derechos sociales, fue apoyada por solo el 37,8 % de los electores. EFE/Elvis GonzálezELVIS GONZÁLEZAgencia EFE

El estallido social chileno de 2019 es uno de las que más se recuerda en la historia reciente de la política en América Latina, porque su resistencia no terminó, sino con el destierro de la Constitución vigente de 1980, la que, según los protestantes, incrementaba la brecha social en el país por su contenido progresista.

Tras un mes de protestas, el 10 de noviembre de 2019 el entonces presidente, Sebastián Piñera, ratificó el comienzo de un proceso para que Chile pudiera tener unanueva Constitución. El texto permitiría reemplazar la Carta Magna de 1980 que se estableció durante la dictadura de Augusto Pinochet.

La decisión para iniciar un nuevo periodo en Chile “más inclusivo” parecía contundente, el primer sí a este cambió se dio en el plebiscito previsto para abril de 2020, que se celebró seis meses después por la pandemia. Pese a las restricciones derivadas de la emergencia sanitaria el 26 de octubre se marcó un hito en la historia del país y todo se encaminaba para empezar a construir esa deseada “Nueva Constitución”.

Sin embargo, muchas cosas pasaron desde entonces, el ascenso del nuevo presidente, Gabriel Boric, no ha tenido la aceptación que se esperaba, por lo que su propuesta cerró este domingo con un “no” profundo con casi un 62% de votos en su contra.

Tras el resultado, las calles se llenaron de cientos de miles de personas en las principales ciudades del país, quienes salieron a celebrar el rechazo de lo que sería esta nueva Carta Magna: “Constitución sí, pero no así”. ”¡Chile es, y será, un país en libertad!”, se escucho la última noche en los barrios más acomodados de Santiago de Chile.

El furor de la población reunió a jóvenes, ancianos y niños, quienes tomaron plazas y carreteras, a bordo de vehículos, entre gritos de júbilo, oraciones y fuegos artificiales. Pero, tras un estallido social tan contundente.

¿Por qué este cambio y qué sigue ahora?

Gabriel Boric, fue uno de los primeros dirigentes de izquierda que apostó por la redacción de una nueva Carta Magna, la división sus propuestas no terminaron de convencer a los partidos políticos, pero sin embargo salió adelante.

Al asumir la presidencia, hace apenas seis meses, el joven presidente cargó sobre sus espaldas la responsabilidad de llevar a buen puerto el trabajo de la Convención y así fue, pero poco a poco las encuestas no parecían sonreírle.

En Chile, mientras se construía esta nueva propuesta, crecieron las fake news, y se comenzó a sentir ciertas campañas de distorsión de contenidos, que muchos, consideraron que era responsabilidad de magnates y grandes empresas.

En esta línea, la popularidad y aceptación del presidente, en medio año de gestión, fue de caída, junto con la propuesta que se ha sido rechazada en la última jornada electoral del domingo.

Qué le espera a Chile

En lo procedimental, y en el caso de ganar el “rechazo”, se aplicará el capítulo 15 de la actual Carta Magna -que se creó a partir del acuerdo del 15 de noviembre de 2019 post estallido social- y que básicamente indica que se mantendrá vigente la Constitución de 1980 y no habrá ninguna disposición legal o constitucional que realice alguna modificación. La decisión de iniciar un nuevo proceso constituyente dependerá que el Congreso promueva una modificación que permita hacerlo.

“Un escenario complejo tiene que ver con las expectativas que despierta el proyecto de nueva Constitución en sectores de la sociedad. Para ellos, el proceso genera esperanza y, por ende, un triunfo del ‘rechazo’ puede provocar una decepción que acentúe la desafección hacia el sistema político. También puede haber decepción si es que no observan cambios relevantes en su vida cotidiana en el corto o mediano plazo”, dijo a LA NACION Raúl Burgos, también experto en historia política chilena.

“Sería un duro golpe para el presidente Gabriel Boric y su gobierno. El éxito o fracaso del ‘apruebo’ en el plebiscito se asocia a su imagen y sí o sí deberían haber ajustes en su gabinete. Los cambios se precipitarían en carteras como el Ministerio del Interior o de Salud”, comentó Priscila González, docente de la escuela de Ciencias Sociales de la Universidad Estatal de O’Higgins.

Un panorama económico diferente

Chile registró su dato más alto de inflación desde hace 30 años, alcanzando este verano el 13,1%, seguido de Brasil y Colombia. Con los cambios políticos, la incertidumbre económica es máxima teniendo en cuenta que el país espera que su economía entre en recesión durante los próximos seis meses.

Según los expertos, la situación seguirá siendo incierta a pesar de que ya haya pasado la consulta sobre la Constitución, porque no bajará la inflación y el crecimiento se estancará por lo menos un año y medio. Una aprobación de la nueva Carta Magna hubiera sido un hachazo a los inversionistas, que hubieran temido el aumento del dólar y un freno a la inversión.

Por casi dos décadas, las elecciones provocaron un fuerte desinterés en parte de la comunidad. Apenas intervenía el 50% del padrón. La consulta de este domingo fue, en un sentido, un “estallido” en las urnas: votó el 85% del padrón. Se suponía que un mayor caudal de ciudadanos beneficiaría al “Si”. Sucedió lo contrario. El “No” a la Constitución recibió casi más de tres millones de sufragios que los oponentes.