Los dos hermanos que han protagonizado el mayor caso de espionaje de la Suecia moderna fueron este jueves condenados a prisión por espionaje agravado por el tribunal de distrito de Estocolmo. Peyman Kia, de 42 años, fue sentenciado a cadena perpetua y Payam Kia, de 35, a 9 años y 10 meses de prisión.

Según el tribunal, los hermanos han “ayudado a Rusia y al GRU [inteligencia militar]” adquiriendo y divulgando información que “podría ser perjudicial para la seguridad de Suecia”. Peyman, el herman mayor, trabajaba en las Fuerzas Armadas y tenía acceso a datos de seguridad. Según el presidente del tribunal, Måns Wigén, “no existen circunstancias atenuantes”.

“Rusia es la mayor amenaza para la seguridad de Suecia. En lo que respecta a las potencias extranjeras, los actos de espionaje para ayudar a Rusia deben considerarse, por lo tanto, como los más graves”, afirma la sentencia del tribunal.

A pesar de la gran cantidad de evidencia que incluye memorias USB, ordenadores portátiles, discos duros y teléfonos móviles, el tribunal reconoció que había mucho que no había podido determinar.

“Después de estudiar la evidencia, está claro que faltan algunas piezas del rompecabezas y, por lo tanto, no ha sido posible establecer con certeza qué sucedió”, escribió en un comunicado.

A cambio de dinero

El tribunal especuló que los hermanos podrían haber estado motivados por el dinero. Entre otras cosas, descubrió que Peyman Kia manejó efectivo por valor de alrededor de 550.000 coronas (unos 55.000 euros) en 2016-2017, más del 80% en dólares estadounidenses, lo que dijo que probablemente era un pago de Rusia por los documentos clasificados.

Gran parte de la investigación, la audiencia judicial y la sentencia se consideró información clasificada y, por lo tanto, no se puso a disposición del público.

En otoño de 2021, los hermanos Peyman y Payam Kia fueron arrestados bajo sospecha de espionaje, y lo que se ha descrito como la red de espionaje sueca más grande en los tiempos modernos comenzó a desmoronarse.

El abogado defensor del hermano mayor, Anton Strand, ha dicho que se apelará el veredicto, lo que la familia agradece. “No hay pruebas suficientes, eso es lo que creen que ha pasado. Para pasar al Tribunal de Apelación hay que dar este paso”, asegura un familiar. “Es injusto. Pero no esperábamos otra cosa del sistema de justicia sueco”, explica a la cadena de televisión sueca SVT.

El juicio coincide con otro espectacular caso de espionaje que se cree que benefició a Rusia y que involucra a una pareja de origen ruso arrestada el año pasado en su casa en un suburbio de Estocolmo en una redada de helicópteros policiales al amanecer.

Moscú supuestamente instaló a la pareja, nombrada por el sitio web de investigación Bellingcat como Sergei Skvortsov y Elena Koulkova, como agentes durmientes a fines de la década de los noventa.

Según los medios suecos, la pareja administraba empresas especializadas en importación y exportación que se ocupaban de componentes electrónicos y tecnología industrial.