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Acuerdo de desarme sirio
EE UU y Rusia sellan un pacto para poner bajo control el arsenal del «rais». Asad cuenta con una semana para hacer públicos todos sus depósitos químicos. El régimen está obligado a garantizar el acceso «libre» de los inspectores
EE UU y Rusia sellan un pacto para poner bajo control el arsenal del «rais». Asad cuenta con una semana para hacer públicos todos sus depósitos químicos. El régimen está obligado a garantizar el acceso «libre» de los inspectores
Antes de dirigirse a la Base de Andrews, donde suele jugar al golf los fines de semana cuando hace buen tiempo, el presidente norteamericano, Barack Obama, despachó ayer con su consejera de Seguridad Nacional, Susan Rice, quien le informó de los últimos avances producidos en las reuniones entre el jefe de la diplomacia, John Kerry ,y el ministro de Exteriores ruso, Sergei Lavrov. También, despachó por teléfono con la embajadora ante Naciones Unidas, Samatha Power, una teórica de las intervenciones humanitarias, que se había convertido en una de las principales promotoras del bombardeo a Siria. Pero fue el mismo Kerry, quien le explicó directamente cómo se había fraguado el trato.
Las dos potencias y tradicionales enemigos alcanzaron ayer un acuerdo para desmantelar el programa químico del régimen sirio, el cual deberá ser trasladado fuera de Siria o destruido a mediados de 2014. Es el primer acuerdo de carácter geoestratégico firmado por Estados Unidos y Rusia desde la firma del tratado para la reducción de armas nucleares START I en la década de los noventa. El plan de seis puntos contempla la puesta bajo control de la comunidad internacional de los depósitos de armas químicas y biológicas, así como su posterior destrucción.
Bachar al Asad cuenta con siete días de plazo para presentar una «lista detallada» del arsenal. Después deberá dar «libre» e «inmediato» acceso a los inspectores internacionales de la Organización para la Prohibición de Armas Químicas para que verifiquen la declaración de su arsenal. Éste es según los expertos uno de los principales desafíos en los programas de desarme.
A través de un comunicado de la oficina de Prensa de la Casa Blanca, Obama dio la bienvenida al acuerdo. «Representa un paso concreto e importante hacia el objetivo de poner las armas químcias de Siria bajo control internacional para que después se destruyan. El borrador proporciona la oportunidad para que se eliminen las armas químicas de Siria de una forma transparente y fiable, el cual terminaría con la amenaza que estas armas representan para el pueblo sirio, la región y el mundo. Hemos hecho un progreso importante», subrayó el presidente norteamericano en clara referencia a los países de la comunidad internacional que se muestran escépticos ante el acuerdo. Obama se muestra partidario de agotar la vía diplomática pero no quiere abandonar la amenaza de un ataque unilateral si Asad no cumple con los compromisos adquiridos.
«Hay que hacer más cosas. Estados Unidos seguirá con su trabajo con Rusia, Reino Unido, Francia y Naciones Unidas, y otras partes para asegurarse de que este proceso se pueda verificar. Y debería haber consecuencias si el régimen (sirio) no cumple con el borrador de hoy. Si la diplomacia fracasa, Estados Unidos se mantiene dispuesto a actuar», reiteró el comandante en jefe para acallar las voces más críticas que interpretan el acuerdo como una clara cesión de Obama ante Putin.
Tras tres días de intensas negociaciones en Washington y en Moscú, donde los equipos de Kerry y Lavrov han escrito palabra a palabra el acuerdo marco. Las dos potencias internacionales se comprometen, a su vez, a trabajar en una resolución en el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas bajo el capítulo VII de la Carta de Naciones Unidas, el cual autoriza al uso de la fuerza en caso de incumplimiento. La inclusión del futuro texto de la ONU en este apartado suponía uno de los principales escollos entre los equipos negociadores. Estados Unidos es partidario de apretar las tuercas a Asad con la amenaza del uso de la fuerza, Rusia quiere evitar a toda costa la legitimidad internacional de una hipotética intervención en Siria. No en vano, Rusia ha vetado ya tres proyectos de resolución contra Siria en estos dos años y medio de conflicto.
El «compromiso» para trabajar por la referencia al capítulo VII resulta algo vago y aleja la posibilidad de que se lleve a término, en caso necesario. De hecho, Lavrov ya advirtió ayer de que se pondrán límites a la misma resolución. «No se ha dicho nada sobre el uso de la fuerza o sanciones automáticas», subrayó el jefe de la diplomacia rusa dejando la puerta abierta a un bloqueo en el seno del Consejo de Seguridad al uso de la fuerza si el plan fracasa.
Frente a esta situación, funcionarios de la Administración Obama aseguran que no perderán tiempo en buscar la autorización de la comunidad internacional para llevar a cabo el castigo. En estos días de frenesí, el presidente norteamericano ha insistido en la idea de que el arsenal químico de Asad supone una amenaza para la seguridad nacional de Estados Unidos, circunstancia que le permitiría lanzar un ataque militar sin el visto bueno del Congreso.
Mensaje a Irán
Para Kerry y Lavrov, el acuerdo envía un mensaje contundente no sólo a Siria, sino también al mundo sobre que no se tolerará el uso de armas de destrucción masiva, en alusión a Irán. Aun así, ambas partes son conscientes de que el camino es muy largo. En este sentido, el ministro ruso destacó que estamos en «el principio del camino». Los analistas estratégicos exigen que el acuerdo de desarme sea el primer paso para promover nuevas conversaciones de paz que contemplen el alto el fuego entre las partes y termine con este conflicto fraticida y brutal que se ha cobrado más de 100.000 vidas. La próxima cita será a finales de este mes, el 28 de septiembre, en la Asamblea de Naciones Unidas y ahí se espera fijar la fecha de lo que se empieza a conocer como Ginebra II. Prácticamente todas las cancillerías, entre ellas España, dieron la bienvenida al acuerdo.
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