Conflicto en Libia
Las milicias libias inician el asalto final al bastión yihadista de Sirte
En un primer ataque por varios flancos murieron una treintena de milicianos y 150 sufrieron heridas
La milicias del oeste de Libia iniciaron hoy la fase definitiva del asalto a los distritos 1 y 3 de la ciudad portuaria de Sirte, un primer ataque por varios flancos en el que murieron una treintena de milicianos y 150 sufrieron heridas.
La milicias del oeste de Libia iniciaron hoy la fase definitiva del asalto a los distritos 1 y 3 de la ciudad portuaria de Sirte, un primer ataque por varios flancos en el que murieron una treintena de milicianos y 150 sufrieron heridas.
Los combates arrancaron al alba con fuego de artillería pesada desde tierra y mar contra posiciones yihadistas en el centro del distrito 1 y bombardeos aéreos estadounidenses en el 3, en el que se concentra la mayoría de los 200 miembros de la rama libia del grupo yihadista Estado Islámico (EI) que resisten en la urbe.
En esa misma zona, un denso laberinto de casas bajas y callejas estrechas, se entablaron después numerosos intercambios de disparos entre los milicianos y los tiradores profesionales yihadistas apostados tras los derruidos muros.
Los radicales, que según las milicias libias son en su mayoría de países del África subsahariana, Túnez y Egipto, hicieron estallar, además, al menos cinco coches bomba en los alrededores de una escuela y uno de lo hospitales de campaña levantados en la línea del frente.
Cuatro personas perecieron por "disparos de francotiradores y el resto a causa de los coches bomba. Diez de los heridos esta en estado muy grave", explicó a Efe uno de los responsables del centro médico.
Portavoces militares sobre el terreno calificaron, por su parte, de exitosa esta primera acometida e insistieron en que se espera que los cerca de dos kilómetros cuadrados en los que resisten los yihadistas y sus familias pueden ser liberados en "unos pocos días".
El objetivo es que los habitantes desplazados de Sirte puedan regresar a la ciudad antes de la celebración de la fiesta musulmana del sacrificio, prevista para septiembre, agregaron.
Tres son los principales peligros a los que se enfrentan las milicias o katibas del oeste de Libia y que han retrasado el asalto a este puerto mediterráneo, bajo asedio de las tropas del oeste de Libia desde el pasado junio: la pericia en el tiro de los que resisten, la gran cantidad de artefactos trampa que han colocado a su alrededor y los numerosos coches bomba.
La rama libia del EI aprovechó la disputa política entre el este y el oeste de Libia para conquistar Sirte en febrero de 2015 e instalar un sistema de gobierno a semejanza del califato en Siria e Irak basado en el terror, pero también en la oferta de seguridad e infraestructuras a una población abandonada.
En mayo, después de que amenazaran públicamente con avanzar a Misrata, la poderosas milicias de esta ciudad -la tercera en importancia del país- se unieron a otras del oeste de Libia para frenar su avance.
El arranque de la ofensiva coincidió hoy con la convocatoria de una reunión del Consejo Presidencial libio creado por la ONU, en un nuevo intento por superar el bloqueo político que causó esta semana el Parlamento internacionalmente reconocido de Tobruk, al negar por segunda vez la confianza al llamado Gobierno de Unidad.
El objetivo es componer un nuevo gabinete que pueda ser sometido al escrutinio de la cámara, un movimiento que apoyan tanto el presidente del citado Consejo, Mohamad Fayaz al Serraj, como el presidente de la Cámara en Tobruk, Aqilah Saleh, y que la oposición considera inconstitucional.
En este ambiente, los expertos locales creen que hay espacio para el optimismo, después de que los dos miembros del Consejo que se declararon meses atrás en rebeldía hayan decidido reintegrarse en la disciplina de este órgano consultivo.
Uno de ellos, Ali Al Gatrani, estrechamente vinculado al sector más crítico del este del país, aseguró anoche que ha aceptado la invitación de Al Serraj, pero que su opinión acerca de la negativa influencia que las milicias tienen sobre la composición del Gobierno de Unidad Nacional no ha variado.
El diputado está considerado un hombre del general Jalifa Hafter, jefe de las fuerzas armadas libias en Tobruk y uno de los principales escollos para la reconciliación en Libia, país víctima del caos y la guerra civil desde que en 2011 la OTAN contribuyera al derrocamiento de Muamar al Gadafi.
En la actualidad tiene tres gobiernos, uno cesante y considerado rebelde en Trípoli, uno legalmente reconocido en Tobruk y el referido de Unidad Nacional, apoyado por la ONU en Trípoli y que el resto no reconoce.
Hafter, antiguo miembro de la cúpula militar que aupó al poder a Al Gadafi y que años después, reclutado por la CIA estadounidense, se convirtió en su mayor opositor en el exilio, es ahora el hombre fuerte en el este del país y el instigador de la negativa del Parlamento a reconocer el Gobierno de Al Serraj.
Al Serraj espera que esta victoria en el terreno bélico, sumada a la imposibilidad de Hafter de consumar su triunfo militar en Bengasi, que asedia desde mayo de 2014, le permita avanzar a nivel político y consolidar una verdadero Gobierno de Unidad.
Efe
✕
Accede a tu cuenta para comentar