Videos
Al Qaeda ataca a Irán en Líbano
Dicen que no hay dos sin tres. De nuevo, la milicia chií libanesa ha pagado caro su apoyo incondicional al régimen de Bashar al Asad. Esta vez, el objetivo de los atentados suicidas ha sido la embajada de Irán, en el barrio chií de Bir Hasan, donde han muerto al menos 23 personas y otras 150 resultaron heridas. La Agencia Nacional de Noticias confirmó ayer que el agregado de Cultura de la legación iraní, Ibrahim Ansari, estaba entre las víctimas mortales. Aunque todavía continúan las investigaciones de los atentados en el feudo de Hizbulá, fuentes de seguridad libanesas apuntaron ayer a Al Qaeda. Según el diario en internet Naharnet, el grupo Brigadas de Abdullah Azzam, vinculado con Al Qaeda, reivindicó los ataques, en la página de Twitter del jeque Sirajedine Zuraiqat, un clérigo vinculado al grupo. Los ataques de ayer ponen de relieve que Líbano ha entrado a formar parte de la guerra siria. Desde que el líder de Hizbulá, Hasan Nasrala, confirmó en público que su grupo armado apoyaba militarmente al régimen sirio, en menos de cuatro meses una serie de explosiones han sacudido los barrios chiíes de Beirut y han causado medio centenar de muertos. El mes pasado el Ejército libanés desactivó un coche cargado con explosivos en el suburbio de Al-Mamoura, en el feudo del Partido de Dios en Dahiyeh.
El vecindario de Jenah se llenó de policías, personal sanitario de ambulancia y «camisetas negras» de Hizbulá que controlaban la entrada de periodistas y curiosos. Los destrozos en las fachadas de los edificios, cristales rotos esparcidos en las aceras y los coches gravemente dañados mostraron la magnitud de las explosiones, cuyo origen, según fuentes policiales, fue un coche bomba cargado con 50 kilos de explosivos que detonó un conductor suicida.
Los equipos de rescate y las ambulancias acudieron rápidamente al lugar del incidente para socorrer a las víctimas, provocando largas colas de coches y atascos infernales. Un vecino cuya vivienda se encuentra a menos 300 metros del lugar de los atentados explicó a LA RAZÓN que dos desconocidos montados en una motocicleta fueron parados en el primer puesto de control de la embajada iraní. «Los motoristas se pusieron a discutir con los guardias y tras negarse a que los inspeccionaran, los efectivos de la Policía abrieron fuego y el segundo de los sospechosos hizo estallar los explosivos que llevaba adheridos al cuerpo», detalló el testigo. Minutos después, un todoterreno azul de la marca Toyota, con las ventanas tintadas de negro, «llegó a toda velocidad y el conductor detonó la carga explosiva que llevaba», agregó Hasan, sobrino del coronel Nayib, jefe de la Policía del distrito de Jenah. «El vehículo iba tan deprisa que chocó con otro coche cuando giraba para bajar la calle a la altura del Ministerio de Agricultura», agregó el mismo. Hasan iba conduciendo cuando estallaron las bombas y sintió la onda expansiva dentro del coche. «Menos mal que tenía las ventanillas bajadas, porque si no, hubieran estallado los cristales», continuó este libanés, que nos muestra un vídeo que tomó con el móvil en el que se veían trozos de carne y miembros del cuerpo de uno de los suicidas esparcidos en un descampado a unos 500 metros de donde tuvieron lugar las explosiones. «Si no hubiera sido porque es una zona con mucha seguridad, las pérdidas habrían sido incalculables», exclamó Masiat Asia, una vecina del barrio de Bir Hasan. Asia vive cerca de la embajada de Kuwait a un kilómetro del lugar del atentado, pero pudo sentir «como un terremoto» la onda expansiva. Analistas consultados por LA RAZÓN ven en el doble atentado contra la embajada de Irán en Beirut , un mensaje claro de advertencia a la milicia chií libanesa y su aliado Irán por su participación en la guerra civil siria. El régimen de Asad tiene abiertos tres frentes en Alepo, la provincia central de Homs, y las montañas de Qalamoun, fronterizas con Líbano. Ahora, la ofensiva de Damasco se centra en esta estratégica cordillera montañosa, que conecta con Homs y Latakia y que ha obligado a más de 12.000 sirios a huir a la ciudad libanesa de Arsal, en el valle de la Beeka, desde el pasado viernes . La batalla por Qalamoun intuye ser tan feroz como lo fue en la localidad de Al Qusayr, bautizada la «madre de todas las batallas», en el pasado mes de abril.
Según medios libaneses, unos 40.000 combatientes del Ejército del Islam se han concentrado para resistir los ataques de las tropas sirias, apoyadas por combatientes de Hizbulá, de la Guardia Revolucionaria iraní y la milicia chií iraquí Abu al Fadl Abbas. Los yihadistas ayer quisieron dejar claro que la intervención en Siria tiene un precio.
✕
Accede a tu cuenta para comentar