Inmigración

Alemania presiona para que se libere a la capitana del “Sea Watch”

Rackete pasa su tercera noche en prisión a la espera de la decisión del juez de Agrigento

Carola Rackete saluda ayer a su llegada al Porto Empedocle antes de declarar ante el juez por navegación en zonas prohibidas / Efe
Carola Rackete saluda ayer a su llegada al Porto Empedocle antes de declarar ante el juez por navegación en zonas prohibidas / Efelarazon

Rackete pasa su tercera noche en prisión a la espera de la decisión del juez de Agrigento.

El cruce de declaraciones llegó primero con el Gobierno francés, con el que Roma mantiene un caudal constante de hostilidades. Mientras que ahora, la tensión por el desembarco a la fuerza de los 40 migrantes rescatados por la ONG alemana Sea Watch y el arresto de su capitana, Carola Rackete, se desplaza hacia Berlín. El ministro de Exteriores germano, Heiko Mass, declaró en Twitter: «Desde nuestro punto de vista, tras el procedimiento legal debido, sólo puede producirse la liberación de Carola Rackete. Eso es lo que le volveré a dejar claro a Italia». Ayer la activista, de nacionalidad alemana, declaró ante el juez de la ciudad siciliana de Agrigento durante dos horas, aunque la decisión sobre su futuro inmediato no se conocerá hasta hoy.

Por el momento, esta noche la ha vuelto a pasar bajo arresto domiciliario, como se encuentra desde que fue detenida la madrugada del pasado sábado.

La fiscalía acusa a Rackete de navegación en zonas prohibidas, así como de negar la obediencia a un barco de guerra y mostrar resistencia o violencia contra el navío, ya que en la maniobra para llegar a puerto chocó accidentalmente con la Guardia de Finanza. «No fue mi deseo golpearla», manifestó ella ante el magistrado. Ahora el tribunal deberá decidir si esta acusación es motivo suficiente para mantenerla bajo custodia o si la deja en libertad provisional. En este último caso, el Gobierno italiano tiene preparado un procedimiento de expulsión a su país de origen, que activaría de inmediato.

El ministro del Interior, Matteo Salvini, lo vende como un gesto más de mano dura, aunque de esta forma Italia se evitaría un lío diplomático aún mayor, ya que Rackete volvería a Alemania antes de ser procesada por favorecer la inmigración ilegal, por lo que también está siendo investigada.

Salvini insistió en que espera de la Justicia «penas severas para quien ha atentado contra la vida de militares italianos y ha ignorado repetidamente» sus leyes. «De otros países europeos, Alemania y Francia en primer lugar, me espero silencio y respeto», añadió. La polémica ya había brotado con el presidente federal alemán, Frank Walter Steinmeir, quien deseó que Italia extremara la atención en este caso, ya que «aquellos que salvan vidas humanas no pueden ser considerados como criminales». Salvini replicó que «el presidente alemán se debe ocupar de lo que pasa en Alemania y, posiblemente, de invitar a sus conciudadanos a que eviten infringir las leyes italianas».

Al líder de la ultraderechista Liga toda esta polvareda le ha venido que ni pintada para recuperar el choque directo con sus socios europeos, a los que les acusa de injerencia interna; y para remarcar su mensaje contra la inmigración, en un momento en el que se habían reducido los desembarcos.