Guerra en Ucrania
Alemania y Francia sientan en una misma mesa a rusos y ucranianos
Buscarán hoy en Berlín una solución que detenga la escalada de tensión
Hoy tendrá lugar en Berlín una reunión a cuatro bandas que puede ser cclave para reavivar la vía diplomática en el conflicto ucraniano, encallado desde el derribo del vuelo MH17 sobre la región controlada por los prorrusos hace exactamente un mes. Al encuentro asistirán los ministros de Exteriores de Francia, Laurent Fabius; Alemania, Frank-Walter Steinmeier; Rusia, Sergei Lavrov; y Ucrania, Pavlo Klimkin. La celebración de la misma se acordó el viernes en Sochi entre los jefes de la Administración presidencial ucraniana y rusa, Boris Lozhkin y Serguéi Ivanov, respectivamente.
La cita en la capital alemana sigue el formato de la mantenida a comienzos de julio, con los mismos asistentes, que se cerró con los llamados «Acuerdos de Berlín», una declaración de intenciones para posibilitar una tregua duradera en Ucrania como primer paso al fin del conflicto. «Espero que logremos encontrar una solución que ponga fin a las hostilidades y que permita la llegada de la ayuda humanitaria que precisa la población del este de Ucrania», comentó ayer el ministro germano. Una relajación del conflicto alejaría el fantasma de una nueva ronda de sanciones, alentadas en Bruselas por Polonia y los países bálticos, un escenario que Berlín y Francia tratan de evitar a toda costa, pues sus economías son las más conectadas con Rusia de toda la Unión Europea.
La tensión entre Kiev y Moscú, que alcanzó el viernes su máxima expresión, pareció darse ayer un respiro con el acuerdo para la entrada de la carga humanitaria rusa en el país. «Los dos gobiernos se pusieron de acuerdo acerca de cómo proceder para el control de la mercancía y cómo preparar el convoy», comentó Pascal Cuttat, responsable regional de la Cruz Roja en Europa oriental, después de que tanto la organización como Kiev reconocieran la carga rusa para Ucrania como ayuda humanitaria. El convoy ruso, estacionado desde el jueves junto a la frontera esperando una resolución al desencuentro diplomático, despertó inicialmente sospechas en la comunidad internacional ante la posibilidad de que pudiese encubrir una invasión militar. Una posibilidad prácticamente descartada a estas alturas, toda vez que funcionarios aduaneros ucranianos y periodistas occidentales han podido revisar someramente su contenido.
Obstáculos
Pese al anuncio del acuerdo sobre el convoy, aún faltan detalles para que la ayuda pueda llegar. Rusia ha enviado una solicitud a Kiev para que reconozca el estatus del cargamento como humanitario –necesario a nivel burocrático para autorizar su entrada en el país– y todavía no ha obtenido respuesta. Además, todavía no hay acuerdo sobre cómo se garantizará la seguridad de la misión. Moscú pide un alto el fuego.
A estos problemas se suma que el presidente ucraniano, Poroshenko, se enfrenta a fuertes presiones internas de algunos sectores del Gobierno para no aceptar ayuda rusa, independientemente de su contenido y las condiciones de entrega. Una línea dura alimentada por el incidente de la columna de vehículos militares rusos que supuestamente cruzó la frontera y fue destruida parcialmente el viernes por el Ejército ucraniano.
Durante el día de ayer no se publicó ningún documento gráfico, ni oficial ni extraoficial, que corroborase la versión. El Gobierno ruso reconoció la presencia de vehículos militares cerca de la frontera, pero desmintió categóricamente que cruzasen a suelo ucraniano, calificando de «fantasía» la versión de las autoridades de Kiev de que su ejército destruyó parcialmente esa columna de blindados.
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