Política

Caracas

«Aquí los jóvenes salen a la calle y les persiguen y reprimen»

«Aquí los jóvenes salen a la calle y les persiguen y reprimen»
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La próxima semana tendré el honor de participar en el Campus 2014 y el Programa de Excelencia de la Fundación para el Análisis y los Estudios Sociales (FAES), que dirige el ex presidente José María Aznar, a quien agradezco su cordial invitación. Para nosotros es una excelente ocasión de intercambiar ideas sobre los retos del futuro, justo cuando en Venezuela libramos una dura lucha por la defensa de los valores democráticos. Sepa que la búsqueda de la libertad y el bienestar es un elemento que nos identifica a millones de personas, de un lado y otro del Atlántico. Desde el norte de Suramérica hemos sido ejemplo de una extenuante cruzada en defensa de nuestros valores y de lo que somos como parte de Occidente. Los venezolanos nos enfrentamos a diario con las pretensiones de quienes procuran la desfiguración de nuestra historia. Se pretende imponer a nuestros ciudadanos patrones típicos de otras sociedades, donde la libertad no figura como valor supremo y donde la vida pasa a ser un asunto menor en la agenda oficial. Los venezolanos sobrevivimos hoy las consecuencias de un modelo fracasado, que ha llevado a la quiebra general de nuestra estructura productiva y al colapso de la dinámica cotidiana. El país de las mayores reservas petroleras del planeta es hoy también el de la mayor inflación del mundo, el del racionamiento eléctrico y el de la escasez crónica de bienes esenciales. Sepa que Venezuela es víctima de las apetencias de quienes se aferran al poder, alentados por alianzas que nos han alejado del mundo libre y de su visión del desarrollo económico. Ahora mismo, el Gobierno de Nicolás Maduro trata de evadir su responsabilidad en la profunda crisis política y económica, cuya solución no pasa solamente por un duro ajuste fiscal, sino por un cambio de modelo. Aquí, los jóvenes han salido a las calles a reclamar su futuro, y la respuesta no ha sido la creación de oportunidades sino la persecución y la represión contra quienes piensan distinto. No hay rendición de cuentas para esos venezolanos que creyeron en una promesa de felicidad creada artificialmente por la renta petrolera, sin bases sólidas y productivas. Vivimos tiempos muy duros en Venezuela. Pero la buena noticia es que, contra el pronóstico de los pesimistas, nuestros ciudadanos no se han resignado ante el Gobierno que más poder ha concentrado en toda nuestra historia republicana. Sin aventuras ni atajos, pero con mucha contundencia, seguimos en la lucha por la libertad y el bienestar de todos los venezolanos. Ése es nuestro reto, y por eso estamos comprometidos como servidores públicos con un modelo de progreso y democracia para Venezuela.