Asimetría funcional

Trump calificó el Nafta como «el peor acuerdo en la historia de los tratados comerciales», ¿Qué hay de cierto en esta afirmación?

–Se trata fundamentalmente de retórica de campaña. Hoy por hoy, los principales beneficiarios del Nafta han sido las propias empresas estadounidenses que han encontrado en México una fuente de mano de obra barata, facilidades fiscales considerables y un mercado permanente para el consumo de sus productos.

¿Cómo afectaría a México un cambio de reglas? ¿Ha beneficiado a la sociedad este acuerdo comercial o más bien a los empresarios?

–La dependencia de la economía mexicana en relación a bienes de consumo duraderos y no duraderos producidos en Estados Unidos es muy elevada. El Nafta virtualmente arrasó el campo mexicano, lo que en parte ha contribuido al desarrollo de problemas de inestabilidad y violencia en muchas regiones agrícolas del país. Este acuerdo, en México, fue implementado junto con medidas de control político y social que hoy mantienen al trabajador mexicano como uno de los peores pagados de América Latina, sin poder reivindicar mejoras en sus condiciones laborales, más precarias que las de los otros dos países de la región.

¿Qué aspectos son modificables? ¿Dónde podrían encontrar puntos de acuerdo?

–Es posible que los países integrantes del Nafta (EE UU, Canadá y México) coincidan en matizar el libre tránsito y la contratación de trabajadores en uno y otro lado de la frontera. Al menos, así lo han manifestado públicamente.