Irlanda
Belfast arde
La retirada de la bandera británica del Ayuntamiento de la capital norirlandesa desata la ira de los unionistas
Belfast ha vuelto a revivir los peores días de la época de los llamados «troubles», aquellos en los que las calles se convertían en una batalla campal entre católicos, protestantes y agentes que tenían que hacer uso de la fuerza para intentar recomponer el orden. Por quinta noche consecutiva, los unionistas, es decir, los que defienden la permanencia de Irlanda del Norte en Reino Unido, protagonizaron una nueva oleada de disturbios para protestar por la retirada de la bandera británica del Ayuntamiento de la ciudad.
La norma –que establece que la insignia sólo será izada 17 días al año y no los 365 días, como ocurría hasta ahora– fue aprobada el 3 de diciembre gracias al voto de la mayoría nacionalista, esto es, los que se sienten irlandeses y no británicos. La ley ya se ha aplicado en otros edificios gubernamentales, pero los protestantes no aceptan el cambio en el consistorio. En los últimos cincos días, 60 agentes de la Policía norirlandesa han resultado heridos y se han registrado más de cien detenciones. Un portavoz de la PSNI señaló que las fuerzas del orden fueron atacadas en la noche del lunes con piedras, pelotas de golf, ladrillos, cócteles molotov y hasta machetes y mazas, por lo que se vieron obligadas a responder con cañones de agua y balas de goma para repeler la agresión de decenas de jóvenes. Como es habitual en estos casos, hay afirmaciones contrapuestas sobre el origen de la violencia, pero la versión oficial señala que los disturbios comenzaron cuando un grupo de manifestantes regresaba del centro de Belfast, después de participar en un acto de protesta organizado ante el consistorio municipal. A su paso por el barrio católico del Short Strand, en el este de la capital, se enfrentaron con jóvenes nacionalistas y los agentes de la PSNI decidieron entonces trasladar hasta una zona más segura a los unionistas, que respondieron con un ataque contra las fuerzas del orden. Detrás de los disturbios podría estar la Fuerza de Voluntarios del Ulster, un grupo paramilitar leal a la Corona que anunció en 2007 el abandono definitivo de la lucha armada, aunque algunos de sus miembros siguen envueltos en actividades delictivas.
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