Birmania
Birmania libera a los dos periodistas de Reuters que investigaban el genocidio roingya
Los dos reporteros de Reuters se benefician de una amnistía presidencial a más de 6.200 presos.
Los dos reporteros de Reuters se benefician de una amnistía presidencial a más de 6.200 presos.
La imagen lo decía todo. Con una sonrisa de oreja a oreja y con el brazo extendido pulgar en alto, los periodistas birmanos Wa Lone y Ktaw Soe Oo, condenados a siete años de cárcel por su investigación de una matanza de la minoría musulmana rohingya en Birmania, salieron ayer de prisión. Tras pasar 511 días encerrados acusados de vulnerar la Ley de Secretos de Oficiales, ambos reporteros premiados con un Pullitzer pudieron volver a reunirse con sus familias. En las fotos: sonrisas, abrazos y emoción contenida.
Su liberación, que fue posible gracias a una amnistía presidencial concedida a 6.250 presos, parece caída del cielo, ya que el indulto era la única esperanza que les quedaba después de haber perdido todos los recursos en el Tribunal Supremo. El último, el mes pasado, cuando la Corte falló en su contra. La buena nueva también sirvió para sacarle de nuevo los colores a la líder «de facto» del país, la premio Nobel de la Paz Aung San Suu Kyi, quien defendió desde el principio la legitimidad del proceso judicial a los periodistas en un caso que se ha convertido en un claro ejemplo de los ataques contra la libertad de prensa que vive esta nación asiática.
Wa Lone, de 33 años, y Ktaw Soe Oo, de 29, fueron detenidos en un restaurante de Rangún la noche del 12 de diciembre de 2017 tras haberse reunido con dos policías. Según explicaron los acusados, los uniformados les pasaron unos documentos con información supuestamente confidencial, un hecho que sus abogados calificaron como una «trampa». Por entonces, los reporteros estaban investigando la matanza en septiembre de 2017 de diez rohingyas en la aldea de Inn Dinn, un incidente más de la campaña liderada por el Ejército birmano contra esta minoría y que la ONU calificó como «limpieza étnica de manual». Hasta la fecha, más de 750.000 rohingyas han huido de sus casas hasta Bangladés, país vecino donde malviven en campos de refugiados.
Aunque a ellos de nada les sirvió el que uno de los policías que testificó en el proceso admitiera haber entregado los papeles para inculparles, su reportaje –publicado por la agencia Reuters– fue de gran utilidad. Gracias a sus pesquisas se condenó a siete soldados por la masacre de Inn Din, un trabajo que el jurado del premio Pullitzer consideró que exponía «con pericia que unidades del Ejército y aldeanos budistas son responsables de la expulsión sistemática y el asesinato de rohingyas en Birmania».
Su puesta en libertad ha sido acogida con esperanza por las organizaciones internacionales. Supone «un paso hacia la mejora de la libertad de prensa» y una muestra del compromiso del Gobierno «con la transición de Birmania hacia la democracia», aseguraron desde la ONU. No obstante, eso habrá que verlo, ya que desde que la Dama se codea con aquellos que antaño la mantuvieron recluida, el número de periodistas detenidos en la nación ha aumentado hasta 43, según Human Rights Watch. Eso no frenará a Wa Lone, quien al abandonar la cárcel expresó sus deseos de volver cuanto antes a «la redacción». «Soy periodista y lo seguiré siendo», añadió.
La Unión Europea dijo ayer estar «satisfecha» por la noticia y aseguró que continuará trabajando con las autoridades de Birmania «en apoyo de la democracia en el país», según la portavoz de la Alta Representante, Federica Mogherini.
Por su parte, el ministro de Exteriores británico, Jeremy Hunt, resaltó que la liberación supone «una fantástica noticia». Sin embargo, añadió que las autoridades del país asiático «deben mostrar el mismo tipo de apertura sobre los problemas en la provincia de Rajine para los rohingyas».
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