Política

Argelia

Buteflika vuelve a Argelia, sumida en una huelga general

El octogenario presidente abandonó Suiza tras dos semanas de estancia en un hospital.

La nueva candidatura presidencial de Buteflika ha provocado numerosas protestas
La nueva candidatura presidencial de Buteflika ha provocado numerosas protestaslarazon

El octogenario presidente abandonó Suiza tras dos semanas de estancia en un hospital.

A bordo de un avión oficial, el presidente de Argelia, Abdelaziz Buteflika, aterrizó finalmente ayer a media tarde en su país después de haber pasado las dos últimas semanas ingresado en Suiza mientras su país vive las mayores protestas registradas en las últimas décadas en contra del régimen que encarna y de su intención de renovar mandato en las elecciones de abril.

Los primeros rumores de que Buteflika podría regresar a casa empezaron a circular por la mañana, cuando la agencia de noticias Reuters informó de que el avión de la presidencia de la República había abandonado el espacio aéreo argelino en dirección al norte. Poco después, la cadena Sky News difundió imágenes de la aeronave llegando a Ginebra, desde donde medios locales aseguraron que el rais estaba a punto de abandonar la ciudad.

Buteflika fue trasladado hace dos semanas a Suiza para realizar unos chequeos médicos sin especificar, y desde entonces había permanecido hospitalizado e incapaz de dirigirse directamente a los manifestantes movilizados masivamente en su país. Aunque el octogenario dirigente trató de apaciguar los ánimos de sus compatriotas en dos cartas, cuya autoría fue puesta en duda por la oposición, sus intentos demostraron ser en vano.

Poco antes de la llegada de Buteflika al país, el jefe del Ejército, Ahmed Gaïd Salah, volvió a tomar la palabra para afirmar que los militares y el pueblo argelino comparten «una visión única del futuro de Argelia», lo que supone el guiño más evidente que el teniente general ha mandado hasta ahora a los manifestantes, a pesar de no referirse a ellos directamente.

Los argelinos, por su parte, recibieron a Buteflika con una huelga general que fue ampliamente seguida en ciudades de todo el país, y que respondía a las llamadas lanzadas en las redes sociales de aumentar la presión sobre el régimen con acciones de desobediencia civil.

El seguimiento del paro fue generalizado, e incluyó comercios, transporte público, puertos, la administración, zonas industriales y múltiples grandes empresas, algunas tan simbólicas como la compañía estatal de hidrocarburos Sonatrach.

La incertidumbre que rodeaba la convocatoria de la huelga, que como la mayoría de acciones que se han realizado en Argelia en las últimas tres semanas fue espontánea, generó cierto recelo por parte de algunos argelinos que ven al pueblo –y no al régimen– como el más afectado por la maniobra. «No estoy del todo de acuerdo con la huelga, porque creo que la gente es la primera que sale perjudicada y puede alimentar el pánico entre la sociedad civil», decía a LA RAZÓN desde Argel Houari Bouchenak, un joven de 37 años que ha participado en las protestas.

El sector que tampoco faltó a la cita fue el educativo, en particular en los casos de secundaria y la universidad, donde el seguimiento de la huelga fue muy importante y dio pie a nuevas manifestaciones por parte del sector estudiantil, uno de los más movilizados desde que estallaron las protestas a finales de febrero. En un intento desesperado por frenar el incombustible ímpetu exhibido por la juventud argelina, el Ministerio de Educación Superior anunció el sábado que avanzaba las vacaciones primaverales diez días, de tal manera que oficialmente empezaron ayer.

Sin embargo, muchos miembros de la comunidad universitaria, incluidos algunos rectores, mostraron su rechazo a la decisión de forma inmediata, lo que llevó a la Oficina Nacional de Trabajos Académicos, un departamento del Ministerio, a anunciar que los servicios habituales para los estudiantes no se verían alterados a pesar de las vacaciones. «Todos los profesores recibimos ayer [para el sábado] la decisión del Ministerio, algo que ya esperábamos del [inistro] Hadjar, ya que él es del clan del presidente [Buteflika]», explica a este periódico Faouzia Zeraoulia, profesora de la Universidad de Jilel, al este del país.

Por su parte, el Frente de Liberación Nacional, el partido político de Buteflika, también rompió ayer su silencio para referirse a la crisis que atraviesa el país. Por medio de un comunicado difundido en las redes sociales, la formación aseguró estar trabajando con «todos los actores políticos» para salir de la encrucijada en la que se encuentra Argelia, «preservando la seguridad y la estabilidad». El partido, sin embargo, no mencionó en ningún momento con qué actores había estado en contacto durante las últimas horas para avanzar.