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Cameron: «La salida de la UE sería irreversible»
En su último alegato a los británicos antes del referéndum, el «premier» se dirige a su generación para salvar «lo mejor de ambos mundos»
De todos los actos de campaña protagonizados por el «premier» David Cameron ante este referéndum, el más significativo fue el de ayer, cuando a las puertas del Downing Street hizo el último alegato al pueblo británico para que votara por la permanencia en la UE. La próxima vez que el líder «tory» abra la puerta del número 10 para dirigirse a la nación será el viernes, cuando ya se conozca si Londres ha firmado o no el temido divorcio con Bruselas.
Consciente de las implicaciones que un Brexit podría acarrear en su carrera política, el «premier» insistió en que una salida «sería irreversible, no se podría deshacer». Asimismo, afirmó que no defendería permanecer en el «club» europeo si pensara que ello iba a socavar su capacidad para «actuar y tomar decisiones». «Quiero dirigirme directamente a las personas de mi generación y mayores. Sé que la UE no es perfecta, créanme, entiendo esas frustraciones, pues las siento yo mismo», dijo. «Por eso negociamos y mejoramos nuestro estatus especial: fuera del euro, manteniendo nuestras fronteras, excluidos de una mayor integración europea. Tenemos lo mejor de ambos mundos», aseguró. Consciente de que los más mayores son los más euroescépticos, Cameron repitió en más de una ocasión que la gente debía recapacitar y «pensar en el futuro de sus hijos y sus nietos». «La próxima generación tendrá que vivir con las consecuencias por mucho más tiempo que el resto de nosotros», avisó.
Por otra parte, se centró en la economía, protagonista en la campaña por la permanencia en la recta final. «El país es más fuerte si nos quedamos, más débil si salimos», y advirtió: «Existen riesgos para nuestras familias y no deberíamos asumirlos». «Por usted, por su familia, por el futuro de nuestro país, vote por la permanencia», declaró. Cameron insistió en que Reino Unido «es más seguro» como parte de la UE y, como «país especial» que es, ve aumentado su poder al ser capaz de influir en el bloque comunitario. El primer ministro británico reivindicó así cuestiones con las que espera llegar al corazón de un votante confundido por la complejidad de las estadísticas y la disparidad de la guerra de cifras en la que se embarcaron los dos bandos. Por este motivo puso en valor los elementos universales que, según él, dependen de la continuidad en la UE, como la prosperidad de las familias, el mantenimiento del empleo e, incluso, la seguridad nacional. «Sus posibilidades de trabajar, de viajar, de construir la sociedad abierta y exitosa en la que queremos vivir depende de este resultado», subrayó.
Tras años de enfrentamientos en las filas «tories», Cameron acabó cediendo con la promesa de un plebiscito incluido en el programa electoral para las generales del año pasado, pero lejos de rebajar la temperatura interna, las disensiones generadas amenazan ahora con cobrarse la cabeza del dirigente que decidió que cuatro décadas sin revisar la afiliación comunitaria eran demasiadas. Incluso si no pasa a los libros de historia como el «premier» que sacó a Reino Unido de Europa, Cameron ha quedado ya como el principal perjudicado de una campaña que ha reavivado las luchas cainitas que en los 90 habían abocado a su partido a la oposición durante tres legislaturas consecutivas. Aunque ha reiterado que no dimitirá si este jueves pierde la batalla.
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