Conflicto armado

¿Cómo olvidar el daño hecho por las FARC?

Han secuestrado a más de 14.000 personas y sus minas han matado a más de 10.000 civiles.

La Razón
La RazónLa Razón

Han secuestrado a más de 14.000 personas y sus minas han matado a más de 10.000 civiles.

En la guerra se comenten atrocidades difíciles de olvidar y las FARC tienen una larga lista de pecados capitales que los convierten en verdugos. Como por ejemplo la masacre en Bojayá (Chocó), que dejó 119 víctimas, todas civiles, como consecuencia de un combate entre guerrilleros de las FARC y grupos paramilitares de las AUC. O el atentado al Club El Nogal en Bogotá en 2003, cuando un vehículo con más de 200 kilos de explosivos destruyó un edificio con 600 personas: 36 civiles murieron y más de 200 resultaron heridas.

Entre las acciones más criticadas por la comunidad internacional se encuentra la táctica de las FARC de utilizar personas como hombres bomba. En 2009 una joven se encaminó cargada de explosivos contra la estación de Policía de Samaniego (Nariño). La carga que llevaba la mujer estalló al entrar al edificio. Ocho agentes resultaron heridos. Las FARC, además, han sembrado con minas prácticamente todos los departamentos del país. Entre 1990 y 2013 han muerto 10.445 personas en sus campos minados.

Son varias las poblaciones que resultaron afectadas en las refriegas entre las FARC y el Ejército, la Policía u otras instituciones de Gobierno. Los ataques con explosivos han dejado a decenas de familias damnificadas, muchas víctimas mortales y heridos civiles. En Toribio, LA RAZÓN pudo comprobar cómo varios indígenas fueron asesinados cuando intentaban descolgar unos carteles de la guerrilla.

Una de las líneas rojas que las FARC cruzaron, pese a que líderes como el fallecido Hugo Chávez o Fidel Castro mostraron su rechazo, fue la del secuestro. Cifras y Conceptos con el Centro Nacional de Memoria Histórica publicaron este año un informe en el que dicen que entre 1970 y 2010 fueron secuestradas 14.000 personas por las FARC.

Por otro lado, y según pudo comprobar LA RAZÓN en el campamento guerrillero Isaías Pardo, situado en los Llanos del Yarí –Caguan–, la mayoría de los guerrilleros fueron reclutados cuando eran menores. Si bien la mayoría afirma que se enroló de forma voluntaria, tampoco tenían muchas opciones. Pobreza, sed de venganza y otros factores fueron claves a la hora de sumar efectivos para la guerrilla. Algunos informes señalan que habría entre 18.000 y 20.000 menores alistados en grupos armados en Colombia. A esto hay que sumar los cinco millones de desplazados por el conflicto, y delitos como la extorsión a conductores, comerciantes y campesinos, conocida como «la vacuna». La guerrilla anunció ayer que como parte del acuerdo de paz declarará ante el Gobierno «los recursos monetarios y no monetarios» que componen su «economía de guerra», necesarios para reparar a sus víctimas.