Reino Unido

Corbyn amenaza con una moción de censura para evitar un Brexit salvaje

El apoyo del “número dos” laborista a un segundo referéndum de independencia en Escocia abre otra crisis en el partido. Los “tories” críticos piden un Gobierno de unidad

Los comerciantes británicos cerraron julio con las menores ventas en 24 años. En la imagen, un hombre pasa junto a un negocio cerrado en la londinense Oxford Street
Los comerciantes británicos cerraron julio con las menores ventas en 24 años. En la imagen, un hombre pasa junto a un negocio cerrado en la londinense Oxford Streetlarazon

El apoyo del “número dos” laborista a un segundo referéndum de independencia en Escocia abre otra crisis en el partido. Los “tories” críticos piden un Gobierno de unidad

El líder de los laboristas, Jeremy Corbyn, ha hecho público su deseo de pedir un voto de no confianza contra el primer ministro británico, Boris Johnson, para evitar un divorcio con la Unión Europea sin acuerdo el próximo 31 de octubre. «Haremos todo lo posible para detener el no acuerdo, incluido un voto de no confianza en el momento oportuno», anunció Corbyn. Y todo indica que se hará tras el receso veraniego del Parlamento.

Con esta medida los laboristas intentan obstaculizar los planes de Johnson y para ello necesitarán el apoyo de aquellos parlamentarios conservadores que se oponen a un Brexit a las bravas. La mayoría de Johnson es de un solo diputado. Si el Parlamento secundara la propuesta, se podría formar un gobierno bajo la dirección de Corbyn. Sin embargo, los «tories» rebeldes han barajado la opción de crear un Ejecutivo de unidad nacional que expulse a Johnson del número 10 de Downing Street. Desde las filas laboristas, sin embargo, no son partidarios de esta coalición y prefieren ir a unas elecciones generales anticipadas este otoño.

Los parlamentarios proeuropeos creen que pueden evitar una salida sin acuerdo a pesar de que los tiempos son muy ajustados. Desde el Gobierno, por otro lado, se hace todo lo posible para alargar el «impasse» hasta la fecha límite concedida por Bruselas.

De salir adelante la propuesta de Corbyn contra Johnson, se abriría un plazo de 14 días para formar Gobierno o se desencadenarían elecciones generales. Pero es el actual primer ministro quien fijaría la fecha y todo apunta a que esperaría a que Reino Unido saliese de la UE. Por tanto, las esperanzas de que un nuevo Gobierno interrumpa el divorcio con la UE el 31 de octubre quedan desbaratadas.

A pesar de los últimos movimientos laboristas, el Ejecutivo «tory» se muestra confiado en que la salida de la UE es imparable. Así lo expresó el principal asesor de Johnson y el que fuera director de la campaña «Vote Leave», Dominic Cummings. Cummings parece listo para un otoño ajetreado y la prensa británica apunta a que ya trabaja en unas elecciones generales del «pueblo contra los políticos». Ante las especulaciones de estar preparado para unos nuevos comicios, Johnson fue tajante: «No. La respuesta es no».

Con un Brexit que parece inevitable, la cuestión continúa siendo el cómo, y ahí comienza el juego de los reproches. Desde el Gobierno británico se echa en cara a Bruselas la situación de bloqueo, mientras que la UE recela de las maniobras de Cummings y advierte que está preparada para una salida sin acuerdo.

La falta de diálogo entre Londres y Bruselas favorece a los euroescépticos británicos, que celebran la aproximación de la noche de Halloween. Johnson sigue exigiendo la renegociación del pacto de retirada para eliminar el «backstop», la controvertida salvaguarda para evitar una frontera dura entre las dos Irlandas una vez que se haya consumado el divorcio. La UE no está dispuesta a dar su brazo a torcer. Y los reproches continúan.

Internamente, el Brexit tensa también la relación entre las diferentes regiones que componen Reino Unido. La primera ministra escocesa, Nicola Sturgeon, ha abierto la puerta a una «alianza progresista» con los laboristas para, si dan las cuentas, formar una mayoría que desbanque a los conservadores del Gobierno en unas futuras generales. El acercamiento fue aprobado por el canciller laborista en la sombra, John McDonnell, que además tendió una mano a Sturgeon al expresar que su partido no bloquearía un segundo referéndum de independencia de Escocia. Las palabras de McDonnell han indignado a sus colegas escoceses que se oponen a la celebración de una nueva consulta.

Los comentarios del «número dos» de Jeremy Corbyn se producen tras una encuesta reciente que muestra que el 52% de los votantes escoceses ahora respalda la independencia. El temor a la salida desordenada de Reino Unido de la UE ha reabierto el debate nacionalista poco después de que Boris Johnson fuera abucheado en su reciente visita a Edimburgo.