Corea del Norte
Kim Jong Un reta a Trump al lanzar un nuevo misil
El régimen de Corea del Norte tantea la reacción del nuevo presidente de EE UU con la prueba de un cohete, que cayó en el mar de Japón. La dictadura de Pyongyang retoma así su carrera armamentística ante el silencio de Pekín, su único aliado en la zona
El régimen de Corea del Norte tantea la reacción del nuevo presidente de EE UU con la prueba de un cohete, que cayó en el mar de Japón. La dictadura de Pyongyang retoma así su carrera armamentística ante el silencio de Pekín, su único aliado en la zona
Corea del Norte estrenó el año con el disparo ayer de un misil balístico que, tras recorrer unos 550 kilómetros, acabó en las aguas del Mar de Japón. Junto con el proyectil, Kim Jong Un lanzaba un mensaje a la comunidad internacional y especialmente a sus vecinos y a Washington: el de que su país mantendrá su carrera armamentística y nuclear y que no teme a la nueva Administración del recién estrenado presidente norteamericano, Donald Trump.
El cohete se lanzó en torno a las 07:22 hora local (22:22 hora GMT) desde la base aérea de Banghyon al oeste del país. Según informó en un primer momento la agencia de noticias Yonhap, el Ejército surcoreano dedujo que podía tratarse de un misil Rodong de medio alcance con un radio de acción máximo de 1.500 kilómetros, algo que le hubiera permitido llegar hasta su vecino Japón o Corea del Sur. No obstante, los militares surcoreanos señalaron después que posiblemente pudo ser un misil Musudan, proyectil con alcance de hasta 4.000 kilómetros y con el que podría alcanzar la base norteamericana de la isla nipona de Okinawa o la que mantienen en Guam, en aguas del Pacífico.
Seúl reaccionó de inmediato e indicó que el nuevo ensayo constituye un claro desafío con el que la dictadura de Pyongang intenta medir la respuesta de Washington. «Es una clara y explícita violación de las resoluciones de la ONU y una grave amenaza para la paz y la estabilidad de la península», añadió el Ministerio de Asuntos Exteriores surcoreano en un comunicado, en el que también apuntó a la «naturaleza irracional del régimen de Kim Jong Un», obsesionado por hacerse con un arsenal nuclear.
Pese a que en esta ocasión se trató de un misil de medio alcance, el líder norcoreano ya adelantó en su discurso de Año Nuevo que su país se encuentra en las «etapas finales» para llevar a cabo un ensayo con un misil balístico intercontinental (ICBM), con un alcance superior a los 5.000 kilómetros, con lo que de tener éxito podría alcanzar territorio continental estadounidense. No obstante, aunque los expertos norcoreanos llevan intentando desarrollar un ICBM desde hace cerca de una década, numerosos especialistas aseguran que todavía les queda mucho trabajo por hacer, como mejorar la capacidad del vehículo o el rendimiento del motor.
En la misma alocución, Kim Jong Un presumió de haber lanzado más de 20 misiles y realizado dos ensayos nucleares en 2016, al tiempo de que advirtió con continuar con la detonación de artefactos atómicos si Washington no suspendía las maniobras conjuntas con el Ejército surcoreano previstas para 2017. Por eso, ayer, y a un mes vista de dichos ejercicios, Corea del Norte sacó músculo anticipando una nueva escalada de tensión en la península.
Un experto en Corea del Norte afincado en Seúl declaró a la página web NK News que el dictador Kim Jong Un había elegido la «ocasión ideal» para enviar un mensaje a Trump y debilitar la posición del vecino del sur en un momento en el que dicho país se encuentra inmerso en una profunda crisis política. Desde que estallara el escándalo de su presidenta, Park Geun Hye, ésta espera que el Supremo confirme o no su revocación y en ese caso se convoquen nuevas elecciones. Además, el lanzamiento también coincidía con la presencia del primer ministro japonés, Shinzo Abe, y su mujer en EE UU.
Precisamente, el lanzamiento se suma a los numerosos ensayos que el año pasado llevó a cabo Pyongyang y que provocaron que Seúl y Washington acordaran desplegar un escudo antimisiles THAAD durante el presente 2017. Un sistema armamentístico al que China se opone rotundamente, ya que, entre otras cuestiones, teme que el potente radar del sistema socave su propia seguridad. La última prueba de este tipo había tenido lugar el pasado 20 de octubre, día del tercer debate entre los entonces candidatos a la Casa Blanca Hillary Clinton y Donald Trump. Fue un lanzamiento fallido de un misil Musudan de medio alcance, según los expertos. En la única prueba de este tipo coronada con éxito habría tenido lugar el año pasado, y en ella el cohete habría recorrido 400 kilómetros, dicen los especialistas, lo que se considera ya un gran avance en la carrera misilística norcoreana.
Para Cui Zhiying, director del Centro de Investigación de la Península de Corea en la Universidad de Tongji, esta última prueba de misiles norcoreanos sólo servirá para agravar las tensiones en la región e intensificar las sanciones contra Pyongyang, mientras Pekín –principal socio comercial de Corea del Sur y aliado del Norte– ha tratado en los últimos meses de «mantener la estabilidad promoviendo el diálogo entre las dos coreas».
Sin embargo, a última hora de ayer China no había hecho todavía ninguna declaración al respecto. Jiang Longfan, director del Centro de Investigación para el Noreste de Asia en la Universidad de Tianjin, indicó que habría que observar con cautela la dirección que tomen a partir de ahora las políticas del gigante asiático, tanto si se centran en mantener buenas relaciones con Pyongyang o por el contrario tratan de trabajar con Washington para presionar a Kim Jong Un para que frene su escalada armamentística.
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