Guerra

Corea del Norte refuerza su presencia militar en Ucrania

La inteligencia surcoreana advierte de que sufren grandes bajas, mientras Pionyang refuerza su alianza con Moscú

El presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, ofreció este domingo devolver a Pionyang a los dos soldados norcoreanos capturados en la región rusa de Kursk a cambio de ucranianos que Rusia retiene como prisioneros de guerra. "Ucrania está lista para enviar a Kim Jong-un a los soldados si él puede organizar su intercambio por nuestros guerreros que son mantenidos presos en Rusia", dijo Zelenski en un mensaje publicado en inglés, ucraniano y coreano en su cuenta oficial de X.
Un norcoreano luchando en UcraniaCuenta De X De Zelenski Agencia EFE

A pesar de las bajas que ha cosechado en el teatro de operaciones entre Rusia y Ucrania, Corea del Norte podría haber reactivado su flujo de tropas hacia Rusia, reincorporando a sus soldados a la línea de combate, según informes de la agencia de inteligencia surcoreana. Esta reciente movilización se ha materializado en los frentes de la región rusa de Kursk durante la primera semana de febrero, tras una retirada táctica de las fuerzas norcoreanas.

El Servicio Nacional de Inteligencia de Corea del Sur, la principal agencia de espionaje del país, está en plena evaluación de la magnitud de este nuevo despliegue. Su escueto comunicado de ayer sigue a un informe del periódico JoongAng, que citó fuentes anónimas, revelando que el Reino Ermitaño habría trasladado hasta 3.000 soldados adicionales desde enero mediante buques y aviones de carga militar.

La decisión de comprometer contingentes adicionales podría reflejar el objetivo más amplio de Kim Jong Un de atrincherar a Moscú en un alineamiento estratégico más profundo, probablemente motivado para asegurarse un apoyo recíproco en caso de una futura crisis en la península coreana. Al comprometer más efectivos ahora, Pyongyang podría estar intentando adelantarse a un acercamiento ruso a Occidente tras la resolución del conflicto con Ucrania y reducir el riesgo de un futuro aislamiento.

Se estima que Pyongyang habría desplegado alrededor de 11.000 soldados en Rusia a finales del año pasado, además de haber suministrado significativos cargamentos de proyectiles de artillería, misiles y otros sistemas de armas. Al parecer, estas fuerzas han sido enviadas a la región de Kursk, donde operan en conjunto con las tropas rusas en un intento por recuperar territorios perdidos ante Ucrania. Sin embargo, informes indican que miles de soldados norcoreanos podrían haber caído en el campo de batalla. El presidente ucraniano, Volodimir Zelenski, declaró el mes pasado que hasta 4.000 combatientes norcoreanos han sido dados por muertos o heridos, mientras que solo dos fueron capturados con vida; ambos se encuentran afectados y bajo custodia en Kyiv.

Un prisionero de guerra norcoreano recientemente entrevistado por un medio surcoreano habría señalado que desconocía que iba a entrar en combate en Ucrania cuando lo desplegaron y que le hicieron pensar que estaba luchando contra soldados de la región. Aunque la participación norcoreana aumenta el número de soldados rusos, las dificultades logísticas, la barrera lingüística y la falta de experiencia reciente en combate han hecho que los observadores cuestionen la eficacia de estas fuerzas. Sin embargo, su despliegue pone de relieve el creciente carácter internacional de esta contienda, lo que hace que las capitales occidentales se hayan preocupado por una posible escalada y por la inestabilidad de la seguridad internacional.El envío de efectivos norcoreanos a Rusia tiene lugar en el marco del acuerdo integral de asociación estratégica alcanzado por los líderes norcoreano y ruso, Kim Jong-un y Vladimir Putin, en junio de 2024, que incluye una cláusula de defensa mutua.

Si bien las motivaciones exactas de la decisión de Kim de desplegar militares en territorio ruso siguen sin estar claras –sobre todo teniendo en cuenta el alto riesgo de deserción y las implicaciones más amplias para la estabilidad del régimen que conlleva exponer a sus efectivos al mundo exterior–, los informes de inteligencia afirman que la iniciativa partió de Pyongyang y no de Moscú. Si la decisión fue realmente de Kim, sus motivos se basan probablemente en consideraciones estratégicas más que económicas, como demuestra la disposición del régimen a enviar tropas adicionales, a pesar de los crecientes temores de malestar interno por los despliegues con destino a Rusia. Por primera vez en su historia, los norcoreanos han apoyado activamente la campaña militar rusa, subrayando una dinámica recíproca arraigada en su alianza de la época de la Guerra Fría.

El líder norcoreano ha apoyado abiertamente las acciones rusas, enmarcando el conflicto como un ejercicio legítimo de autodefensa frente a la agresión occidental. Pyongyang ha criticado los suministros de armas occidentales a Ucrania como provocaciones y se ha alineado con la narrativa de Moscú de resistir al imperialismo liderado por Estados Unidos. Los informes indican que este país ha proporcionado apoyo material y logístico a Moscú, incluido el despliegue de miles de soldados en la región occidental rusa de Kursk. Esta medida sin precedentes refleja la voluntad de Pyongyang de corresponder al apoyo de la Unión Soviética durante la guerra de Corea, aunque en circunstancias geopolíticas muy diferentes.

Hasta ahora, Rusia ha sido principalmente el receptor en sus intercambios con su aliado, pero esta tendencia parece estar en plena transformación. En los últimos dos meses, numerosos informes de inteligencia han indicado que Moscú no solo ha transferido avanzados sistemas de defensa antiaérea a Pyongyang, sino que también ha llegado a un acuerdo para suministrar al régimen de Kim aviones de combate MiG-29 y Su-27.