Cumbre de Panamá
Cuba regresa al concierto regional
El exilio de Cuba ha sido lento y tortuoso. Que nadie se engañe, todavía queda un largo camino de espinas por recorrer, sobre todo para el pueblo que sufre el aislamiento y las sanciones internacionales desde hace más de 50 años, pero ahora ese pueblo ya no está solo. Ése es el mensaje de esta Cumbre de las Américas que se celebra en Panamá. Tras el comienzo del embargo estadounidense y la ruptura de relaciones en 1960 y 1961, el régimen de los Castro fue expulsado en 1962 de la Organización de Estados Americanos (OEA). Aquello ocurrió por imposición de Estados Unidos, y el resto de los países del continente no se atrevieron a desafiarle. Así que, cuando comenzaron las Cumbres de las Américas, en 1994, Cuba quedó fuera de esa convocatoria. A ese rechazo se unió el de los países europeos, lo que obligó al régimen de los Castro a buscar alivio económico e ideológico en Moscú y el Comecon, su organización de países satélites.
En 2009 la OEA volvió a aceptar a Cuba, aunque La Habana no había querido volver hasta ahora, centrando su política exterior en otros encuentros como el de Rio+20 o las cumbres bolivarianas del ALBA. Fidel Castro también estuvo presente en otras Cumbres de Iberoamérica, auspiciadas por España. Algunas fueron sonadas. Por ejemplo, el anticastrista Luis Posada Carriles se convirtió en la nube negra de la X Cumbre Iberoamericana, también celebrada en Panamá, en 2000. Provocó una agria discusión entre el presidente salvadoreño Francisco Flores y el dictador cubano Fidel Castro, durante la Asamblea General del cónclave de presidentes y jefes de Estado. El Salvador propuso que la declaración incluyera una condena al terrorismo de ETA en España. Sin embargo, La Habana se opuso porque el documento no consideraba que Cuba y otros países también eran afectados por ese problema.
«El cabecilla (Carriles) procede de El Salvador, cuyo gobierno sabe perfectamente que Carriles vive ahí, porque al presidente Calderón Sol le entregamos todos los detalles: dónde vive...qué hace», espetó Castro. Flores reaccionó indignado. Le acusó de haber apoyado al grupo insurgente FMLN durante el conflicto armado.
En esa Cumbre los cubanos denunciaron que terroristas vinieron a Panamá para ejecutar un plan «no sólo para matar a Fidel Castro, sino a todos los panameños que iban al Paraninfo de la Universidad para escuchar» al líder de la Revolución cubana. Quizás por eso, ayer los servicios secretos cubanos revisaron hasta los tornillos de la silla donde se sentará Castro. La paranoia continúa.
Otro episodio sonado fue la vergonzosa conversación telefónica que tuvo lugar entre Vicente Fox y Fidel Castro en 2002, dos días antes de una Cumbre de Naciones Unidas en Monterrey. El ex presidente mexicano, para no ofender a George W. Bush, llamó a Fidel Castro para pedirle que por favor no asistiera a una cumbre de presidentes en México. Finalmente acabó diciéndole: «Ok, ven pero comes y te vas». En cualquier caso una vez admitida en la OEA, ya no había obstáculos para que Cuba fuera invitada a la Cumbre de las Américas. Esta vez Raúl Castro aceptó. No tiene el carisma de su hermano, pero seguro que algo de salsa agrega a estas cumbres.
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