Daesh convierte un bombardeo norteamericano en una victoria propia

Daesh no tiene ningún problema en convertir las derrotas en victorias. En el último número de la revista “Al Naba”, se hace eco de un bombardeo sufrido en la zona del río Tigris, al sur de Mosul, por aviones estadounidenses y lo atribuyen a la estrategia de evitar la confrontación directa con los soldados del ISIS.

Una sutil forma de no informar de las pérdidas sufridas y convertir la acción militar aliada en una especie de rabieta contra los yihadistas.

“Las redadas estadounidenses son la evidencia de que la alianza cruzada fracasó en su guerra contra el Estado Islámico; y lo hacen para elevar la moral del ejército disgustado”, aseguran.

Se quejan de que los medios de comunicación solo transmiten las noticias de los bombardeos, pero no admiten el daño sufrido.

Es el tono triunfalista que impregna las publicaciones de Daesh, que mezclan unas cosas con otras, sólo hablan de ataques presuntamente victoriosos. Reseñan, incluso, el fracaso de las conversaciones con los talibanes, lo que demuestra “la falta de voluntad de Estados Unidos por la paz”.

Para que no falte de nada, también se hacen eco del “despido” del asesor de seguridad nacional, John Bolton. “Es el tercer asesor de seguridad nacional que despide Trump, cuyo período del gobierno se caracterizó por frecuentes disputas”. Anuncian que el “Estado Islámico busca emerger, explotando las brechas de seguridad en las regiones”.

La estrategia informativa de los yihadistas tiene éxito entre determinados sectores de la población musulmana porque no se ha llegado a articular una política de confrontación mediática.

Dejar este terreno a la iniciativa de los terroristas resulta muy peligroso ya que, en un mundo en lo que prima lo mediático, la incidencia que pueden tener estas campañas en la opinión pública puede resultar muy perjudicial.