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De paloma a halcón

La Razón
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l ¿Por qué es especialmente simbólica esta visita de Hollande a Estados Unidos?

–Lo es porque las relaciones estaban enturbiadas desde 1996 y, más tarde, con la oposición de Francia a la guerra en Irak, el discurso de Villepin en la ONU en 2003... Un episodio que enfrió los lazos entre ambos países. Luego mejoraron, pero sin que un presidente francés realizara un viaje de Estado.

l ¿Por qué ahora?

–Esta visita se decidió tras el fiasco sirio, cuando Francia se quedó sola junto a EE UU en su intención de golpear militarmente aquel país. La decisión americana de no intervenir supuso una humillación para París. Este encuentro ha de servir para arreglar aquello. También para agradecer el rol de Francia en África (Sahel, Centroáfrica), donde está cumpliendo con la doctrina Obama de «leading from behind»: es decir, que otras potencias hagan el trabajo en su lugar y a cambio EE UU aporta su apoyo logístico, económico, político y moral. Suelen decir que con Francia hay una cooperación «de igual a igual», pero sabemos que sólo la aprecian si el aliado es lo suficientemente fuerte para apoyarles, pero no lo bastante para oponerse. En el fondo, es una relación bastante asimétrica.

l ¿Hay grandes diferencias entre Obama y Hollande en temas internacionales?

–Hay diferencias, aunque no en cuanto a la posición sino a la intensidad. Francia estaba decidida a intervenir en Siria, pero EE UU no. Aunque ambos sí están de acuerdo en derrocar al régimen de Asad. Respecto a Irán los dos son partidarios de negociar, pero París pide más contrapartidas. En el conflicto de Ucrania, ambos desean el triunfo de los prooccidentales, pero los europeos son más prudentes.

l ¿Esta visita puede ayudar también a tejer nuevas relaciones con la UE?

–Sí, los americanos están negociando un acuerdo de libre comercio con la UE y Francia se está mostrando bastante reticente. París plantea un problema sobre la cuestión cultural. De hecho, la ministra de Cultura gala, Aurélie Filippetti, ha logrado arrancar a los americanos una nueva excepción cultural.

l ¿El escándalo por el espionaje de la NSA ha dejado huella?

–Es un problema, aunque parece superado. Hollande decía hace unos días que hay que usar todos los medios contra el terrorismo, pero dentro de un marco democrático. Hay temas más importantes.

l ¿La fiscalidad de gigantes como Google o Amazon es un punto delicado?

–Sí, es un punto de tensión importante. Se dice que el fisco francés podría reclamar a Google mil millones de euros... Aunque lo más grave es la marcha de los inversores estadounidenses y la cuestión del fisco podría alejarlos un poco más. Si en lo diplomático no hay problemas, entre París y Washington se puede hablar de «guerra económica», y éste puede ser otro episodio.

*Investigador del Instituto de Relaciones Internacionales y Estratégicas (IRIS). Preguntas de Álvaro del Río