Marta Torres
Dimite el director de comunicaciones de la Casa Blanca por la investigación rusa
El presidente prepara una reestructuración del Gabinete ante el acecho de la trama rusa.
El presidente prepara una reestructuración del Gabinete ante el acecho de la trama rusa.
Comunicó su dimisión a Donald Trump el 18 de mayo, en plena polémica por el despido fulminante del ya ex director del FBI James B. Comey y la filtración del mismísimo presidente a los rusos de información sobre el Estado Islámico en el Despacho Oval. Pero Michael Dubke, director de Comunicación de la Casa Blanca, acordó permanecer en su puesto hasta que Trump volviese de su viaje a Oriente Medio y Europa sin marcar una fecha exacta para su salida. Ahora el presidente está ya en Washington y las aguas siguen revueltas en torno a su equipo, por lo que la renuncia de Dubke marca el comienzo de una gran reestructuración del equipo más cercano a Trump después de una cascada de escándalos e investigaciones.
El protagonista de esta nueva deserción quiso aclarar ayer que «las razones de mi partida son personales, pero ha sido un gran honor servir al presidente Trump y a su Administración. Ha sido un placer trabajar con mi equipo». Sin embargo, a nadie escapa en Washington que el veterano estratega tuvo problemas desde el principio en transmitir al presidente la necesidad de llevar el orden y la disciplina a la Casa Blanca. No ha aguantado ni tres meses en el cargo que asumió el 6 de marzo, lo que pone de manifiesto la tensión a la que ha estado sometido.
Dubke, de 47 años, se ha visto obligado a trabajar denodadamente en todo este tiempo para tratar de dar sentido a los continuos y contradictorios mensajes de la Casa Blanca en muchos de los temas de actualidad, pero especialmente en la crisis generada por el despido de Comey y su investigación sobre el «Rusiagate». Las informaciones, aclaraciones y desmentidos han sido objeto de ácidas críticas por parte de la Prensa, lo que ha llevado a Trump a plantear la suspensión de las ruedas de prensa diarias. Una idea que, matizada, recogió en una entrevista televisiva su asesora Kellyanne Conway, quien declaró que esas ruedas de prensa diarias de la Casa Blanca se celebrarán «siempre», aunque planteó celebrarlas sin cámaras de televisión. De ahora en adelante, habrá más ruedas de prensa «on-the-record», pero sin cámaras, se dice en el entorno presidencial. Trump quiere viajar más, y espera salir al menos una vez a la semana de Washington. Aprovechará para atender él mismo a los periodistas y reconducir todas las polémicas.
Además de esta salida, según informaron varios medios ayer, el presidente valora acometer mayores cambios a final de esta misma semana y que podrían incluir a un experto en grupos de presión del GOP (siglas del Partido Republicano en inglés), David Urban, como jefe de Gabinete en lugar de Reince Preibus. El lunes Trump se citó con Corey Lewandowski y David Bossie, sus jefes de campaña, para abordar el asunto de la «sala de guerra» que prepara estos días para utilizarla como cortafuegos con la que afrontar sus continuas crisis. A estos cambios se añadiría el de su jefe de Prensa, Sean Spicer, quien se ausentó durante la polémica por el despido del ya ex director del FBI, que quedaría relegado a un papel secundario.
Por ahora, sigue marcado en rojo el escándalo por la filtración de que el yerno de Trump, Jared Kushner, intentase establecer un «segundo canal de comunicación» con el Kremlin desde la Embajada de Rusia en Washington. De momento, Trump trató de mitigarlo ayer colocando en su Twitter, donde tiene más de 30 millones de seguidores, un enlace a un reportaje de «Fox & Friends» en el que se explica que fueron los rusos, y no Kushner, los que sugirieron este «segundo canal» para abordar la guerra en Siria. A ello se une que Michael Cohen, uno de los abogados personales de Trump, se haya convertido también en objeto de investigación por el Congreso.
Trump, que todavía tiene que convertir alguna de sus grandes promesas de campaña en ley, utilizó también su perfil de Twitter para criticar al Senado por no acelerar el proceso de aprobación de leyes. «El Senado de Estados Unidos debería cambiar a 51 votos, de forma inmediata, y aprobar la Sanidad y los recortes de impuestos, rápido y fácil», escribió en la red social con una crítica clara al procedimiento que requiere 60 votos antes de llevar a cabo la votación de las leyes.
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