Parlamento Europeo
Dimitris Papadimoulis: «Trump no es un socio fiable para Europa»
El hombre de Alexis Tsipras en el Parlamento Europeo no esconde su preocupación por el futuro de las relaciones transatlánticas con la llegada del 45º presidente de EE UU.
El hombre de Alexis Tsipras en el Parlamento Europeo no esconde su preocupación por el futuro de las relaciones transatlánticas con la llegada del 45º presidente de EE UU.
No es amigo de la austeridad europea y teme las turbulencias que se acercan desde el otro lado del Atlántico. Dimitris Papadimoulis (Atenas, 1955), vicepresidente del Parlamento Europeo y líder de Syriza en la Cámara, asegura en una entrevista a LA RAZÓN que el nuevo presidente de Estados Unidos supone una amenaza para la UE porque no pretende conservar la vitalidad de las relaciones bilaterales. Un nuevo quebradero de cabeza para la Unión, que se enfrenta a la salida de Reino Unido y el despegue de la ultraderecha.
–¿Cómo afectará la llegada de Trump a la Casa Blanca a las relaciones de Estados Unidos con la Unión Europea?
–Trump no pretende mejorar las relaciones con la UE ni conservarlas en buen estado. En realidad quiere la disolución de la UE, algo que los populistas europeos también pretenden. Las relaciones bilaterales UE-EEUU podrían verse afectadas negativamente y esto es algo peligroso para la estabilidad global. Trump no es un socio fiable y no parece que lo vaya a ser en el futuro próximo.
–¿Le preocupa a Bruselas el acercamiento de Washington a Moscú en detrimento de la alianza transatlántica?
–Estados Unidos y Rusia deben acercarse, sobre todo en lo relativo al mantenimiento de la paz y la seguridad mundial. Este acercamiento no tiene nada que ver con la UE, es más una carrera por el poder y el reajuste de los equilibrios geopolíticos entre la Administración Trump y el Kremlin. Por nuestra parte, la UE, debemos mejorar las relaciones con Rusia, revisar la política de sanciones y, al mismo tiempo, tratar de profundizar la cooperación entre los Estados miembros.
–El presidente electo de EE UU ya ha anunciado sus intenciones de elaborar un tratado bilateral con Reino Unido. ¿Cómo cree que será el proceso de desconexión? ¿Cómo podría ser el nuevo tratado bilateral entre Reino Unido y la UE y cuánto tiempo tardará en materializarse?
–Se están produciendo declaraciones altisonantes desde la UE como desde Reino Unido. Bien es cierto que nadie sabe cuáles serán las consecuencias exactas y esto genera un ambiente negativo. Por el momento, todavía no sabemos cuándo concluirá el Brexit ni qué forma adoptará esta nueva relación, pero no debemos subestimar las posibles consecuencias que podría acarrear en Escocia e Irlanda del Norte.
–Finalmente, el Brexit deberá recibir la luz verde del Parlamento. ¿Puede haber sorpresas?
–Es posible. No obstante, tanto los «tories» como el Partido Laborista se han mantenido firmes con la decisión ciudadana de salir de la UE al tiempo que tratan de buscar una solución positiva para los intereses de Reino Unido. Un cambio de 360 grados deslegitimaría a todo el «establishment» político y éste sería el peor escenario.
–¿Se garantizarán los derechos de los europeos que viven en Reino Unido, así como los de los británicos que residen en otros países de la Unión?
–Éste es uno de los pilares fundamentales de la negociación. Ni que decir tiene que los británicos no podrán mantener los privilegios de los que gozaban hasta ahora, y al mismo tiempo parece difícil para los ciudadanos de la UE sigan teniendo acceso privilegiado al mercado de Reino Unido. Otro factor es el rol de EE UU. Hasta ahora, la «variable Trump» parece desempeñar un papel desestabilizador en todos los aspectos posibles.
–¿Cómo afectará a la UE la eliminación de la contribución económica de Reino Unido a los presupuestos de la UE?
–Las grandes economías contribuyen más al presupuesto de la UE, pero también reciben más financiación de las arcas de la UE. Desde este punto de vista, es cierto que la contribución presupuestaria podría aumentar para los Veintisiete de manera horizontal, pero para Reino Unido será más difícil, ya que deberá buscar financiación adicional de dos fuentes posibles: la devaluación de la libra o a través del fortalecimiento del mercado interno y la atracción de inversiones. Las perspectivas de estas políticas exigen un entorno político claro y un contexto de asociación definitiva con la UE, ninguno de los cuales existe por el momento.
–Alemania, Países Bajos y Francia celebran este año elecciones con la amenaza del auge de los partidos radicales y euroescépticos. ¿Está en peligro el proyecto europeo? ¿Habrá más «brexits»?
–El actual modelo económico de la Eurozona y la UE no funciona. Al contrario, daña la cohesión, bloquea el crecimiento y las inversiones y, como consecuencia, provoca profundo malestar social. El problema es que una gran parte del liderazgo político en Bruselas y en las capitales europeas no está entendiendo el mensaje del electorado europeo. Lo que necesitamos es una amplia alianza progresista que haga frente a la austeridad y promueva políticas expansivas.
–¿Preocupa en Bruselas el éxito de Marine Le Pen? ¿Presidirá Francia la extrema derecha?
–Le Pen es el producto más explícito del fracaso de la mezcla de políticas financieras en Europa y el camino destructivo que las fuerzas conservadoras han decidido seguir. Desde Wilders en los Países Bajos, a AfD en Alemania, u Orban en Hungría así como otros partidos de extrema derecha en Europa se alimentan de la retórica xenófoba populista y la falta de liderazgo de la UE.
–¿Qué espera del nuevo presidente de la Eurocámara?
–El legado de Schultz es importante y Tajani debe mantenerlo y mejorar aún más el papel, la eficacia y el poder del Parlamento. Él es un sureño (italiano) y espero que esto haga que sea más pragmático.
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