Bruselas

DSK justifica sus orgías como actos de libertinaje

Strauss-Kahn se enfrenta a diez años de prisión acusado de proxenetismo y ser el epicentro de una red de prostitución

Strauss-Kahn, ayer, a su llegada a los juzgados de Lille
Strauss-Kahn, ayer, a su llegada a los juzgados de Lillelarazon

Dominique Strauss-Kahn estaba ayer de nuevo sentado en el banquillo de los acusados. El Tribunal de Lille le juzga por un delito de proxenetismo agravado junto a otras trece personas de la alta burguesía de Lille. Todavía no hace cuatro años que era director del Fondo Monetario Internacional y se preparaba para presidir Francia, hoy se enfrenta a diez años de prisión y 1,5 millones de euros de multa. El ex dirigente socialista no tenía ganas de verse de nuevo bajo los focos de las cámaras de medio mundo y llegó al Palacio de Justicia en un coche con los cristales ahumados que se introdujo en el parking subterráneo. Las cámaras apenas pudieron captar su rostro grave.

DSK era «el rey de la fiesta», según la expresión utilizada por los instructores, que le acusan de ser el punto central de una red de prostitución controlada por sus amigos para organizarle orgías en Lille, París, Bruselas y Washington. Todo en función de la agenda del director gerente del FMI. Él no desmiente su intervención en estas orgías, hasta 17, pero asegura que tuvieron lugar entre gente adulta y que los que participaron, como él, eran personas partidarias del libertinaje. En un principio, sólo dos prostitutas de las trece que fueron interrogadas por el juez de instrucción habían decidido prestar testimonio en el juicio, pero finalmente se les han unido otras dos mujeres que han accedido a constituirse en parte civil. Ayer pidieron al juez que el proceso se celebrara a puerta cerrada, pero el magistrado no accedió a su petición. Hay cerca de 300 periodistas acreditados para seguir el juicio, aunque lo hacen desde una sala vecina a través del circuito cerrado de televisión.

La defensa de Strauss-Kahn asegura que las pruebas que pesan sobre su cliente no tienen peso. Uno de sus abogados, Richard Malka (conocido también por ser el abogado de «Charlie Hebdo»), dice que se trata del «encarnizamiento» de los jueces basado en la moral y no en el derecho. En la misma línea se expresó el abogado de René Kojfer, antiguo relaciones públicas del Hotel Carlton de Lille. Según él, están bajo «el imperio de una ley que tiene 69 años y un poco de de hipocresía». Los jueces de instrucción, en contra de la opinión del fiscal, consideran que hay material suficiente para incriminar a DSK.

La ley va más allá de lo que popularmente se conoce como proxeneta (una persona que obtiene beneficios de la prostitución de otra), y considera también proxenetismo cuando se ayuda o permite la prostitución. En el caso de DSK, él habría puesto a disposición de los organizadores de «parties fines», como se las llama eufemísticamente, un apartamento en París. Además, aunque él no pagase, como afirma el propio interesado y el resto de los acusados, sí que sacaba provecho de la prostitución.

En la sala, Strauss-Kahn pudo saludar por primera vez a su amigo Fabrice Paszkowski, también inculpado, con quien tenía prohibido hablar hasta ahora. Otro de los inculpados, Dominique Alderweireld, conocido como Dodo la Saumure, dirige varios prostíbulos en el sur de Bélgica, y algunas de las chicas que trabajan o trabajaban para él también estuvieron en contacto con Strauss-Kahn. Ayer, Alderweireld aseguró que él no es el personaje central, sino el ex dirigente socialista y, no sin cierta dosis de humor, lamentó que el ex director del FMI hubiera «empañado [su] reputación» con este «affaire».

Varios abogados de la defensa pidieron ayer la nulidad del proceso porque consideran que sus clientes han sido víctimas de una investigación paralela. Un antiguo comisario de Lille ha escrito un libro en el que asegura que los acusados habían sido investigados ocho meses antes de la apertura de la investigación oficial en febrero de 2011. Y, según un documental difundido anoche por Canal+, el Gobierno autorizó el pinchazo de los teléfonos entre junio de 2010 y febrero de 2011. Aseguran que Nicolas Sarkozy sabía que Dominique Strauss-Kahn estaba envuelto en el «affaire» del hotel Carlton de Lille antes de la apertura de la instrucción judicial. El tribunal ha decidido continuar con el proceso y empezar hoy mismo el examen de los hechos, dejando para más adelante el estudio a fondo de la petición de nulidad.