Manila

Duterte amenaza con tirar a los corruptos desde un helicóptero

La Razón
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Ni la presión de Naciones Unidas para que se inicie una investigación formal sobre las numerosas muertes que el presidente de Filipinas, Rodrigo Duterte, presume haber llevado a cabo, ha servido para poner fin a sus continuas salidas de tono. Ayer, el controvertido mandatario amenazó a los funcionarios corruptos de su gobierno con tirarlos al vacío desde un helicóptero arguyendo que ya lo había hecho en ocasiones anteriores.

“Si eres corrupto, te iré a buscar con un helicóptero y te arrojaré de camino a Manila. Ya he hecho esto antes. ¿por qué no lo haría de nuevo?”, dijo el líder en un discurso dirigido a las víctimas del tifón Haiyán, que golpeó el país esta semana. Duterte explicó que en una ocasión había lanzado a un nacional chino sospechoso de violación y asesinato desde su aeronave, un hecho del que no se tiene conocimiento de cuándo y dónde ocurrió y del que su portavoz, Ernesto Abella, se apresuró a decir que se trataba de una “leyenda urbana”.

Duterte, que ha llegado a comparar su brutal campaña antidroga con el Holocausto, ha afirmado que su intención es matar tantos adictos como judíos asesinó Adolf Hitler. “Ahora hay tres millones de drogadictos y yo estaría encantado de matarlos", aseveró un bravucón presidente que considera que el fin justifica los medios para acabar con un problema que azota al país y “salvar a la próxima generación".

La última amenaza del filipino llega tan solo unas semanas después de que este admitiera haber acabado con la vida de varias personas durante sus 22 años de mandato como alcalde de la ciudad de Davao. Según indicó, en algunas ocasiones salía con su motocicleta en busca de “una confrontación para poder matar”. Pese a que explicó que dichas muertes se produjeron en el marco de operaciones policiales legítimas y que los muertos eran criminales, sus comentarios le han valido la crítica de diversos senadores, quienes le han advertido de que sus palabras podrían derivar en un proceso de “impeachment”.

Precisamente, tras aquellas declaraciones, el máximo funcionario de Derechos Humanos de Naciones Unidas, Zeid Ra´ad al Hussein, insistió en que las autoridades judiciales del país debían “demostrar su compromiso de defender el imperio de la ley y su independencia del ejecutivo” investigando al presidente. “Es impensable que cualquier sistema judicial en funcionamiento no inicie procedimientos de investigación y judiciales cuando alguien ha admitido abiertamente un asesinato”, agregó.

Sin embargo, de nada sirvieron las advertencias del representante de la ONU, al que el líder del archipiélago tachó de “hijo de puta”, “estúpido” e “idiota” y le instó a volver a la escuela. Y en esa misma línea continuó su discurso.En él, Duterte hizo alusión a una operación policial contra el tráfico de metanfetaminas que se había saldado con el arresto de seis personas la semana pasada. “Han tenido suerte de que no estuviera en esos momentos en Manila. Si hubiera sabido que había tanta 'shabu' (como se conoce a esa droga en Filipinas), definitivamente los habría matado”, añadió.

Desde que el mandatario llegara al poder, cerca de 6.000 personas han sido asesinadas -2.086 en operaciones antidroga y unas 3.000 en circunstancias no aclaradas-, según cifras oficiales. La aparición de cadáveres con carteles que rezan “soy un traficante” se han convertido en el pan de cada día en un país en el que se busca “masacrar” a los adictos. La irrefenable verborrea del que fuera fiscal durante 14 años se ha hecho realidad y las estadísticas que ofrece cada semana la Policía Nacional Filipina (PNP) sobre el desarrollo de esta ofensiva muestran que cada día aparecen muertas casi 40 personas.