Política

Espionaje en EEUU

El botín de los 75.000 millones de dólares

Keith Alexander, director de la Agencia de Seguridad Nacional ante el comité de Inteligencia del Congreso esta semana
Keith Alexander, director de la Agencia de Seguridad Nacional ante el comité de Inteligencia del Congreso esta semanalarazon

La comparecencia del general Keith Alexander, director de la Agencia de Seguridad Nacional (NSA, por sus siglas en inglés), ante el comité de Inteligencia del Congreso esta semana recordó a la gran escena de «Algunos hombres buenos» (1992), en la que Jack Nicholson –el coronel del Cuerpo de Marines de Estados Unidos Nathan R. Jessep–, dice a Tom Cruise –alférez de Navío Daniel Kaffee– que «nosotros cumplimos las órdenes o la gente muere.(...). Tú no puedes encajar la verdad. Vivimos en un mundo que tiene muros. Esos muros tienen que ser vigilados. (...). Tienes el lujo de no saber lo que yo sé. (...). Tú me quieres en ese muro. Me necesitas en ese muro. (...)», concluye el personaje de Nicholson antes de ser detenido por haberse extralimitado en sus procedimientos para defender el país.

La diferencia es que en esta ocasión nadie está dispuesto a hacer de Cruise en las audiencias del Congreso y enfrentarse al sistema. Según los documentos que el ex contratista de la NSA Edward Snowden filtró al diario «The Washington Post», la comunidad de la Inteligencia es un negocio más en EE UU que mueve al menos 52.600 millones de dólares. La CIA se lleva 14.700 millones, que destina a recolectar información, analizarla, evaluarla y llevar a cabo después operaciones encubiertas. Esta partida es un 56% más que el dinero con el que contaba en 2004.

La consultora en la que trabajaba Snowden, Booz Allen Hammilton, es sólo una empresa más entre todas las que operan en el sector de la Inteligencia, las cuales se llevan el 70% de los presupuestos, según reveló el Gobierno estadounidense. Esta información fue dada a conocer en mayo de 2007 en una conferencia en Colorado, patrocinada por la Agencia de Inteligencia de Defensa. Tres años después, en una investigación realizada por el periódico «The Washington Post» se descubrió que casi 2.000 empresas privadas trabajan en programas relacionados con las operaciones de contraterrorismo, seguridad nacional e Inteligencia que dirige Estados Unidos en alrededor 10.000 puntos de la geografía estadounidense. En 2005, se adjudicaron 42.000 millones de dólares (31.000 millones de euros) en contratos sólo para la comunidad de Inteligencia. El doble que en 1995. Y cada año han aumentado. Según el diario estadounidense, en la última partida aprobada se ha llegado a 52.600 millones (casi 40.000 millones de euros). A esta cifra hay que sumar la cantidad destinada a los programas de inteligencia militar del Pentágono, que en 2013 alcanzó los 23.000 millones de dólares. Por lo que en total, este año se han destinado del erario estadounidense más de 75.000 millones (más de 55.000 millones de euros).

Todas estas empresas realizan suculentas donaciones para sus campañas a los miembros de los comités de Inteligencia del Congreso, los mismos que estos días deberían haber «asado» a preguntas al general Keith Alexander sobre el programa de vigilancia y escuchas de EE UU en el extranjero.

Por poner un ejemplo, Northrop Grumman, una de las empresas que más contratos recibe del Gobierno y especializada en defensa, ayuda con donaciones para sus campañas a todos los miembros republicanos del comité de Inteligencia de la Cámara de Representantes y a tres de los ocho demócratas de este grupo: Dutch Ruppersberger con 38.400 dólares, James Langevin con 15.000 dólares y Adam Schiff con 12.000 dólares. También donan a tres demócratas del comité homólogo en el Senado, Diane Feinstein con 30.800 dólares, Barbara Mikulaki con 47.500 dólares y Mark Warner con 64.150 dólares. Incluso ayudan a dos conservadores, la senadora Susan Collins, con 18.500 dólares, y Saxby Chambliss con 19.750 dólares.

Todavía así, un eurodiputado que ha estado esta semana en la Casa Blanca en una de las delegaciones de la UE ha indicado a LA RAZÓN las intenciones de Bruselas de cambiar la forma en que Washington espía. «Hay que modificar todo esto. No es posible que un hombre como Snowden tuviese tanta libertad. Toda esta información no puede estar en mano de compañías privadas», han apuntado las mismas fuentes, que consideran que EE UU ha ido demasiado lejos. La respuesta del Congreso ante los intentos de Bruselas llegó el jueves. El comité de Inteligencia del Senado aprobó la ampliación de los programas tan controvertidos de la NSA.