Política

Violencia de género

El calvario de ser violada en El Salvador

En el Salvador, abortar es un delito incluso cuando el embarazo es producto de una violación o cuando la salud de la mujer está en riesgo.

Imelda Cortez, de 20 años, fue absuelta por un tribunal de El Salvador, tras permanecer 20 meses en prisión preventiva.
Imelda Cortez, de 20 años, fue absuelta por un tribunal de El Salvador, tras permanecer 20 meses en prisión preventiva.larazon

El calvario que vive una mujer violada es inenarrable pero si encima tiene que sufrir un vía crucis posterior, lleno de estigmas, repudios y señalamientos, la pesadilla se vuelve insoportable.

El calvario que vive una mujer violada es inenarrable pero si encima tiene que sufrir un vía crucis posterior, lleno de estigmas, repudios y señalamientos, la pesadilla se vuelve insoportable. Eso ocurre en países como el Salvador, donde 25 mujeres cumplen condena por abortar. Un delito incluso cuando el embarazo es producto de una violación o cuando la salud de la mujer está en riesgo. Hay otros casos, mujeres que corren mejor suerte.

Imelda Cortez, de 20 años, fue absuelta por un tribunal de El Salvador, tras permanecer 20 meses en prisión preventiva. Acusada de tentativa de homicidio de su bebé, después de sufrir un parto espontáneo luego de quedar embarazada producto de una violación. «Juez de tribunal de sentencia de Usulután absuelve a Imelda Cortez. Libertad», dijo Bertha María Deleón, la abogada que comandó la defensa de la joven.

El juicio tuvo un giro inesperado después que la Fiscalía solicitó al tribunal cambiar la clasificación del delito de tentativa de homicidio a «abandono y desamparo de personas» en perjuicio de su hija, por lo que pidió la condena de un año. «El juez determinó que no hubo indicio de que Imelda cometiera delito» y como estuvo encarcelada por un año y ocho meses la dejó en libertad, declaró el portavoz de la Agrupación Ciudadana para la Despenalización del Aborto Terapeútico Ético y Eugenésico (ACDATE), Jorge Menjívar.

Violación del padrastro

El 17 de abril de 2017 la joven dio a luz a una niña producto de una violación a manos de su padrastro, Pablo Henríquez, de más de 70 años. Cortez, sin embargo, asegura que no sabía que estaba embarazada, pues además de amenazarla para que no denunciara los abusos que empezaron cuando ella nada más tenía 12 años, su padrastro había asegurado que ya «no podía tener hijos».

Una tarde abril, con fuertes dolores de vientre, la joven se arrastró a la letrina de su humilde casa de Jiquilisco, una zona rural del departamento de Usulutlán, donde se produjo el parto. El bebé terminó en una fosa séptica y la madre en el hospital sangrando, y sin el hijo en el útero.

Una vez ahí, la doctora que la atendió observó signos de parto. Y cuando la madre de Cortez le entregó la placenta expulsada por su hija ya no tuvo dudas. Siguiendo el protocolo la médico residente a cargo llamó a la policía para denunciar el caso de aborto. El bebé fue encontrado horas después entre excrementos y cal, todavía vivo, llorando. La niña fue trasladada inmediatamente al hospital y ahora crece, sana, bajo el cuidado de su bisabuela. Ahora Imelda asegura: “Mi meta es seguir estudiando y trabajar y cuidar a la niña, porque la niña no tiene la culpa de lo que a mí me pasó».

La defensa de Cortez afirmó que después de más de una semana de no defecar, se dirigió a la letrina padeciendo de lo que creía eran fuerte dolores de colón. El juez no la creyó. Fue encarcelada hasta esta semana. Otras no corren la misma suerte.

El Salvador es uno de los cinco países en el mundo donde el aborto está completamente prohibido, sin importar las circunstancias. Las mujeres que por alguna razón no llevan a término sus embarazos o tienen a sus hijos fuera del hospital, a menudo son tratadas como criminales y pueden enfrentar penas de hasta 50 años de cárcel.