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El capitán del «Costa Concordia» se enfrenta a una condena de 20 años

El capitán del crucero Costa Concordia, Francesco Schettino (d), conversa con su abogado Massimiliano Gabrielli
El capitán del crucero Costa Concordia, Francesco Schettino (d), conversa con su abogado Massimiliano Gabriellilarazon

Ha llegado la hora de que el ex comandante Francesco Schettino pague por el desastre que provocó en la noche del 13 de enero de 2012, cuando hizo encallar el crucero «Costa Concordia» frente a la isla del Giglio, en aguas de la región italiana de Toscana.

Ha llegado la hora de que el ex comandante Francesco Schettino pague por el desastre que provocó en la noche del 13 de enero de 2012, cuando hizo encallar el crucero «Costa Concordia» frente a la isla del Giglio, en aguas de la región italiana de Toscana. La imprudente maniobra que realizó al acercar demasiado la gigantesca nave a la costa significó la muerte de 32 personas, entre ellas, un español, dejó cientos de heridos y estuvo a punto de provocar una tragedia medioambiental. El desastre pudo ser aún mayor, pues pasaron horas desde que unos escollos desgarraron el casco hasta que el comandante dio la orden de abandonar la embarcación. En la nave, de casi 300 metros de eslora, viajaban 4.229 pasajeros y miembros de la tripulación.

Schettino dará cuenta de sus errores en el proceso que comenzó ayer en la localidad de Grosseto. Es el único imputado, pues el resto de acusados logró pactar penas con el tribunal para evitar el juicio. Domenico Pepe, el abogado del ex comandante, también intentó esta vía anteriormente, pero su propuesta fue rechazada. Ayer elevó otra vez al tribunal la solicitud de acordar una condena a tres años y cinco meses de cárcel, pero fue de nuevo desestimada. El letrado comparó a su defendido con los otros imputados, quienes sí se han podido acoger a esta opción. Se trata de Roberto Ferrarini, jefe de la unidad de crisis de la naviera; del segundo de Schettino en el «Costa Concordia», Ciro Ambrosio; de la oficial Silvia Coronica; del timonel Jacob Rusli Bin; y del director del hotel de a bordo, Manrico Giampedroni.

Al ex comandante, que dejó la embarcación cuando todavía no habían sido evacuados todos los pasajeros, podrían caerle hasta 20 años de prisión. Según el fiscal jefe del proceso, su culpabilidad en el caso está clara y sólo habrá que dilucidar la pena. Está acusado de homicidio culposo múltiple, abandono de la nave, naufragio y de no haber informado cuando debía a las autoridades portuarias de que se había producido una colisión y de que tenía abierta una enorme vía de agua.

Vestido con un traje azul y con un color de piel bronceado, el capitán del crucero dio pocas declaraciones a los medios, expresando, eso sí, su sorpresa por el hecho de que el que definió como «mi barco» siga encallado un año y medio después del naufragio.

Se espera que el proceso se prolongue al menos hasta la primera mitad del año que viene, pues serán llamados a declarar más de 400 testigos. Entre ellos se encuentra la bailarina moldava Domenica Cemortan, la supuesta novia de Schettino, quien está casado y tiene una hija. La joven comió y bebió con el acusado durante la cena antes del accidente e incluso le acompañó en el puesto de mando en aquellos difíciles momentos. En una entrevista confesó que estaba enamorada de Schettino. Ayer, Cemortan atrajo todas las miradas de la Prensa en el primer día del proceso. Como ya hizo tras el accidente, defendió a su novio diciendo que resultaba «extraño» que fuera él el único acusado. «Espero que salga la verdad en este juicio y que los verdaderos culpables paguen por este accidente», comentó. La joven moldava es una de las viajeras que se presenta como parte civil en el proceso. El número de implicados es tan grande que ha tenido que ser habilitado el Teatro Moderno de Grosseto como si se tratase de un aula judicial. La audiencia fue retransmitida en directo por varios medios de comunicación en un despliegue que hace de éste uno de los procesos que más interés ha despertado en los últimos años en Italia.

Otro de los testigos que será llamado a declarar es Gregorio De Falco, el oficial de la guardia costera que tomó el mando de la situación después de que el ex comandante diera la alarma y abandonase el buque. «¿Qué quiere hacer, irse a su casa? ¡Vuelva en seguida a la nave, es una orden!», le dijo De Falco a gritos a Schettino en el transcurso de una acalorada conversación que luego fue publicada.