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El centro de acogida está al borde del colapso

La Razón
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Los vecinos de Lampedusa volvieron ayer a revivir lo que todavía no les había dado tiempo a asimilar. Una nueva catástrofe a orillas de la isla puso en alerta a las autoridades y a los centros de acogida de Lampedusa en caso de que tuvieran que ser utilizados para ayudar a los cientos de inmigrantes que viajaban a bordo del barco que naufragó cerca de Sicilia, en aguas del Mediterráneo. Sin embargo, las instalaciones de Lampedusa siguen colapsadas tras el incidente del jueves pasado en el que 339 inmigrantes procedentes de África perdieron la vida a pocos metros del territorio italiano. Los que consiguieron salvar su vida, alrededor de 800, fueron trasladados de inmediato al centro de atención de Lampedusa, donde todavía permanecen y cuya capacidad es para 250 personas aproximadamente. Está saturado y los trabajadores, desbordados de trabajo, lo que hace que la atención sea precaria debido a la falta de recursos por parte de los especialistas que los atienden. De hecho, no todos pueden dormir bajo techo y lo hacen en las inmediaciones del recinto (a pesar de la lluvia) con colchones facilitados por los Servicios de Emergencias y también por los vecinos que se han volcado estos días en atender a los supervivientes. Consciente de la bochornosa situación, el primer ministro italiano, Enrico Letta, pidió disculpas públicas «por las faltas que el Gobierno y las instituciones han demostrado en este asunto». Las reacciones de las ONG que todavía actúan en la zona, muchas de ellas la han abandonado en los últimos años tras verse impedidos para realizar su trabajo por la poca ayuda institucional que han recibido, no han cesado de solicitar al Gobierno italiano y a los organismos competentes de la UE una mayor implicación en este asunto. «La grave degradación del centro de recepción de Lampedusa, que debe ser renovado de manera urgente, ha obligado a que familias enteras con menores entre ellos duerman al raso cuando llueve y esto es absolutamente inaceptable», explicó Laurens Jolles, representante de ACNUR en Italia.