Siria

Palmira sucumbe al mazo yihadista destroza Palmira

El EI destruye el famoso león, de 2.000 años de antigüedad. Un dron acaba con su responsable de reclutamiento

Imágenes de los milicianos del Estado Islámico destruyendo esculturas de Palmira.
Imágenes de los milicianos del Estado Islámico destruyendo esculturas de Palmira.larazon

Un nuevo golpe a la cúpula del grupo terrorista del Estado Islámico. El tunecino Tariq Al Harzi, conocido como «el emir de los terroristas suicidas», murió el mes pasado en un ataque aéreo de la coalición internacional en Siria

Un nuevo golpe a la cúpula del grupo terrorista del Estado Islámico. El tunecino Tariq Al Harzi, conocido como «el emir de los terroristas suicidas», murió el mes pasado en un ataque aéreo de la coalición internacional en Siria. Según revelaron fuentes estadounidenses a la CNN, Al Harzi fue abatido el 16 de junio en la localidad de Shadadi, en una operación de Estados Unidos que ha conseguido descabezar la dirección del EI. Al Harzi fue liberado de la prisión de Abu Ghraib en 2013, tras un ataque del EI. El reclutador tunecino fue uno de los primeros yihadistas prominentes extranjeros en unirse a la organización terrorista, y desde el primer momento colaboró en la elaboración de estrategias para cometer atentados suicidas y detonaciones con coches bomba. También fue capaz de conseguir importantes fondos para el terrorismo de donantes con sede en países del Golfo, incluida una donación de dos millones de dólares de una sola persona en Qatar.

«Éste ha sido un gran logro», dijo Mike Rogers, analista de seguridad nacional de CNN y ex presidente del Comité de Inteligencia de la Cámara de Representantes. «Será muy perjudicial para el funcionamiento de la organización durante al menos un cierto periodo de tiempo», agregó Rogers. Al Harzi era uno de los hombres más buscados por el Departamento de Estado de EE UU, que ofrecía una recompensa de tres millones de dólares a cambio de información sobre el paradero del terrorista. Además de supervisar el reclutamiento de yihadistas suicidas, el tunecino era el que dirigía el traslado de equipo militar desde la frontera a Siria e Irak. También se cree que fue el responsable del envío de armas desde Libia a Siria. La influencia de Al Harzi iba más allá de Siria e Irak. Según el Pentágono, era el cerebro de las operaciones del grupo terrorista en el Magreb y el Sahel. En esa zona ha establecido bases en Libia y ha ganado afiliados en Túnez, Egipto y Nigeria, entre otros lugares.

El hermano de Al Harzi, Ali al Awni, fue asesinado en un ataque aéreo estadounidense en Mosul el 15 de junio. Al Awni Harzi era un intermediario entre el EI y yihadistas en el norte de África. El Gobierno de EE UU lo etiquetó como «una persona de interés» tras el ataque mortal contra el consulado estadounidense en Bengasi, Libia, el 11 de septiembre 2012.

Sin embargo, el nuevo golpe contra la cúpula del EI parece no haber afectado el ímpetu de los yihadistas, que ayer destrozaron a mazazos una serie de bustos de la milenaria ciudad de Palmira. Se trata de la destrucción de seis piezas arqueológicas que fueron confiscadas a un contrabandista, cuando intentaba venderlas en un mercado de antigüedades en la localidad de Manbij, al norte de Siria. El traficante fue llevado a una corte islámica que ordenó un castigo con latigazos y la destrucción de las piezas arqueológicas. Los yihadistas publicaron imágenes con la demolición de los restos, procedentes de tumbas de Palmira y otras con el castigo que recibió el contrabandista. Las fotografías iban acompañadas de un texto que rezaba: «No dejéis ninguna estatua sin arrasar y ninguna tumba sin demoler».

El Observatorio Sirio para los Derechos Humanos reconoció que no estaba claro si los bustos eran auténticos o si los milicianos destruyeron piezas falsas para encubrir su propio tráfico de antigüedades. Este patrimonio de la Humanidad, que cayó hace un par de meses en las manos del EI, corre el peligro de desaparecer de la Historia. El sitio arqueológico de Palmira ha sido minado por los radicales extremistas y podrían hacerla estallar por los aires si lo deciden como ya han hecho antes con los templos asirios de la ciudad de Nemrod de 3.000 años, y Hatra, otra ciudad de 2.000 años, o el museo de Mosul.

También se hizo público ayer que los combatientes del EI destruyeron una estatua de león que databa el siglo II en Palmira, dijo Mamoun Abdulkarim, director del Departamento Sirio de Antigüedades y Museos. Se trata de la famosa estatua del León de Al Lat, que estaba en la entrada del museo, que no pudo ser rescatada antes de que los hombres de Al Bagdadi asediaran la urbe de Palmira. La estatua de piedra calcárea, que tiene tres metros de altura y pesa quince toneladas, fue descubierta en 1977 por una misión arqueológica polaca. Además de las ruinas de Palmira, el EI dinamitó hace poco los mausoleos islámicos de Mohamed Alí y a Abu Bahaedin. Ambos templos se hallaban cerca del yacimiento arqueológico, y eran centros de culto visitados por musulmanes de todo el mundo.