Bruselas
EE UU alertó a Bélgica sobre los Bakraoui antes del 22-M
El Gobierno belga retrasa la reapertura del aeropuerto tras realizar un simulacro. El Parlamento federal aprueba detenciones las 24 horas del día
El Gobierno belga retrasa la reapertura del aeropuerto tras realizar un simulacro. El Parlamento federal aprueba detenciones las 24 horas del día
Bélgica intenta poco a poco volver a la rutina, aunque todo indica que las heridas del mayor atentado jamás vivido en su historia tardarán en cicatrizar. Quizás uno de los mejores ejemplos de esto último lo ejemplifique el aeropuerto de Zaventen, lugar de los primeros ataques en los que se inmolaron dos de los yihadistas. Ayer, se organizó una simulación con la ayuda de 800 voluntarios, trabajadores habituales que no habían vuelto a pisar el aeródromo desde el día de la masacre. Este ejercicio consistió en poner en marcha una estructura temporal con los habituales mostradores de facturación de maletas y control de pasajeros, destruidos durante los atentados. Al cierre de esta edición todavía se desconocía el resultado de este ensayo, pero los portavoces del aeropuerto ya habían advertido de que una posible luz verde tan sólo permitiría en el corto plazo que Zaventem recuperase el 20% de su actividad habitual en el aeropuerto con mayor flujo de pasajeros del país. El aeropuerto se limitó ayer a anunciar que hoy sus puertas permanecerán cerradas.
Dentro de la cadena de errores cometidos por autoridades belgas ayer conocimos otro capítulo que dará que hablar. Seis días antes de que tuvieran lugar los atentados, el FBI informó a la Policía holandesa de la peligrosidad de los hermanos kamikazes Ibrahim y Khalid el Bakraoui. Según declaró ayer en una comparecencia ante el Parlamento de La Haya el ministro holandés de Justicia, Ard van der Steur, la Policía holandesa se puso al día siguiente en contacto directo con la belga.
No obstante, Bélgica intenta aprender de sus faltas, aunque sea a trompicones. Ayer, La Comisión de Terrorismo del Parlamento Federal se reunió para dar luz verde a tres de las propuestas estrella del Gobierno (de un total de treinta) para luchar contra el yihadismo: un nuevo horario de detenciones y registros de criminales, un cerco mayor al tráfico de armas y una nueva base de datos a la que tengan acceso todos los cuerpos policiales y los organismos involucrados sobre los combatientes extranjeros, los jóvenes que vuelven a suelo europeo tras haber viajado a Siria o Irak y haber sido captados por el Dáesh.
En este ánimo de enmendar errores, quizás uno de los que más había escandalizado a la opinión pública era la prohibición vigente hasta ahora de practicar detenciones desde las nueve de la noche a las cinco de la mañana salvo caso de flagrante delito o de tráfico de estupefacientes. El terrorismo no entraba dentro de estos supuestos. El proyecto de ley aprobado ayer permite las detenciones durante las 24 horas del día en el caso de delitos terroristas y asociación de malhechores siempre que existan indicios serios de posesión de armas prohibidas, explosivos o sustancias peligrosas. Muy probablemente, Salah Abdeslam no se hubiese convertido en el fugitivo más perseguido de Europa durante cuatro meses si esta ley hubiese existido antes. El propio ministro de Justicia, Koen Geen, reconoció que la Policía había localizado a Abdeslam dos días después de los atentados de París, en su casa del barrio de Molenbeek, pero el respeto escrupuloso de la ley propició su fuga.
La Comisión de Terrorismo de la Cámara aprobó ayer este proyecto de ley por unanimidad, pero la batalla política y las acusaciones mutuas entre los diferentes organismos belgas siguen. Este pasado lunes, la Fiscalía liberó a Fayçal Cheffou, el principal sospechoso hasta el momento e identificado por los medios belgas como «el hombre del sombrero», huido del aeropuerto tras no explotar su carga de explosivos y todavía en fua. Las autoridades han pedido la colaboración de la ciudadanía y según anunció ayer la Policía belga, han recibido 51 alertas de personas que dan pistas sobre el hombre más buscado.
Por su parte, el abogado de Cheffou asegura que éste se ha declarado inocente ante el juez y en contra del Dáesh. Algo que contrasta con la queja efectuada por el alcalde de Bruselas, Yvan Mayeur, que denunció el pasado mes a septiembre a Cheffou por intentar reclutar yihadistas entre los refugiados llegados a Bruselas sin que la Justicia hiciera nada. Su liberación tampoco es compartida por el alcalde. El penalista belga Xavier Magnée explica a LA RAZÓN que el reclutamiento para fines terroristas está contemplado por el Código Penal belga y que corresponde al juez instructor interpretar si las acusaciones son «serias». En caso de riesgo dereincidir en el delito o sospechas fundadas que la persona es autora o cómplice también debe ser el juez el que dictamine prisión.
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