Guerra en Ucrania
El G-7 escenifica la soledad de Putin
Los líderes de Estados Unidos, Francia, Reino Unido, Italia, Alemania, Canadá y Japón, reunidos en Bruselas, escenificaron el aislamiento actual de Rusia a nivel internacional.
Los líderes de Estados Unidos, Francia, Reino Unido, Italia, Alemania, Canadá y Japón, reunidos en Bruselas, escenificaron el aislamiento actual de Rusia a nivel internacional. El sillón que debía ocupar Vladimir Putin quedará vacío como símbolo del rechazo que ha suscitado su anexión de la península de Crimea y su implicación en la crisis de Ucrania. Un detalle con carga de profundidad que esperan que sirva de nuevo aviso a Moscú, al que nunca han cerrado la puerta de una solución negociada. Quizá por ello optaron ayer por renunciar a incrementar el nivel de sanciones y apostaron por mantener la vía diplomática. Así lo explicó el presidente del Consejo Europeo, Herman Van Rompuy, en una rueda de prensa previa a la reunión oficial del G-7, que por primera vez se celebra en Bruselas. De hecho, esta cita debería haberse producido en Sochi (Rusia), con el presidente ruso, Vladimir Putin, como anfitrión, pero la anexión unilateral de Crimea obligó a los líderes del grupo a tomar la decisión de suspenderla en el mes de marzo. Desde entonces, la elección de Petro Porochenko como presidente en las elecciones presidenciales del 25 de mayo en Ucrania, así como la retirada parcial de las tropas rusas de las proximidades de la frontera ucraniana, han alentado la posibilidad de encontrar una solución negociada.
«Instamos a Rusia a cooperar con el presidente electo y legítimo y a contribuir activamente a los esfuerzos para rebajar las tensiones, retirando sus tropas de la frontera, utilizando su influencia sobre los separatistas armados en el este de Ucrania para frenar sus acciones ilegales y lograr su desarme y previniendo el cruce de la frontera de milicianos armados y armas», señaló Van Rompuy. «En este momento, consideramos que tenemos posibilidades políticas y diplomáticas para ver si Rusia está dispuesta a comprometerse más y detener la desestabilización en Ucrania», dijo el presidente del Consejo, Van Rompuy. «Es una evaluación que hacemos de forma regular, pero en este momento sólo continuamos los preparativos [de las sanciones]», añadió, aunque dejó claro que «la crisis de Ucrania y la actuación de Rusia son los verdaderos motivos» de esta cumbre, y «el objetivo de las potencias occidentales es hacer ver a Moscú que su comportamiento tiene un coste».
En el mismo sentido se pronunció después la canciller alemana, Angela Merkel, quien se mostró dispuesta a negociar con Putin, aunque advirtió de que las sanciones económicas –la llamada «fase tres»– siguen sobre la mesa del Consejo. Los líderes de los siete socios quieren «continuar las conversaciones con Rusia sobre las medidas necesarias», pese a haber suspendido a Rusia del G-8, afirmó la canciller germana. Sin embargo, esto no quita que, «si nada sirve, habrá más sanciones en el horizonte», sostuvo Merkel, la única de los líderes que hizo declaraciones a la entrada del encuentro.
La maquinaria diplomática internacional se hará sentir también mañana, pues Putin asistirá a los actos de conmemoración del desembarco de Normandía (Francia), donde tiene previsto reunirse con los líderes de Alemania, Reino Unido y Francia, aunque no con el presidente de Estados Unidos, Barack Obama. «La conversación más importante tiene que producirse entre Rusia y Kiev. Creemos que es importante que haya ese tipo de diálogo», dijo el consejero adjunto de Seguridad Nacional, Ben Rhodes. El presidente del Consejo Europeo aclaró que la pregunta de si Rusia puede volver al G-8 y cuándo es «todavía prematura». «Serán los líderes del G-7 los que decidan cuándo, si Rusia ha cambiado suficientemente el curso [del comportamiento hacia Ucrania] y si el clima ha vuelto al punto en que las ocho mayores potencias pueden mantener conversaciones con significado», agregó.
Contra una guerra del gas
Por su parte, el presidente de la Comisión, José Manuel Durao Barroso, anunció que la Unión Europea está preparada para organizar en Bruselas un comité de alto nivel de coordinación de donantes a principios de julio y una «conferencia internacional antes de fin de año» en favor de Ucrania. «De esta cumbre espero que se muestre unidad con respecto a Ucrania, a fin de maximizar el impacto de nuestras acciones», dijo Barroso. Mientras tanto, los líderes del G-7 también presionaron para que Moscú y Kiev no caigan en una guerra del gas. «La energía no debe usarse como arma política. El G-7 debe ser firme y animar a Rusia a deponer esta arma», dijo Barroso.
La jornada de hoy se dedicará a analizar la economía y el comercio internacionales, la situación de seguridad y de dependencia energética de algunos países occidentales respecto a las importaciones de gas y otros combustibles de Rusia, así como las medidas a tomar en la lucha contra el cambio climático.
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