Parlamento Europeo
El nuevo presidente de la Eurocámara, David Sassoli, denuncia la “degeneración nacionalista”
El eurodiputado ocupará el cargo dos años y medio antes de ser relevado por un popular
El Parlamento Europeo designa al italiano David Sassoli como su nuevo presidente. La candidata a la Comisión, Ursula Von der Leyen, viaja a Estrasburgo para limar asperezas con los eurodiputados que han visto reducida su autonomía.
En plena resaca de las designación de los altos cargos europeos, la Eurocámara retomó ayer el primer pleno de su nueva legislatura con la elección del presidente de la Cámara. Una carrera entre cuatro aspirantes y un claro favorito, el socialdemócrata italiano David Sassoli, que necesitó, sin embargo, una segunda vuelta para convertirse en el sucesor de su compatriota Antonio Tajani al sumar 345 votos, once por encima de la mayoría absoluta de los votos válidos emitidos. Florentino de 63 años y eurodiputado desde 2009, el nuevo responsable del Parlamento Europeo (PE) ejerció el periodismo durante 30 años antes de dar el salto a la política.
En segundo lugar quedó el candidato de los Conservadores y Reformistas (ECR), el euroescéptico checo Jan Zahradil, con 160 votos; seguido de la colíder de Los Verdes europeos, la alemana Ska Keller, con 119 y de la española de Unidas Podemos Sira Rego, que sumó 43 apoyos.
En su primer discurso tras su elección, Sassoli hizo una fuerte defensa de los valores sobre los que se ha construido el proyecto europeo y prometió convertir la «Eurocámara en la casa de la democracia europea» y se felicitó por el aumento de la presencia de mujeres en la Cámara, que ha pasado de 274 a 302 eurodiputadas, lo que representa el 40,37%.
El diputado del Partido Democrático (PD) no ahorró críticas a los nacionalismos que socavan Europa. «Si somos europeos es también porque estamos enamorados de nuestros países, pero el nacionalismo que se convierte en ideología e idolatría produce virus que estimulan instintos de superioridad y producen conflictos destructivos», denunció Sassoli.
Consciente de que el proyecto europeo se basa en la terrible herencia del nazismo y la Segunda Guerra Mundial, el eurodiputado italiano recordó que «no somos un accidente de la historia, sino los hijos y los nietos de aquellos que consiguieron encontrar el antídoto a aquella degeneración nacionalista que envenenó nuestra historia».
La decisión del Consejo Europeo de ignorar el «spitzenkandidaten» y proponer para presidir la Comisión a la ministra alemana de Defensa, Ursula von der Layen, que no fue candidata para el cargo durante las pasadas elecciones, ha creado un malestar evidente entre los grandes grupos de la Eurocámara, que ven este método puesto en marcha en 2014 como una herramienta para aumentar la legitimidad democrática del complejo sistema de toma de decisión de la UE y paliara así el déficit democrático que le achacan los críticos.
Desde el PPE, el presidente del grupo parlamentario del PPE, Manfred Weber, el gran perdedor del sudoku europeo, creía que «es un acuerdo claro [en el Consejo], pero también una tradición en esta Casa que se respete en las instituciones el equilibrio de poderes», se limitó a decir tras dimitir como «spitzenkandidat» sin confirmar, como se apunta, que podría suceder a Sassoli a mitad de legislatura, dentro de dos años y medio.
Ante la prensa el nuevo presidente del PE no ocultó la sorpresa de ser propuesto como candidato, pero a renglón seguido advirtió de que «yo soy un hombre del Parlamento, no del Consejo. En lo que nos toca, hemos elegido con independencia y autonomía. A partir de aquí habrá un debate para que todos expresen sus opiniones», anunció Sassoli, que instó a clarificar el sistema del «spitzenkandidaten» durante esta legislatura.
Precisamente, para calmar a los eurodiputados, Von der Leyen acudió ayer por la tarde a Estasburgo. Una visita de cortesía a la Eurocámara dos semanas antes de que se someta a una investidura en la que necesita la mayoría absoluta para suceder a Jean Claude Juncker al frente del Ejecutivo comunitario el 1 de noviembre.
Malestar de la Eurocámara
La ministra de Merkel teme sufrir el voto de castigo de los partidos que han visto cómo el Consejo han usurpado su autonomía. La alemana tendrá que someter a votación su nominación en el próximo pleno del Parlamento Europeo previsto para mediados de julio, el 16 o 17 de julio. Von der Leyen se está empleando a fondo para lograr el aval de sus señorías. El reparto de poder del Consejo ha abierto grietas entre los principales grupos políticos y ha dejado a una Eurocámara indecisa sobre esta votación. La ministra de Defensa alemana forma parte del paquete de «top jobs» entre los que figura el liberal Charles Michel (Consejo), Josep Borrell (Alto Representante), Christine Lagarde (BCE). Asimismo, los líderes europeos también acordaron una presidencia de turno entre socialistas y populares en el Parlamento Europeo. Y esta «recomendación» es la que más ampollas ha levantado entre sus señorías. Los eurodiputados critican que el Consejo Europeo se haya excedido en sus competencias y haya interferido en la designación de su presidente.
«Lamentamos que la elección se haya llevado en el marco de un acuerdo en el Consejo y que no se haya respetado la autonomía del Parlamento para llevar a cabo su propio proceso de elección de su presidente o presidenta», denunció el vicepresidente de Los Verdesy portavoz de Catalunya en Comú, Ernest Urtasun.
Sassoli ya sufrió ayer el rechazo de un centenar de diputados de los tres principales partidos de la Eurócamara (populares, socialdemócratas y liberales). El italiano quedó lejos de los 444 votos que, en principio, le garantizarían los diputados de su grupo, la Alianza de Socialistas y Demócratas (S&D), el Partido Popular Europeo (PPE) y los liberales de Renovar Europa. Estos dos últimos grupos ni si quieran presentaron un candidato alternativo a presidir el PE en compensación con el compromiso concebido en Bruselas que concede a los conservadores la Comisión (Von der Leyen) y el BCE (Christine Lagarde) y a los liberales el Consejo (Charles Michel).
En una votación previa, el candidato socialdemócrata logró 325 votos y se quedó a apenas siete de la mayoría absoluta, que se fijó en 332 tras el conteo de votos válidos, que fueron 662 de los 735 emitidos. El checo Zahradil sumó el apoyo de 162 eurodiputados, mientras que la alemana Keller logró 132 y Rego se hizo con 42 votos.
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