Crisis migratoria en Europa
El Mediterráneo, la mayor tumba de inmigrantes ilegales
Casi mil personas fueron rescatadas por los guardacostas en 24 horas y más de 300 siguen a la deriva.
Casi mil personas fueron rescatadas por los guardacostas en 24 horas y más de 300 siguen a la deriva.
El ministro del Interior, Matteo Salvini, es la cara del problema migratorio en el Mediterráneo, y los inmigrantes que se encuentran a la deriva en el mar, son la cruz. Mientras que el vicepresidente italiano viaja a Libia para rechazar la creación de centros de inmigrantes en Europa y defiende que se instalen en el sur del país magrebí, más de 300 inmigrantes continúan en dos embarcaciones y cerca de mil fueron rescatados mientras navegaban a bordo de precarias embarcaciones que pueden colapsar en cualquier momento. Es la radiografía del Mediterráneo Central, una de la vías más transitadas para alcanzar Europa.
«La situación a bordo es insostenible. ¡Es peligroso con el mal tiempo! Necesitamos rápidamente una solución para estas personas, un refugio seguro», describe a través de Twitter el diputado alemán Manuel Sarrazin, que estuvo en el barco de rescate germano «Lifeline», que sigue a la deriva por sexto día consecutivo con más de 230 migrantes a bordo tras la negativa de Malta e Italia de permitirles atracar en sus puertos. La situación se deteriora cada vez más y está en peligro la vida, tanto de los rescatados como de la tripulación alemana. Por el momento, han recibido alimentos de la organización de rescate marítima Sea Watch, según ha podido saber LA RAZÓN.
Pero no son los únicos. Casi 1.000 migrantes fueron rescatados el domingo cerca de las costas libias cuando intentaban cruzar el Mediterráneo para llegar a Europa, indicó ayer la Armada libia, encargada de gestionar el tráfico marítimo desde el sábado, cuando Italia tomó la decisión de poner fin a su coordinación en aguas internacionales.
Libia es un país de tránsito hacia las costas europeas utilizado por miles de migrantes africanos. Sin embargo, se ha convertido en una cárcel de tortura, según han contado varios protagonistas que viajaban en el «Aquarius» a este medio y constantan varios informes publicados por organiaciones internacionales.
El drama en las aguas del Mediterráneo Central no cesa y se ha visto agravado por la decisión de Italia y Malta de cerrar sus puertos. Si la Unión Europea no acude a cubrir lo que desde hace tiempo es una emergencia, este mar, que se ha cobrado la vida de 16.000 personas desde 2014, amenaza con convertirse en un cementerio mucho más gigante de lo que ya lo es.
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