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«El país está devastado y habrá que empezar de cero»

Más de 10.000 fallecidos tras el paso del tifón «Yolanda» por las costas del aquipiélago. Decenas de ciudades están destruidas y aisladas sin poder recibir auxilio exterior. «El país está devastado y habrá que empezar de cero», relata Cruz Roja a LA RAZÓN

Un matrimonio con su bebé en la casa devastada por el tifón
Un matrimonio con su bebé en la casa devastada por el tifónlarazon

Más de 10.000 fallecidos tras el paso del tifón «Yolanda» por las costas del aquipiélago. Decenas de ciudades están destruidas y aisladas sin poder recibir auxilio exterior. «El país está devastado y habrá que empezar de cero», relata Cruz Roja a LA RAZÓN

Un país arrasado. Filipinas amaneció ayer en silencio. Tan sólo un viento residual inundaba el archipiélago. Los efectos que ha causado el pasó del «Supertifón Yolanda» por la costa este del país son demoledores. Las cifras hablan por sí solas: 10.000 fallecido según la Policía local, arrasado el 80 por ciento de las ciudades más afectadas, 300.000 personas desplazadas... Los vientos, que alcanzaron en algunos momentos los 400 kilómetros por hora, no dejaron nada en pie a su paso, las carreteras son intrasitables, de las viviendas ya sólo quedan escombros y todos los sistemas de comunicaciones se han caído. Los filipinos están acostumbrados a este tipo de fenómenos naturales, pero en esta ocasión, lo que ha ocurrido es que debido a los fuertes vientos del ciclón, el agua del nivel del mar aumentó en más de seis metros, lo que provocó los mismos efectos que un tsunami. Las escalofriantes cifras de fallecidos se deben en su mayoría a ciudadanos que fueron alcanzados por la subida del mar y se ahogaron. «Se están viviendo momentos muy duros. Hemos estado incomunicados durante mucho tiempo y ahora, los supervivientes, lo que tenemos es un gran deseo de ayudar. Todo el mundo está siendo solidario», explica a LA RAZÓN desde Manila Roger Alonso, miembro de Cruz Roja. Aunque los latigazos de «Yolanda» no tuvieron la misma intensidad en la capital filipina, Alonso vivió en primera persona sus zarpazos. «El viento golpeaba muy fuerte en las ventanas. Yo vivo en un piso número veinte y las embestidas eran muy fuertes», confiesa.

Ahora, todos los ciudadanos se centran en las labores de ayuda a los supervivientes «que vagan por las calles en busca de alimentos», asegura el representante de la Cruz Roja. Una de las ciudades que ha quedado reducida a escombros es Tacloban, donde residen 178.000 filipinos, y cuyas calles han desaparecido bajo el agua. Al oeste, en Baco, el 80 por ciento de las infraestructuras han desaparecido, mientras que en la provincia de Samar hay más de 2.000 desaparecidos. Con otros puntos del país como Guiuan todavía no se ha podido establecer comunicación, por lo que se desconoce el estado de sus habitantes. «No ha quedado ni una sola estructura en pie desde la línea de la playa hasta un kilómetro en el interior del país», aseguró el ministro de interior, Manuel Roxas. Por su parte, el presidente del país, Benigno Aquino, responsabilizó a las autoridades locales de «no haberse prevenido mejor» del tifón. «La logística en este país es complicada de por sí, por lo que ahora imagínate. Hay que empezar de cero. Volver a restaurar todas las comunicaciones. Por ejemplo, la torre de control del aeropuerto se ha caído y las carreteras son intransitables», analiza Alonso. De hecho, el envío de ayuda está resultando harto complicado ya que las organizaciones no encuentran el modo de hacer llegar mantas, agua, comida, ni tiendas de campaña a los supervivientes. «Es fundamental llegar enseguida, antes de que empiecen a producirse problemas sanitarios», analiza el cooperante. De hecho, ya han comenzado los saqueos en los supermercados que permanecen en pie. Además, teniendo en cuenta, que los ciudadanos de las poblaciones más dañadas se dedican principalmente a la agricultura y la pesca, la velocidad de recuperación será muy lenta. Además, al entrar el agua salada del mar a tierra, la mayoría de las tierras de cultivo han quedado completamente anuladas. Desde el Ministerio de Bienestar Social y Desarrollo sí se apuntó ayer que 487.000 personas se encuentran repartidas en 2.467 centros de evacuación.

«Yolanda» se dirige ahora a Vietnam, donde más de 600.000 personas han sido evacuadas de la zona por la que previsiblemente aterrizará el peligroso ciclón. A su paso por Taiwán ya ha causado ocho víctimas mortales.