Argentina

El peronismo pierde su principal feudo electoral

La histórica derrota oficialista en la provincia de Buenos Aires no se producía desde 1983 y abre las puertas del cambio

Simpatizantes de Scioli abandonan el centro electoral de Buenos Aires con una clara sensación de desánimo
Simpatizantes de Scioli abandonan el centro electoral de Buenos Aires con una clara sensación de desánimolarazon

Hace 70 años partieron desde lo profundo de la provincia de Buenos Aires miles de trabajadores rumbo a la histórica Plaza de Mayo para pedir, y lograr, la liberación del entonces coronel Juan Domingo Perón. Aquella fue la primera manifestación masiva en favor de quien sería tres veces presidente argentino y el principal líder político del país. A partir de ese momento ese distrito, el más poblado y poderoso económicamente de la nación, fue señalado como el gran bastión electoral del peronismo. Sólo una vez, el 30 de octubre de 1983, un dirigente ajeno a esa tradición política local, el médico radical Alejandro Armendáriz, llegó a la gobernación de la mano de Raúl Alfonsín, el primer presidente electo tras siete años de dictadura militar. Cuatro años después, el peronismo retomó el poderío provincial, que perdió otra vez este domingo a manos de María Eugenia Vidal, la candidata del espacio Cambiemos.

Vidal, de 42 años, licenciada en Ciencia Política por la Universidad Católica Argentina (UCA) y experta en Relaciones Internacionales, fue promovida como candidata a la gobernación tras ocupar durante los últimos cuatro años el cargo de vicejefa de Gobierno de la ciudad de Buenos Aires acompañando a Mauricio Macri, el aspirante a la Presidencia que finalizó segundo en las elecciones nacionales y forzó una segunda vuelta con el oficialista Daniel Scioli, prevista para el 22 de noviembre próximo.

El triunfo de Vidal, sorpresivo para la gran mayoría de los argentinos, ha provocado un seísmo interno en el peronismo, que llevó como candidato al jefe de gabinete de ministros del Gobierno de Cristina Kirchner, Aníbal Fernández. La dirigente de Cambiemos logró el 39,49% de los votos, mientras que el aspirante peronista llegó al 35,18%. Vidal no sólo derrotó a Fernández, sino que obtuvo más adhesiones que el propio Macri (447.337) y que Scioli (59.414), ambos en la pelea por la Presidencia. El peronismo se impuso en la mayoría de los distritos bonaerense, pero perdió en los más populosos, allí donde radicó históricamente su voto: las extensas barriadas, muchas de ellas edificadas con chapas y maderas endebles, sobre piso de tierra y con escaso acceso a los servicios básicos de agua potable, gas y luz. «Como se dice en la política argentina, los peronistas se pasaron una factura interna», evaluó Diego Reynoso, doctor en Ciencia Política por la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (Flacso) de México. Aníbal Fernández se había impuesto claramente en las elecciones primarias del oficialismo, realizadas el pasado 9 de agosto, a Julián Domínguez, que contaba con el aval político de Scioli y de buena parte de los intendentes bonaerenses, conocidos en la política local como «los barones» por el poder económico y social que suelen representar. La suma de los votos conseguidos por ambos candidatos en la disputa interna alcanzó el 40,34%, un 5% menos a los obtenidos por Fernández en soledad este domingo. Doce horas después de conocer su derrota, Fernández enfrentó ayer a la Prensa y responsabilizó de la caída al «fuego amigo» por parte de dirigentes peronistas a los que no puso nombre. Según dejaron trascender sus allegados, varios intendentes entregaron a sus votantes la boleta partidaria, pero sin la opción de elegir al candidato a gobernador. «Hay muchos conflictos territoriales en el peronismo», agregó Reynoso.

Para Lorena Moscovich, doctora en Ciencias Sociales por la Universidad de Buenos Aires, «los dirigentes locales defendieron sus posiciones, por ese motivo el corte de boleta fue tan alto», y hasta se puede observar electores que prefirieron a Scioli para la Presidencia, pero tomaron como propia la candidatura de Vidal, a quien Fernández había recomendado durante la campaña política que adquiriera un GPS para conocer la provincia. Scioli lleva ocho años como gobernador de Buenos Aires. La derrota del peronismo allí es vista por los analistas como propia, pese a que se impuso en los comicios presidenciales. Si llega a triunfar en la segunda vuelta, Macri y su partido PRO, que integra la coalición Cambiemos, administrará la provincia de Buenos Aires, pero también la capital argentina y el Gobierno nacional, un hecho inédito en la democracia moderna argentina. Setenta años después de aquella histórica movilización que erigió como líder a Juan Domingo Perón, la provincia de Buenos, la tierra de la que surgió el mito político, será gobernada por un postulante no peronista.