Delincuencia
El punto de mira del yihadista: matar con armas de fogueo
Reportaje / La amenaza terrorista. Son el futuro arsenal de «actores solitarios». Su adquisición es sencilla, su precio asequible y una pequeña manipulación las convierte en reales. Los turcos han conseguido imitarlas a la perfección
Son el futuro arsenal de «actores solitarios». Su adquisición es sencilla, su precio asequible y una pequeña manipulación las convierte en reales. Los turcos han conseguido imitarlas a la perfección
Todos los medios que se pongan para luchar contra el terrorismo son pocos ya que los delincuentes se valen de cualquier sistema para tratar de conseguir sus fines, como armas que en apariencia no constituyen gran peligro, pero que se pueden convertir en utensilios que provoquen decenas de muertos. Los yihadistas que operan como «actores solitarios», como el de Londres, (y por supuesto los que forman parte de células) tienen en las armas detonadoras, mal llamadas de «fogueo», un arsenal en potencia que, al menos hasta ahora, eran de fácil adquisición, incluso vía internet, y a un precio asequible. Los fabricantes utilizan materiales iguales al de las convencionales, lo que las convierte en fáciles de manipular para ser reconvertidas. Se cita el caso de la firma turca Zoraki, que elabora pistolas que por su apariencia, peso y demás características las hacen difícilmente diferenciables de las reales. Expertos en la materia consultados por LA RAZÓN consideran que se debería articular una reglamentación muy restrictiva y, llegado el caso, la prohibición en determinados supuestos, ya que la experiencia demuestra que las detonadoras, modificadas o no, son utilizadas en numerosos actos delictivos, incluidos los terroristas.
El Parlamento Europeo acaba de aprobar una directiva pero, según los propios ponentes del texto, se ha quedado muy corta y «se ha perdido una gran oportunidad». Las armas detonadoras, en lo que respecta a España, están definidas en el actual Reglamento como aquéllas destinadas a la percusión de cartuchos sin proyectil; provocar un efecto sonoro y que por sus características esté excluida para poder disparar. Los mismos expertos subrayan que las marcas de pistolas detonadoras más vendidas en España son las más fáciles de manipular.
La Guardia Civil ha realizado desde 2007 un total de 2.333 informes sobre detonadoras modificadas. Otro dato: el 41% de los hechos delictivos cometidos con armas de fuego lo son con armas detonadoras, pero hay que tener en cuenta que del 59% restante, sólo en el 32% está probado que se hayan cometido con armas de fuego real, por lo que hay un 27% sin esclarecer que pueden haber sido cometidos con detonadoras modificadas. Asimismo, un 25% de los que compraron armas detonadoras tenían antecedentes penales, la mayoría por delitos contra el patrimonio. «La adquisición es de lo más sencilla», agregan las fuentes. Los datos del comprador, que sólo tiene que acreditar ser mayor de edad y mostrar su DNI, así como los del arma objeto de la venta, han de ser anotados en un libro que debe obrar a tal efecto en los establecimientos que realicen este tipo de transacciones, para llevar un control administrativo de las mismas. Todas las armerías y los establecimientos de venta de material deportivo que cumplan los requisitos fiscales oportunos podrán dedicarse a la venta de armas detonadoras, sin más requisito que dar conocimiento previo de ello a la Intervención de Armas de la Guardia Civil que por demarcación le corresponda.
Pero, ¿cuál es la problemática? Este tipo de armas tiene un sistema de funcionamiento prácticamente igual que las armas a las que imitan, ya que están concebidas para percutir un cartucho sin proyectil que genere efectos sonoros. El cañón que se monta es de ánima lisa en vez de estriado (como el de las armas de fuego) además de estrechar el mismo dotándolo de un deflector en forma de cruz que impide que se use cartuchos con proyectil, al tiempo que retiene los gases expulsados, lo que evita el automatismo del arma. El primer problema que se plantea es que su aspecto externo es exactamente igual que la de un arma de fuego real, ya que no llevan ningún distintivo o dispositivo externo que las diferencie, debido a lo cual son usadas habitualmente por delincuentes comunes para la comisión de hechos delictivos, especialmente robos con intimidación. En segundo lugar, hay que destacar que se han constatado casos en los que se han producido lesiones graves, pudiendo producir la muerte al disparar un arma detonadora sin manipular a cañón tocante en ciertas partes vitales del cuerpo. Es decir, se dispara el arma con un cartucho de fogueo apoyando el cañón en partes sensibles del cuerpo. También sin manipular y si se inserta algún tipo de proyectil como puede ser una bola de acero en la boca del cañón, los gases de la detonación son capaces de impulsar el proyectil con gran violencia y efectos devastadores. En algunos casos, como ha probado el laboratorio del Servicio de Criminalística de la Guardia Civil, se logra una penetración de 148 milímetros en un material similar al tejido humano.
El aspecto más preocupante es la facilidad con la que pueden ser manipuladas para poder disparar cartuchos de fuego real. Basta un simple taladro o fresa, actuar sobre el cañón o extraer el deflector del interior con un destornillador. Ya se pueden disparar cartuchos de fogueo a los que se les dota de una esfera u otra pieza metálica. Existe otra posibilidad y es la de, una vez realizadas las maniobras de extracción, introducir un nuevo cañón, lógicamente de un calibre menor pero con el alma rayada, con lo cual se dispone a todos los efectos de un arma de fuego real.
900 armas intervenidas
En los últimos años, la Benemérita, en colaboración con otras Fuerzas de Seguridad europeas, ha realizado una serie de operaciones para evitar la proliferación de este tipo de artilugios. Coordinados por Europol, e impulsadas por España, que tiene atribuido el liderazgo del EMPACT- Firearms (una plataforma encargada de la coordinación en materia de lucha contra el tráfico ilícito de armas de fuego a nivel europeo), se han llevado a cabo sólo desde mayo de 2016 cuatro grandes operaciones que han dado como resultado la detención de más de 300 personas en toda Europa y la intervención de más de 900 armas modificadas y 40.000 cartuchos de diversos calibres.
Para tratar de combatir esta amenaza, el pleno del Parlamento Europeo aprobó una reforma sobre la actual directiva de adquisición y tenencia de armas, que incluye cambios sobre el control de las de fogueo (detonadoras). La nueva normativa permitirá aumentar el control sobre las detonadoras, como las usadas en teatro y televisión, ya que hasta ahora no entraban en la legislación comunitaria y podían adquirirse libremente. El comisario europeo de Seguridad, Julian King, recordó que los yihadistas que atacaron la redacción de la revista «Charlie Hebdo» habían usado ese tipo de armas de fogueo, trucadas para volver a hacerlas efectivas. La nueva directiva conlleva un aumento del control sobre estas armas, que tendrán que aparecer en un registro en la misma categoría a la que pertenecían las originales. Además, se prohíbe la adquisición civil de varios tipos de armas semiautomáticas con cargador y se restringe la adquisición de las armas más peligrosas empleadas en competiciones deportivas.
Talleres en España
La «Operación Bosphorus» es la más importante llevada a cabo contra la proliferación de armas detonadoras modificadas. Participaron cuerpos policiales de toda Europa, con el apoyo de Europol, y liderada por el Servicio de Información de la Guardia Civil. Se logró identificar a personas que compraban las armas en el Este de Europa y que manipulaban para poder hacer fuego real. Fueron desmantelados cuatro talleres clandestinos sólo en España, detenidas 245 personas (46 en España) e intervenidas 664 armas de fuego (247 en nuestro país) y 33.000 cartuchos metálicos (23.000 en España).
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